Union College
Las Aguafuertes porteñas, escritas entre 1928 y 1933 en El Mundo de Buenos Aires, son textos breves; y según González Lanuza, fueron tan populares que se duplicaron las subscripciones los días que aparecieron. (1) David Rock observa que hasta 1930, durante las décadas de prosperidad, aún la gente de clase obrera asistía a la escuela secundaria y el nivel de alfabetización era 93%. Como resultado, se vio una proliferación de periódicos en Argentina. La brevedad de los ensayos los hacía ideales para ser leídos en el tranvía rumbo al trabajo. Además, al considerar el hecho de que los ensayos son "observaciones" de la sociedad porteña, era lógica su atracción para los ciudadanos de la capital argentina. Se podría dejar un análisis del lector para otro estudio; pero al ver los temas de éstos, es posible suponer que Arlt dirigiera sus textos a la clase media porque su enfoque es una crítica de la sociedad predominante. Como comenta Sylvia Saítta, "su mirada sarcástica ante un mundo donde los valores se han perdido, ridiculiza no sólo al comportamiento de cada uno de los tipos porteños, sino que pone en cuestión la organización de todo el sistema sobre el cual está basada la ética social" (64). Aunque concuerdo con esta observación de Saítta, cabe señalar ensayos en que no se los critica a los pobres; Arlt dirige su crítica a la burguesía.
Rock nota que hasta 1930 la gente prosperaba; no obstante, los inmigrantes y la gente obrera no pudieron penetrar las barreras que separan las clases sociales. Aún con título, pocos pudieron cruzar las líneas de clase, y la mayoría de las posiciones políticas y educativas permanecían bajo el control de las élites. (2) Rock nota que la universidad era sólo para los adinerados, y observa que "the cult of 'doctor' lived on in Latin American countries, accepted by all as the capstone of intellectual achievement" (221). Sin embargo, todo el mundo quería dar la impresión de que la riqueza y las apariencias contaban más que la realidad económica. Como James Scobie menciona:
in dress, the tone of prosperity and well-being predominated. Except for those actually performing the rudest or dirtiest of manual labor, the universal uniform of the porteño man was a white shirt with celluloid or starched collar, a dark tie, a hat, and a suit of somber colors. (35)
Así, según Scobie, "beyond the superfical impression of progess, however, it was more difficult for the casual observer to penetrate" (36).
Es posible expandir esta preocupación "obsesionada" de la conformidad con fines de dar la ilusión de prosperidad y de clase social en el análsis de Diana Taylor en cuanto a la formación de la "nación". Taylor asocia esta formación con la representación teatral: "individual and state formation take place, in part, in the visual sphere through a complicated play of looks: looking, being looked at, identification, recognition, mimicry" (30). Esta práctica de participar en una esfera visual conforma con el concepto de la historicidad y la imagen, como sugiere Taylor, "the external image of the desirable is historical and localized" (30). También sugiere que "the performative traditions produce a sense of nation" (30). Así es posible concluir que la tradición de vestirse de una manera con fines de producir una imagen de prosperidad produjo una sociedad en la época, antes de y durante la crisis del 30, en la cual los ciudadanos imitaban a la clase alta y creando un sentido de conformidad que no sólo aceptaba, sino que hacía hincapié en la ideología burguesa y las tradiciones del patriarcado. Son precisamente la aceptación de la superficialidad y la hipocresía lo que ataca Arlt. En las aguafuertes Arlt dirige sus observaciones a "abrir los ojos" de los porteños sobre las idiosincrasias de ese deseo de ser burgués y de la hipocresía que se manifiesta en la sociedad, y claramente simpatiza con los pobres y con el lumpen proletariat. Participante y víctima a la vez de este sistema burgués, y por ende patriarcal, es la mujer.
El enfoque analítico en este trabajo es el rol de la mujer dentro del sistema patriarcal, y la manera en que Arlt lo trata. Además, intento examinar la manera en que el autor hace su crítica de la burguesía a través de la figura femenina. En primer lugar, el sistema patriarcal prescribe dos roles a la mujer: esposa y madre; y cualquier desvío de esta norma se considera problemático. Peter Earle nota que la mujer decimonónica debe ser "pasiva y vulnerable", y esta actitud no había cambiado mucho en la época de Arlt. (3) Taylor nota que:
what mattered was keeping women in patriarchy: dependent and subservient to men during the early twentieth century, Argentine physicians claimed that independent women occupied an entirely separate category: the 'third' sex" (31).
