El rumor del vacío: aproximaciones a la escritura de Edmond Jabès

 

Hay una posible explicación para pensar la escritura de Edmond Jabès. La razón fundamental es que sus textos no pueden adecuarse a ningún tipo de género. Esa disposición de su escritura es un ejemplo de lo que Mauirce Blanchot menciona como la discontinuidad de la búsqueda. La tradición occidental ha generado una capacidad narrativa centrada en la continuidad. El conocimiento en general es producido, en un fluir ininterrumpido donde hay, en principio, una hipótesis y al final un resultado, o cualquier otra estructura poética. La mirada de Jabès es al mismo tiempo poética e hipotética, pero lo es a su manera. Paradójicamente la suma de sus libros es un solo texto compuesto de fragmentos. Esta condición no proviene sólo de la vanguardia literaria donde se formó, su apuesta retoma la inspiración de la tradición judía y toda su concepción sobre las posibilidades metafísicas de la palabra.

 

De entrada, podríamos decir que frente a la modernidad prefiere la tradición, frente a un mundo civilizado por la ciencia prefiere el eco de la sabiduría en sus raíces más próximas y frente a lo dicho prefiere el rumor. Recupera esas voces olvidadas que pareciera hablan de manera aforística y fragmentaria.   El discurso civilizatorio sustentado en la ciencia nos ha dado lo continuo. Ha sido este saber quién ha determinado lo que sabemos de lo que no sabemos.

 

La manera de acercarse científicamente a lo desconocido se ha justificado a través de un método lógico, construyendo los límites del saber a partir de un discurso. En el fondo la ciencia no pone en juego nada de lo que conocemos o de lo que dejamos de conocer, más bien construye un saber que legitima ciertas narraciones y por supuesto ciertas poéticas. A diferencia de esto Jabès propone una forma discursiva hipotética que evoca de tanto en tanto aquello de lo no-conocido, la orilla del misterio.

 

Desde la escritura de Edmond Jabès Parece ser que nuestra relación epistemológica con la realidad puede reproducirse de una manera diferente. Ya sea la continuidad o la discontinuidad, las dos maneras de conocer tienen sus límites. La diferencia estriba que la ciencia y su continuidad no supone el misterio, su trabajo apunta hacia lo desconocido.

 

Lo discontinuo y su relación con el misterio permiten una lectura alterna de lo real. Sólo a través de esa fragmentariedad es que podemos acceder a la sabiduría de los antiguos rabinos y de los textos sagrados. La poesía de Jabès recupera esa incertidumbre inquietante de lo fragmentario, lo discontinuo en cuanto posibilidad para la disolución del mundo aparente y apertura a un atisbo de un saber intuido en las orillas de lo eterno. 

 

Misterio y desconocimiento no son lo mismo. Ante el primero existe una actitud de aceptación o de rechazo. Ante el segundo, una actitud entusiasta por hallar explicación.

 

La discontinuidad mencionada por  Blanchot se presenta como otro parámetro de lo real, Vista así,  abre las expectativas de un discurso poético que trata de comprender esas cosas que a menudo no tienen explicación y se presentan, en la experiencia humana, raras veces. En Jabès la manifestación de lo discontinuo está ligada a su comprensión del mundo, gracias a escritores como él, podemos percibir la plasticidad del lenguaje.

 

Recurriendo a elementos retóricos que sostienen la dificultad unívoca del lenguaje y comprensión argumental, Jabès repara en las grietas de lo que se manifiesta una superficie histórica inquebrantable. Traer ese saber inexacto, erudito, semítico ante condiciones europeas radicales causó un extrañamiento en la escena literaria francesa.

