Cantos para Naëtt
I
(para dos flautas)
Te hilé una canción dulce como un mormullo de paloma al mediodía
Y me acompañaba, agudo, mi khalam* de cuatro cuerdas
Te tejí una canción y no me oíste.
Te regalé flores silvestres de perfume misterioso como ojos de hechicero
Y su brillo posee la riqueza del crepúsculo de Sangomar
Te regalé mis flores silvestres. ¿Las dejarás marchitarse
Oh tú que te distraes con el fuego de lo efímero?
*Khalam: especie de guitarra de cuatro cuerdas. Es el acompañamiento de una onda o de una elegía
(N. del T.)
II
(para dos flautas y un tam-tam lejano)
¿Era una noche maghrebina? Dejó Modagor a las muchachas de platino.
¿Era una noche maghrebina? Era también la Noche, nuestra noche joaliense**
La inefable noche anterior a nuestro nacimiento: te peinabas ante el espejo de mis ojos
Estábamos sentados en la angustia a la sombra de nuestro secreto
En esa angustia de la espera que hacía temblar sus narices.
¿Recuerdas ese rumor de paz? De la baja ciudad, ola a ola,
Venía a palpitar a nuestros pies. Un faro a lo lejos, a mi derecha llamaba.
A la izquierda, muy cerca de mi corazón, la extraña fijeza de sus ojos.
¡Ah! Esos repentinos relámpagos en la noche de la invernación -yo podía leer tu rostro
Y bebía tu terrible rostro a largos sedientos tragos que encendían mi sed
Y en mi corazón atónito, en mi corazón de silencio insoportable
Esa ráfaga de ladridos a lo lejos que lo hacían estallar como granada.
Luego, este dorado crujir de la arena, este latir palpebral en las hojas.
Pasaban guardias negros: dioses gigantes del Edén; mariposas nocturnas con rostros de luna
Reposaban suavemente en su brazo – su felicidad era para nosotros quemadura.
Al escuchar nuestros corazones se les oía latir allá por Fadyutt
Se oía el estremecimiento de la tierra bajo los pies de los vencedores de los atletas
La voz de la Amante cantando el tenebroso esplendor del Amante.
Y no osábamos mover nuestras manos temblorosas, y nuestros labios se abrían y se
[cerraban
¡Si de repente lanzase el águila con un salvaje grito de cometal…
Pero me arrastraba la irresistible corriente hacia el horrible canto de los arrecifes y de tus
[ojos.
Habrá más noches, Sopé: regresarás a este banco de sombras
Siempre serás la misma y no serás la misma.
¿Qué importa? A través de tus metamorfosis, adoraré el rostro de Kumba Tam.
**Joal: Lugar del nacimiento de Senghor. (N. del T.)
Traducción de Gabriel Favela
Poema extraído del libro Los grandes poemas del siglo veinte
Editorial Promexa, México, 1979
Léopold Sédar Senghor. Primer presidente de Senegal (Joal, Dakar, 1906 - Verson, Francia, 2001). Procedente de una familia de comerciantes acomodados, realizó estudios universitarios en París, en donde se integró en los medios intelectuales. Se vinculó al partido socialista francés (SFIO) y en 1937 lanzó la idea de la negritud, como expresión de los valores culturales e históricos del mundo negro (tanto en África como en América). A este concepto dedicó gran parte de su brillante obra como poeta (escrita en francés): Cantos de sombra (1945), Hostias negras (1948), Etiópicas (1956), Nocturnos (1961)
Desde 1945 representó a la colonia de Senegal como diputado en la Asamblea francesa, defendiendo la idea de formar una federación del África occidental. En los años cincuenta se distanció de sus antiguos aliados, formando un partido propio de ideas socialistas más radicales: la Unión Progresista Senegalesa (con Mamadou Dia).
La victoria en las primeras elecciones legislativas celebradas en Senegal (1957) le permitió acceder al gobierno cuando Francia concedió un régimen de autonomía (1958); y se convirtió en presidente de la República cuando Senegal accedió a la completa independencia (1960).
Gobernó el país durante veinte años, gracias a sucesivas reelecciones y al empleo de la fuerza contra la oposición (reprimió movimientos de protesta obreros y estudiantiles y un intento de golpe de Estado de su primer ministro, Dia, en 1962).
Sus ideales iniciales de unidad panafricana se vieron frustrados por los particularismos locales y por los intereses de las antiguas metrópolis, que preferían «balcanizar» el continente: el intento de crear una Federación de Mali uniendo Senegal, el Sudán francés, el Alto Volta y Dahomey (1959) quedó frustrado en pocos meses.
Senghor siguió una política de buenas relaciones con Francia, lo cual le valió acusaciones de connivencia con el imperialismo en los medios radicales de África. Durante los primeros años de su mandato pareció encaminarse hacia una concentración personal del poder, monopolizando su partido la vida política y llegando a encarcelar a Dia; pero luego volvió a liberalizar el régimen abriéndolo al pluralismo (Constitución de 1976). Se retiró voluntariamente en 1980, dejando el poder su primer ministro Abdou Diouf.
Semblanza tomada de la página Biografías y vidas, la enciclopedia en línea
Fotografía tomada de la página Black Past
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