Esta categorización por parte de los médicos sugiere que la mujer independiente es anormal y presenta una amenaza a las tradiciones de la sociedad; bajo las tradiciones del patriarcado, la gente, como nota Taylor, tiene que "cumplir su rol" para mantener la sociedad, y es su deber criar hijos para la nación. Por consiguiente, si pensamos en este rol de la mujer y el deseo por parte de la gente de imitar a la burguesía, la "nación" en la época de los ensayos de Arlt consiste en una sociedad que se presenta como cómoda económicamente, educada, y decente (es decir, una familia con niños). Es precisamente esa la ideología contra la cual Arlt protesta en sus ensayos. Lo que parece ser un ataque contra la mujer está arraigado en un ataque más general, es una crítica fuerte contra todo lo que encarna esa actitud de la mujer "moderna" que toma parte en crear la "nación"; y contra la actitud aparatosa de mujeres en posiciones sociales más humildes que imitan la clase media. Arlt ataca a los ricos y a los obreros que participan en los juegos de "apariencias" o que aspiran a ser más "finos". Sin embargo, hay algunas mujeres que reciben su simpatía; quiero esa examinar esa diferencia.
El hecho de que Arlt presenta a la mujer como protagonista en muchos ensayos lo pone aparte de otros ensayistas. Earle nota que Sarmiento, Rodó y Mariátegui excluyen a la mujer de sus ensayos; y si un ensayista del siglo XIX o XX la incluye, figura como marginada y estereotipada y, como ya he notado arriba, pasiva y vulnerable (81). Según Earle, "the man is up front, directing or deforming things, and the woman is part of the environment. He's the sun; she, the satellite" (93). En contraste, Arlt es distinto porque en sus ensayos abundan las mujeres, y aunque la brevedad de los textos impide un desarrollo psicológico de éstas, cada personaje está exagerado para enfatizar una característica que resulta ser el enfoque del tema de un ensayo particular. Sus mujeres son parte de la estructura social en las aguafuertes.
Teodosio Muñoz Molina observa que algunos lectores "grit their teeth" en reacción contra elementos de misoginia en los textos de Arlt. (4) En estudios más recientes, los críticos analizan los personajes de mujeres en la ficción, y según Beatriz Pastor, se coloca a la mujer de Arlt en cuatro categorías: madre, novia, esposa y suegra, quienes trabajan juntas para atrapar al hombre en el matrimonio. (5) Se trata de una caracterización simplista del personaje femenino. Las de la clase media son educadas, y algunas tienen una posición privilegiada en la sociedad. En su mayor parte a estas mujeres de los ensayos lo que les preocupa es la ropa, la casa, cosas materiales, o el papel de esposa. No obstante, los ensayos presentan otras dimensiones: la mujer figura como parte de la fuerza laboral, en trabajos tradicionales y nuevos, y algunas participan en los sistemas político y económico. Además, en las aguafuertes sus figuras son representaciones simbólicas de la clase social a la que pertenecen.
Naomi Lindstrom y Beatriz Pastor critican el tratamiento de la mujer en la ficción de Arlt y, en su análisis de Hipólita en Los siete locos, Lindstrom utiliza la opinión de Simone de Beauvoir, quien concluye que "the myth has traditionally been used to constrain women to a limited number of fixed roles and images" (165) y ésto es lo que hace Arlt en su novela. Beauvoir afirma que "each of the myths built up around the subject of woman is intended to sum her up in toto" (254). Es posible decir que Arlt crea sus personajes míticos para representar las instituciones que intenta criticar.