 

Influido tempranamente por el  surrealismo, es fácil encontrar en sus primeras obras una prolongación de la escritura automática. De modo que la interrogación de una realidad (en su caso mental) se adquiere a través de un modelo. Su intento por demostrar la discontinuidad de lo real es del mismo caso que presenta Borges al elaborar sus cuentos. También en él hay una interrogación por la esencia de la realidad, pero no deja de haber una presentación tipográfica y una semántica entendible. En Jabès esto se presenta por medio de una forma retórica que posibilita su introducción, comprensible en palabras. De su tradición judía le proviene el aliento aforístico. En primera intención su escritura es una búsqueda por otorgarle a la palabra toda posible significación cualquiera que esta sea, con la intención de encontrar a través de la poesía los mundos dentro de los mundos. Basta con el siguiente ejemplo para que sea explicito lo anterior. En el libro de las semejanzas escribe:

 

La eternidad es conflicto de semejanzas.

 

El lector tendrá que recurrir a la reflexión para ahondar en una línea que habrá llamado su atención. Las posibilidades interpretativas son cuantiosas. Esa cualidad de condensación del lenguaje le hace un autor que juega con el infinito. Aunque el género de Jabès es difuso, hay una continuidad indirecta cimentada en alguna semejanza con la prosa. La aparición de personajes y eventos predican cierta estructura sólo como un llamado para aproximarse a ese misterio que sólo a través de las sentencias antagónicas puede mostrar la palabra.  La capacidad hermenéutica manifestada en su producción literaria se origina en una pluralidad conceptual.  En efecto, presenta una alternativa posible capaz de poner en duda los abordajes semánticos anteriores de lo real. Su pluralidad de significaciones es de una cualidad esencialmente abstracta. La simultaneidad de los eventos mentales traducidos, -a lo que podría considerarse como sus salmos-, establece la fragmentariedad de la obra.  Por esa razón su obra es fragmentaria - no caótica-. logrando en última instancia la polisemia.

 

Esta fragmentariedad no es caprichosa. Algunos estudiosos de su obra incluyendo a Deleuze por ejemplo suponen en esta condición la evidencia de que su escritura es más cercana a proximidades, trazos, rutas que devienen en efectos más o menos distinguibles. Su poesía dibuja solo aquellas cosas que rumoran, no de aquellas que se pueden establecer criterios empíricos. Las raíces judías de su poesía se hunden en esa capacidad abstracta (no siempre resuelta) que aportó el pensamiento hebreo a occidente.

 

Su libro más importante es sin duda  El libro de las preguntas. Es en esa obra donde culminan todos sus aportes y actitudes literarias. La primera parte del libro.

 

Hombre de ideas y acciones, tiene que emigrar por razones políticas a Francia con la cual ya se había identificado. Desde el Cairo su relación mediada en la distancia con el grupo surrealista, -guiada sin duda por Max Jacob-, posiblemente le indicaba que su segunda patria sería el francés, lengua con la cual en 1970 gana el premio de la crítica, y en 1982 recibe el premio de las artes, de las letras y de las ciencias de la fundación de judaísmo francés. Sin embargo, cuando llega a París contempla con temor que la cultura a la que ha tratado de incorporarse, se desmorona en su interior y no puede más que predecir su fracaso. Confiesa en la entrevista hecha por Marcel Cohen que el sentido que había adquirido por el gusto de Francia  se perdía por falta de distanciamiento y por lo tanto la certeza de terminar un libro también se diluía. Todo acumulado en su memoria, trataba de escribirlo postmortem.

 

Según sus propias palabras, hay en él, un profundo desarraigo con el mundo. Justifica esta disposición diciendo que el escritor requiere de distancia para poseer sus materiales.

 

Se ha dicho que Jabès es un escritor que ha renovado el valor del desierto bajo dos términos. Como una ausencia, y como una posibilidad. Poeta del silencio es aquí donde se advierte su posición con respecto a la literatura. Para entender la palabra, habrá primero que suponer el silencio, como ausencia y como posibilidad, La recuperación de estos elementos es muy cercana a la experiencia de Mallarmé en donde el espacio es la condición que permite la unidad orgánica del texto

 

El desierto es un espacio que se relaciona directamente con la experiencia vital de la ausencia. Aquí el conocimiento tiene un horizonte de comprensión más amplio que el permitido por el conocimiento en general. El vacío, en primera instancia, proporciona incertidumbre del sujeto frente a lo que conoce. Es así como Jabès relaciona el vacío como un principio a posteriori de su vida y su posibilidad en  cuanto al texto. Si agregamos a lo anterior, que en la escuela conoce el catolicismo, sus aspiraciones culturales son francesas. Su ascendencia es italiana y la primera parte de su vida reside en Egipto. la pérdida de la identidad es también una experiencia vital que lo ha llevado a un espacio en blanco, desde donde conoce los límites de su propio ser.

