En un campo de concentración próximo a Varsovia,
Es conservado un duro testimonio de la guerra pasada:
Una montaña de zapatitos de pibe.
Zapatitos negros, de pibe.
Zapatitos blancos, de pibe.
Zapatitos rojos, de pibe.
Zapatitos sanos, de pibe.
Zapatitos rotos, de pibe.
Zapatitos, de pibe.
Zapatitos.
Una montaña de zapatitos negros, blancos, rojos, sanos, rotos.
Una montaña de sombra en las mañanas.
Una cuña de luto clavada en la entraña de Polonia.
(Oídme bien:
el sol en todas partes.
Pero hay esa montaña de sombra en las mañanas.
Esa cuña de luto clavada en la entraña de Polonia.)
Una montaña
con sabor de camino hacia la escuela interrumpido,
con sabor de calesita abandonada,
con sabor de carrera hacia el refugio,
con sabor de pequeñas preguntas sin respuesta.
Una montaña
antes, en cualquier parte,
en todas partes.
Ahora son una montaña de sombra en las mañanas.
Una cuña de luto clavada en la entraña de Polonia.
Zapatitos de pibe.
(No van a ningún lado.)
Tus pasos en espera.
(No van a ningún lado.)
Los soldados de plomo.
(No van a ningún lado.)
El trompo, el barrilete.
(No van a ningún lado.)
Las veredas preguntan.
(No van a ningún lado.)
Las escuelas preguntan.
(No van a ningún lado.)
Mi corazón pregunta esperanzado.
(No van a ningún lado.)
Se quedan, simplemente.
Ahora son la montaña de sombra en las mañanas.
Son la cuña en la entraña de Polonia.
¡Ay, montaña, que pesas!
¡Ay, montaña, que saberte quieta me hace daño!
¡Ay, que me parte tu viudez de piernas,
de piernas que hace mucho no van a ningún lado!
¡Cómo quisiera despertar ahora!
¡Cómo quisiera verte caminando!
¡Qué falta le hacen a mi amor los pibes,
los pibes que hace mucho no van a ningún lado!
Una mañana de estas.
Una mañana clara, sin montañas de sombra.
Una mañana aquí, en Buenos aires,
en un colectivo,
la tarifa, letreros,
el retrato de Carlos Gardel,
flores sobre una guitarra de vidrio,
la fotografía dominguera de una pareja
y a lado un zapatito.
Un zapatito blanco.
Un zapatito de pibe.
Blanco.
¡No pude más!
¡Mi grito abrió de un tajo la mañana!
¡El zapatito blanco en su lugar!
¡Que lo vayan subiendo!
¡El zapatito rojo en su lugar!
¡Que lo vayan subiendo los señores!
¡El zapatito negro en su lugar!
¡Que lo vaya subiendo el mercader de sangre!
¡El zapatito sano en su lugar!
¡Que lo vaya subiendo el mercader de vidas!
¡El zapatito roto en su lugar!
¡Que lo vaya subiendo el mercader de guerras!
Los zapatos de pibe en cualquier parte,
¡En todas partes!
¡Menos en la montaña de sombra en las mañanas!
¡Menos en una cuña de luto clavada en la entraña de mi tierra!
¡Aquí, conmigo, hermanos!
¡Los zapatos de pibe en su lugar!
¡Que lo vayan sabiendo!
¡En su lugar de aurora y carne nueva!
¡En su lugar!
Poema extraído del libro Panorama de la poesía judía contemporánea
(Celebración de la palabra), editorial Raíces, Buenos Aires 1989.
Juan Gelman Burichson. (Buenos Aires, 3 de mayo de 1930 - México DF, 14 de enero de 2014). Poeta, traductor y periodista argentino, está considerado como el poeta más importante de su generación.
Hijo de emigrantes judíos ucranios, ejerció diversos oficios antes de dedicarse al periodismo. Por su actividad periodística y política vivió en el exilio entre 1975 y 1988, residiendo alternativamente en Roma, Madrid, Managua, París, Nueva York y México. Durante su ausencia de Argentina llega a estar condenado a muerte por la dictadura argentina; sufre muy de cerca el drama de los "desaparecidos" cuando su hijo y su nuera pasan a formar parte de esta dolorosa lista.
En su juventud colabora en el periódico Rojo y negro. Es uno de los fundadores del grupo de poetas "El pan duro" y es también secretario de redacción de Crisis, director del suplemento cultural de La Opinión y jefe de redacción de Noticias. También ejerce como traductor en la UNESCO. Desde 2007 colabora con el periódico de Buenos Aires, Página 1/2.
Poeta adscrito al realismo crítico, consigue un estilo particular partiendo de un realismo crítico y del intimismo. Son constantes en su poesía la presencia de la cotidianeidad, el tono político, la denuncia y la indignación ante la injusticia.
De su producción poética conviene destacar Violín y otras cuestiones, El juego en que andamos, Velorio del solo, Gotán, Sefiní o Cólera Buey, así como Los poemas de Sidney West, Traducciones, Fábulas, Relaciones, Hechos y relaciones o Si tan dulcemente. Escribe Exilio en colaboración con el periodista argentino Osvaldo Bayer; otras de sus obras son Citas y comentarios, Hacia el sur, Composiciones, Carta a mi madre y País que fue será.
La antología Pesar todo es galardonada con el premio de poesía José Lezama Lima, que concede la Casa de las Américas cubana. En 2005 publica una nueva antología, Oficio ardiente, que reúne poemas publicados a lo largo de casi cincuenta años y algunos otros inéditos.
En el ámbito musical escribe dos óperas, La trampera general y La bicicleta de la muerte, dos cantatas, El gallo cantor y Suertes, y varios LP.
A lo largo de su vida recibe numerosos galardones, entre los que destacan el Premio Nacional de Poesía en 1997 y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2005; además tiene el título de ciudadano ilustre de la ciudad de Buenos Aires.
En 2007 obtiene el Premio Cervantes, considerado el galardón más importante de las letras hispánicas, y dos años después la Asociación de Poetas Chinos le otorga el Premio Antílope Tibetano. El 14 de enero de 2014 muere rodeado de su familia en su domicilio de la capital mexicana, donde residía desde 1988.
El escritor Juan Gelman, premio Cervantes 2007, depositó en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes un legado que permanecerá guardado hasta el 3 de mayo del 2050. Es una de las personalidades que deja un objeto personal en la antigua cámara acorazada de la sede central del Instituto.
Biografía extraída de la página cervantes.es
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Américo Schvartzman (viernes, 15 enero 2021 14:55)
Amigos/así: es "que lo vayan SABIENDO", no "subiendo".
Sugiero corregir.
Saludos