Además de los roles sociales que tiene la mujer en Arlt, se ven otras cualidades de comportamiento que ya llevan dos siglos en formación. En el siglo XVIII según Ellen Pollack, la ideología burguesa insiste en que la mujer sea el ícono de la virtud, y cualquier cambio de esa imagen es un desvío. Pollack define los tipos desafiantes "emerging from the middle class myth" como "the coquette, the prude, pedant, cold and superannuated virgin or the old maid" y éstas "served to ratify the naturalness of feminine passivity by demonstrating the futile narcissism of women seeking the prerogative of masculinity" (3). En cierto modo el autor se somete a este "mito" de la mujer. Se ven estos tipos en toda la colección de ensayos, pero siempre se asocia su personalidad y comportamiento con el matrimonio. Además, el hombre se convierte en un ser débil enfrentado a una esposa, suegra, o novia determinada. En estas circunstancias las mujeres son fuertes y manipuladoras. Aunque es posible decir que Arlt trata a la mujer desde una perspectiva patriarcal, se sabe bien que él no concuerda con la ideología burguesa. Así, si desprecia la burguesía, es lógico pensar que tampoco apoya los ideales patriarcales. También hay que tener en cuenta que Arlt promulga derechos para la mujer, derechos negados por el gobierno argentino. En contraste con las actitudes predominantes, no teme a la mujer capaz e independiente. De esa manera, es posible concluir, como ya mencioné, que Arlt está muy consciente de la mitificación burguesa; y lo que hace es utilizar los varios "mitos" para mostrar que las demandas de la sociedad contra la cual escribe la convierten en una entidad peligrosa y desagradable. La culpa no es de la mujer sino de la sociedad.
En conformidad con los tipos mencionados por Pastor, la coqueta es un tipo que aparece en los ensayos, y Arlt mantiene que el acto de coquetear es una diversión aceptable si la pareja reconoce que es un juego. En "Dos comedias: flirt y noviazgo", Arlt define el coqueteo otorgando la palabra a una mujer que le confiesa que coquetea simplemente para divertirse. En este texto la mujer declara su horror frente a la idea del matrimonio, y el hombre manifiesta que no cree en el amor. Arlt duda que puedan evitar convertir el flirteo en una relación seria. El narrador mantiene que los dos se mienten, y critica la superficialidad del coqueteo; además, observa que en el momento en que la relación se convierte en algo serio, la personalidad de los dos personajes se transforma: "una muchacha que era diablona, arriesgada, capaz de hacer travesuras de toda ley, en cuanto 'está de novia' cambia radicalmente, del día a la noche. Se vuelve seria, modosita, y hace un gesto despectivo cuando se habla de chicas que han sido pícaras como ella" (Martínez 185). Y el novio "se transforma en un ente moral, super moral" (185). El escritor se burla de la hipocresía de la gente que, en realidad, juega con la subversión. Si se considera a la mujer coquetona como "subversiva" en términos del comportamiento de la mujer "decente", lo triste según este artículo, es el hecho de que las coquetas no desafían las normas, sino que fingen una falta de interés en el matrimonio para atrapar al hombre. Además, cuando consigue al hombre, niega su comportamiento anterior y lo declara "indecente". Arlt se burla de la hipocresía de la gente que, en realidad, no es sincera en su comportamiento subversivo. Arlt quiere una subversión verdadera, y quiere apoyar a la gente que no intenta casarse ni seguir las normas patriarcales.
Arlt sugiere que es una invención de la pareja dentro de la tradición burguesa ver a la mujer como "santa" y critica la transformación que tiene lugar en el momento del noviazgo. Dice que tanto el hombre como la mujer se convierten en hipócritas, creando ilusiones de ellos como seres puros. Para el hombre, su novia se transforma en "la intangible inmaculada". (Martínez 184-186) Sin embargo, la lívido del hombre lo convierte en alguien que "huele pornografía en las deliberaciones más inocentes" de su novia. Como resultado de los mitos creados por la pareja, los novios se vuelven irreconocibles. Según Arlt, ese tipo de hipocresía resulta en una relación ilusoria y falsa-- receta para un matrimonio miserable. También, este ensayo indica que Arlt intenta despojar la ilusión mítica de la mujer burguesa.