 

En la entrevista de Cohen, Jabès puntualiza que la magnitud del vacío dentro de un texto se puede comprender desde varias vías. Una de ellas es entender el libro como un lugar. En hebreo la palabra lugar tiene cierta analogía con la palabra Dios. Entendiendo a Dios como la nada, caben todas las posibilidades de ser en el libro. El lugar es un espacio en blanco “donde inciden todos los grados entre el esfuerzo del escritor por lograr aparentemente el dominio de la escritura y la realidad contundente del fracaso”.  

 

Hay en la obra de este escritor francés una intención por elaborar una estructura que abdique los límites del libro. Se podría pensar incluso en una actitud metatextual en donde el vacío del texto se enfrenta a su reflejo. Así el libro se libera de sus formas originales y acepta una nueva manera de constelarse.

 

A pesar de las afecciones de su lenguaje Jabès nunca ha dejado de mostrar en sus palabras las expectativas de su propia vida. El aforismo es una manera compleja de proporcionar al hombre un extracto de sabiduría común adquirido a través de la experiencia. Sin esta característica su obra se tornaría una obra que habla del vacío como un elemento sin sentido.   El espacio cambia, la creación y la destrucción miden su fuerza contradictoria. Y el libro se deslinda de los límites que conocemos. Al fondo se oye el rumor del vacío que dice:

 

“Digo soy lo muerte y al momento, yo existo, antes que Dios.

 

¿Rechazar la imagen de Dios no es rechazar la creación?

 

¿Pues dónde estaría la verdad si no es en el espacio ardiente que media entre la letra y la letra?

 

El libro primero se lee fuera de sus límites.”

 

Tal vez todo el ejercicio de la escritura de Edmond Jabes busque, a partir de la discontinuidad, mostrar que la realidad se multiplica infinitamente en un todo ordenado. Desde sus atisbos podemos vislumbrar la sabiduría del vacío que de lo que ha sido creado contradictoriamente.

 

 

 

Carlos Rodríguez

 

Edmond Jabès. Poeta egipcio nacido en El Cairo en 1912.

 

Hijo de una familia judía italiana, recibió una esmerada educación clásica francesa. Empezó a escribir muy joven y viajó a Paris en la década de 1930 donde trabó amistad con Max Jacob quien fue su asesor y su guía.

 

En 1957, a raíz de la expulsión de la población judía por el gobierno egipcio, se radicó definitivamente en Paris, retomó su amistad con algunos intelectuales, y adoptó más tarde, en 1967, la nacionalidad francesa, convirtiéndose en uno de los poetas más influyentes de la posguerra. Recibió el Premio de la Crítica en 1972 y fue nombrado miembro de Legión de Honor en 1986.

 

Entre 1943 y 1985 publicó "Libro de las preguntas", "Libro de Yukel", "Libro de las semejanzas", "Libro de los límites", "Libro de los márgenes" y "Libro de la hospitalidad". Otros títulos suyos son: "Yo construyo mi morada", "La memoria y la mano", "El pequeño libro de la subversión fuera de sospecha", y "Un extranjero con, bajo el brazo, un libro de pequeño formato". Falleció en Paris en el año de 1991.