Hay otro tipo de coqueta aún más peligrosa que utiliza el discurso para atrapar al hombre. "El amor en broma" presenta una mujer cuyo coquetear frustra al hombre hasta el punto de querer trasladarse a Europa para escapar de ella. Dicho ensayo es un "mini-drama" en el cual el hombre trata de echar a la mujer de su departamento. "Ella" rehúsa entender sus súplicas. En su manera de hablar, esta mujer desafía las normas del diálogo dentro de lo que se llama el "principio cooperativo" de Grice. Desafiar este principio resulta en una conversación que no tiene sentido. Por ejemplo,
EL: Hace dos horas que tiene que irse. Que le ruego que se vaya. Que deseo que se muera o desaparezca.
ELLA: ¿Y mi título de doctora no vale nada para usted?
y otro ejemplo:
ELLA: Cada vez lo quiero más. Es una monada.
EL: Bueno. ¿Se va o no se va?
ELLA: ¿No quiere almorzar conmigo? (141).
Esta mujer niega la posibilidad de que el hombre no la quiera. Si se compara este ensayo con otros y aún con la ficción (como "Noche terrible"), se supone que el hombre llegará a un punto de frustración en el que se muda o se casa con ella. (6)
La referencia al nivel de educación de esta mujer coincide con su crítica de la burguesía. Parece que Arlt considera la educación universitaria para la mujer burguesa como otro emblema de hipocresía. Otras mujeres, en los ensayos como "Ella", estudian sin interés. La protagonista se refiere a su título de manera que indica que valoriza únicamente el status que le da. En otro, "Mamá, quiero ser artista", la joven estudia en el Conservatorio de Música y sueña con ir a Hollywood. Es una "niña bien" a quien el autor desprecia por "cursi" y por desdeñar la labor manual. El narrador sugiere que "las universidades, año tras año, sustraen una considerable cantidad de individuos al potrero argentino" (63). (7) Palabras fuertes que cuestionan un sistema que sólo privilegia a la mujer burguesa. Arlt critica el hecho de que las mujeres que merecen una educación nunca tengan esa oportunidad, y las que no la merecen, jamás aprecian la posibilidad de desarrollarse intelectualmente.
Esta superficialidad en cuanto a la educación se ve también en la obsesión de vestirse bien, tener coche o exhibir comodidades materiales. Las críticas de Arlt no excluyen a los hombres. En "Tenía sólo un vestido", reprende a los hombres que son los culpables de imponer a la mujer la importancia de las apariencias. Según la conversación entre dos "fulanos" uno dice "yo le tengo horror a las personas inteligentes. Y a las simpáticas". "Piense usted que el vestido, el tapado, los zapatos, son la Mujer". "...una mujer bien vestida es un artículo decorativo, agradable" (173). De esa manera, si vamos a criticar a las mujeres, hay que echarles la culpa a los hombres, y por extensión a la sociedad.
Se ve otro ejemplo de la importancia otorgada a los bienes en "La economía y los reyes" en el cual la mujer coquetea con su marido para conseguir un juguete para el hijo. Utiliza su sexualidad para "seducir" al marido con el fin de convencerlo de que compre un juguete al niño con dinero que necesita para almorzar. Se podría asumir que Arlt concuerda con el sistema patriarcal que teme a la mujer fuerte. Sin embargo, yo sugiero que su tratamiento define a la mujer burguesa, y la mujer manipuladora en Arlt no desafía el sistema patriarcal, sino que lo refuerza por su deseo de mantener su puesto tradicional dentro de la sociedad.
Otros tipos que Pastor define son la novia y la suegra. A menudo el tratamiento de estos personajes en las aguafuertes es negativo; son mujeres manipuladoras cuya única intención es llegar al matrimonio (la madre para su hija, y la hija para sí misma, con el apoyo de su madre). Pastor sugiere que la novia es "el espíritu" y la suegra es "la materia." Dice que "la primera es la pureza e inocencia en estado puro; la segunda, la degradación y corrupción totales. Tanto la madre como la esposa participan de esos extremos, pero sin decantarse nunca totalmente de un lado u otro" (21). A veces es difícil distinguir entre madre e hija, y pienso que esta confusión concuerda con lo que dice Pastor; aunque "el espíritu" y "la materia" son distintos, su meta es la misma. Según Arlt, el hombre no tiene remedio. Puesto que la madre entiende la necesidad de la hija colabora con ella para asegurarle una vida agradable. En varios ensayos, las mujeres discuten las necesidades económicas como la razón primordial por la cual la mujer debe casarse. Arlt presenta una conversación entre mujeres en: "Se casa... ¡o lo mato!" donde una mujer, que supuestamente concuerda con sus ideas, anuncia que las parejas necesitan ser sinceras en su relación. Las otras mujeres que aparecen en el ensayo insisten en que está equivocada porque no se pueden demorar los esfuerzos para llevar al hombre al altar. Una de ellas dice: "a los hombres hay que tratarlos con mano dura" y otra dice que la más sincera corre el peligro de perder a su novio por otra mujer (Martínez 188). Otra vez, son los hombres quienes determinan el comportamiento de la mujer ya que no quieren una mujer sincera.
Este concepto del matrimonio como negocio es parte del sistema patriarcal, y Levi-Strauss describe la tradición de la dote como la base económica del matrimonio que es un acuerdo en el cual la mujer funciona como un objeto de trueque entre hombres. En sus ensayos Arlt adjudica el sistema masculino de intercambio a las mujeres. Eve Sedgwick propone que "large-scale social structures" se basan en un triángulo de poder entre dos hombres (padre y novio) que negocian por la mujer (novia). Este negocio resulta de la relación de poder entre los hombres (25). Arlt invierte esta relación de poder; es el hombre el objeto del trueque entre mujeres. No obstante, aunque las mujeres en Arlt son poderosas, se mantienen dentro del patriarcado y dependen del hombre para sobrevivir.
La mujer pudorosa es otro tipo mencionado por Pastor que aparece en las aguafuertes. En su rol, de novia o suegra, juzga a los que no siguen los estándares tradicionales. Dos ensayos tratan el tema de un hombre que recibe a muchas mujeres en su departamento. "Carta de otra madre" es una protesta de una madre escandalizada que ve a varias mujeres (la más escandalosa es una negra) en el balcón de un vecino; considera que su comportamiento "contamina" la pureza de sus hijas. Dice que "ese caballero parece que se ha propuesto burlarse de todo lo que fundamenta la vida de la familia cristiana y timorata de los mandamientos de Dios". Ella le pide consejo a Arlt quien publica el próximo artículo con el título "Contesta el del balcón". Allí ofrece una lista de sus amigas: una farmacéutica, una dactilógrafa que conoce tres idiomas, una telefonista, una estudiante de derecho, y una poetisa de la Martinica. Concluye diciendo que la gente que me critica forma parte de una cáficla [sic] de hipócritas y bellacos de marca mayor, pecadores empedernidos que no conciben la pureza del proceder, la belleza de esa hermandad entre ambos sexos, la festividad de recibir una amiga y agasajarla. Y después recibir otra, y admirar así, sin medida, esa hermosa obra de arte que resulta a veces la mujer" (Martínez 198).
Para terminar, el hombre presume que estas hijas de la madre deben ser "solteras para toda la vida" (198). Por la consistencia de estas opiniones y su repetición en diversos textos arltianos, podríamos especular que el autor coincide con ellas.
Aunque hay pocos ensayos que defiendan a la mujer, éstos son significativos. En ellos se refleja la caracterización que hace Lindstrom de Hipólita. Se trata de las mujeres humilladas, víctimas también del sistema patriarcal. Las mujeres que Arlt defiende trabajan en ocupaciones humildes sin sueldo adecuado y son marginalizadas por su falta de poder y posición social. Esta mujer no es la "doctora" del ensayo "El amor en broma". Ella necesita trabajar para sobrevivir, es soltera, y la única esperanza que tiene para mejorar sus condiciones económicas es la educación o el matrimonio. Sin embargo, no da señas de ser manipuladora. Como el hombre de la clase obrera es víctima de la burguesía. En "Otra vez la cocinera" Arlt reconoce las habilidades de una cocinera que le escribe. Arlt admira su inteligencia y su agudeza verbal. Dice que ella debe ser escritora y él lamenta su vida entre sartenes y ollas como un desperdicio de talento. Es esta mujer quien se beneficiaría de la educación. En otro ensayo el escritor simpatiza con una mujer que trabaja durante el día y pasa cada noche y los sábados en una clase de inglés, su única "puerta abierta a otro mundo". Aún otro ensayo describe el aislamiento de una mujer en la oficina de correos que está figurativa y literalmente atrapada detrás de las rejas de la ventanilla, trabajando aún los domingos, contemplando una vida sin oportunidades. Con la excepción de algunos clientes, no tiene contacto con otros seres humanos. Sólo se escucha el "tic, tac" del telegrafista que no ve. La repetición de sonidos y el sentido de "pereza" en el texto alude a una vida de trabajo sin esperanzas ni estímulo intelectual.