 

Fuente de biografía: Wikipedia

Fuente de fotografía: abc.es

 

Carlos Alberto Rodríguez Zepeda. Nació en la ciudad de México en 1978. Licenciado en Filosofía por la Universidad la Salle. Realizó estudios de Maestría en Filosofía Social y Maestría en creación y apreciación literaria en Casa Lamm. Tiene una experiencia docente de catorce años, tanto a nivel medio superior como en nivel superior. Actualmente es docente en la UNAM y en la universidad Latina en las carreras de administración, informática y contaduría. Ha impartido las materias de ética en las organizaciones, Teoría del conocimiento, principios y técnicas de investigación, seminario de investigación aplicada, responsabilidad social empresarial, autoconocimiento, autoformación y humanismo y antropología filosófica. Su tesis de maestría en filosofía social se centra en la relación entre filosofía, antropología y poesía en el poema de Muerte sin Fin de José Gorostiza, análisis que involucra la historia política de México, el trabajo de los intelectuales y el ejercicio de la literatura.

 

Como escritor y poeta publicó el libro La vida casi azul editado por anónimo drama ediciones en el año de 2003, en ese mismo año participó en el evento de lecturas emergentes realizado en el zócalo de la ciudad de México. Un ensayo suyo forma parte del libro colectivo Los signos de la Búsqueda, editado por Tierra adentro, libo homenaje a la obra del poeta José Carlos Becerra. También ha publicado algunos ensayos y poemas en diferentes revistas. Pertenece al grupo cultural y literario Cooperativa Mixcóatl, con el que trabaja con distinguidos actores y escritores en la creación y difusión de obras literarias, talleres,  recitales y diálogos escenificados.

 

En el 2009 realizó el diplomado llamado “ una mirada filosófica al discurso literario donde elaboró un trabajo sobre la relación entre Nitzche y Whitman.

 

Fue co-fundador del proyecto comunitario gaceta cultural Sierra de las cruces, 2005-2008 que tenía como intención rescatar la historia oral de las comunidades, las tradiciones, las costumbres y el reconocimiento de los modos de vida de los pueblos originarios del sur poniente de la ciudad de México, proyecto ganador de apoyos delegacionales para su ejecución y difusión. Despertando vivo interés en algunas comunidades por rescatar su memoria a través de documentos y fotografías, manteniendo la memoria colectiva de estos pueblos.

 

Como ponente ha participado en diferentes congresos nacionales e internacionales de filosofía y literatura entre ellos, un trabajo dedicado a los heterónimos de Pessoa y la melancolía de Baudelaire como actitud de resistencia en la ciudad.

 

Participó en el coloquio de poesía y mística realizado en ciudad universitaria de la UNAM en el 2011 con el tema de la enfermedad como vinculo místico en Hector Viel Temperley.

 

Es Investigador del centro de estudios genealógicos para México y América Latina. CEGE, centro de investigación especializado en el desarrollo del método genealógico propuesto por Michel Foucault donde realiza su trabajo sobre las líneas de investigación de terapia filosófica, estudios mesoamericanos, y genealogía de la violencia desarrollando los temas del ejercicio de la imaginación y su relación con las estrategias del lenguaje, las artes de la existencia, las prácticas de sabiduría rastreadas en los griegos y en los pueblos prehispánicos, los artificios del discurso y su relación con la violencia. Una de las nociones rectoras de las investigaciones es descubrir la relación de poder que tiene el sujeto con los otros y la relación de poder que tiene consigo mismo. De ahí el interés por profundizar en las técnicas de sabiduría en los  griegos y en los pueblos prehispánicos rastreando el trabajo de la autoformación a través de sus prácticas.

 

Desarrolló el curso de la metáfora, la analogía y la comparación como herramientas didácticas en el aula, abriendo con este curso una serie de reflexiones en relación al lenguaje y la educación. Bajo esta perspectiva se encuentra elaborando una serie de artículos, analizando el papel de los filósofos sofistas en la Grecia antigua.

 

En el 2015 participó en el libro Sabidurías del mundo y mundos de la sabiduría publicado en Sevilla. con un capítulo dedicado a la sabiduría andina y sus técnicas espirituales.

En 2016 presentó un trabajo titulado poética de la filosofía y filosofía de la poética en las herramientas digitales, dentro del coloquio sobre retórica realizado en la UNAM.

 

Fuente de biografía y fotografía: Carlos A. Rodríguez Z.

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