Con respecto a la esfera política, Arlt ofrece otro aspecto de su apoyo a la mujer. La mujer no consiguió el derecho de votar hasta 1947, y Cynthia Little observa que "male legislators believed that women's suffrage would destroy the home" (246). En "El voto a la mujer" Arlt comenta que la mujer pasa su vida entera bajo el control masculino como hija, esposa y madre, y, por consiguiente, no es otra cosa que una esclava en el sistema patriarcal. En este ensayo, escrito años antes de la legislación que le dio el voto a la mujer en Argentina, Arlt trata de reclama el derecho de la mujer al voto.
Como mencioné antes, aunque cada ensayo sólo enfatiza una característica femenina, al agregar las características de la mujer burguesa, aparece una mujer hipócrita, obsesionada por las apariencias, el dinero y el matrimonio. Es mentirosa, tonta (a pesar de su educación) y es un ente infernal que vive para torturar al hombre. En contraste, las pocas mujeres sinceras, francas e inteligentes son las que Arlt admira, en su mayoría pertenecen a la clase baja y están, como sus contrapartes masculinos, atrapadas en un sistema que humilla y desprecia al inmigrante, al pobre, y al que no puede cruzar las barreras sociales en Argentina.
Creo haber demostrado que la jerarquía porteña adhiere a la práctica burguesa que, según Barthes, cree en "a certain regime of ownership, a certain order, a certain ideology" (137-38). La mitología burguesa se queda en la mera posibilidad de la comodidad material, el matrimonio entre gente "decente" y bella, y la vida feliz para todos. Los ensayos de Arlt destruyen este mito y develan la realidad hipócrita y materialista de la burguesía. Leland alude a Arlt como un crítico "overt in his assault on society's much-touted opportunities" (99). De esa manera, la mujer figura como víctima de una creación mítica que exige un comportamiento imposible, y que la atrapa en reglas de conformidad que la transforman en una figura monstruosa o patética. En conclusión, la mujer es simplemente una de las varias herramientas que el autor utiliza para advertir a los lectores de los peligros de su pensamiento y conducta. Es el medio por el cual Arlt critica la ideología burguesa.
Notas
Eduardo González Lanuza, Roberto Arlt. (Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1988).
David Rock. Argentina in the Twentieth Century. (Pittsburgh: U of Pittsburgh Press, 1975).
Peter Earle, "El ensayo hispanoamericano como experiencia literaria." En El ensayo y la crítica literaria en Iberoamérica, eds. Kurt L. Levy and Keith Ellis (Toronto: University of Toronto, 1970). 81
Teodosio Muñoz Molina, "Estudio preliminar y notas", El jorobadito, por Roberto Arlt. (Buenos Aires: Espacio Editorial, 1993).
Beatriz Pastor, Roberto Arlt y la rebelión alienada. (Gaithersburg, MD: Hispamérica, 1980).
Roberto Arlt. El jorobadito. Teodosio Muñoz Molina, ed. Buenos Aires: Espacio Editorial, 1993.
De Muchachas de Buenos Aires: aguafuertes porteñas. (Buenos Aires: Edicom, 1969).
Victoria Martínez. Profesora catedrática en Union College en Schenectady, New York. He publicado varios artículos académicos y he presentado en congresos en los Estados Unidos y en varios países. He publicado un libro sobre los aguafuertes porteños de Roberto Arlt, The Semiotics of a Bourgeois Society, una edición bilingüe de obras teatrales de la dramaturga argentina, Diana Raznovich, co-editada con Diana Taylor (Defiant Acts/Actos Desafiantes), y una colección de teatro sobre el feminicidio en Ciudad Juarez co-editada con Enrique Mijares (Hotel Juárez: Dramaturgia de Feminicidios).
Biografía y fotografía proporcionadas por el autor
Roberto Arlt nació en Buenos Aires en 1900 y es uno de los autores que abrió un nuevo camino en la estética literaria argentina. Sus obras más importantes, «El juguete rabioso», «Los lanzallamas» y «Los siete locos» presentaron una innovador labor narrativa y le sirvieron para incorporarse de forma rotunda a la escena literaria del país. También desarrolló su labor periodística en diversos medios de la época, donde no sólo publicó columnas en las que reflexionaba sobre la realidad política y social de la época, sino también relatos, los cuales se encontraban muy enlazados con la problemática social de la época. Posteriormente publicó «El jorobadito», un libro en el que reunió la mayor parte de estos cuentos y relatos y «Aguafuertes», que presenta algunos de sus textos periodísticos más importantes. Arlt fue también dramaturgo y en esta faceta también se destacó ya que, a diferencia de otros autores de teatro de la época, pese a decantarse por un lenguaje coloquial lo bañó de tintes expresionistas y algo de fantasía, lo que otorgó a sus obras un carácter vanguardista que linda con lo grotesco.
Arlt fue hijo de dos inmigrantes europeos de clase humilde con quienes pasó sus primeros años de vida. No obstante, durante su adolescencia abandonó el hogar paterno porque las peleas con su progenitor hicieron incompatible la convivencia entre ambos. Su situación económica le impidió cursar estudios formales porque tuvo que comenzar a ganarse la vida desde muy chico; sin embargo, su pasión por la literatura y la lectura era tan profunda que decidió autoeducarse: frecuentaba las bibliotecas de su barrio donde leía a los grandes de la literatura y el periodismo, y mientras tanto ensayaba oficios con los que se sentía a gusto: de librero, mecánico, periodista. Entre sus autores preferidos solía citar a Kipling, Verne, Conrad y Stevenson.
«El juguete rabioso», «Los lanzallamas», «El amor brujo» y «Aguafuertes porteñas» son algunas de sus obras más importantes. En ellas, Arlt reflexiona sobre temas de relevancia social como la marginalidad, la traición, la frustración ante la desigualdad de clase y la conspiración. Cabe señalar que se centró en personajes de clase media baja con carencias económicas y afectivas e inmersos en entornos hostiles ambientados en Buenos Aires. Y sirviéndose de estos elementos presentó una forma de narrar absolutamente coloquial y cercana donde podemos apreciar una estética absolutamente envolvente y auténtica. Al leerlo no tenemos dudas de por qué es un personaje tan importante de la literatura argentina.
Es posible que su gran voz se haya visto beneficiada por la falta de estructuras académicas (por haber estudiado de forma autodidacta) que le permitió dejarse llevar por la lectura de los grandes referentes de la literatura y atreverse a encontrar un camino alternativo, alejado de las tendencias. Esto le permitió revolucionar la literatura del Río de la Plata y lo convirtió en un narrador ineludible para cualquiera que aprecie el relato breve.
Estuvo vinculado con el Grupo Boedo, donde su personalidad y sus aportes marcaron los principios de los autores que se abogaban en él. En contraposición a este grupo se hallaba La Florida, encabezado por Jorge Luis Borges y Ricardo Güiraldes. La diferencia más resaltable entre ambos fue que mientras Boedo se centraba en la búsqueda de una estética donde tuviera protagonismo la denuncia social, Florida dio mayor importancia a los aspectos formales de la literatura. A Roberto Arlt se le considera el primer novelista moderno de Argentina, aunque mucho le costó ganarse este lugar: el reconocimiento le llegó cuando tenía más de cincuenta años.
Pese a que Arlt es uno de los narradores argentinos más impresionantes de principios de siglo, su verdadera trascendencia le llegó algo tarde; no obstante, supo hacerse un lugar en la realidad como periodista y este oficio le sirvió como medio de subsistencia. Falleció el 26 de julio de 1942 en Buenos Aires. Sus cenizas fueron esparcidas sobre el Río Paraná.
Fuente de biografía y fotografía: sololiteratura.com
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Dr Lic. prof. UBA G. M. Español (sábado, 17 octubre 2020 23:01)
R. Arlt peronista avant la lettre ...