1
hay un espacio entre mi madre y yo
tiene una piedra
allí encontré al cartero llorando
8
tu muerte y mi vida
están sucediendo juntas
se extrañan
se crían
16
cosas contrarias dice
que un amor se afirma
en el último silencio de la tristeza
que llevo en ancas a una niña
y a una vieja dice
que me duermo en la casa de una
y amanezco en la casa de la otra
que no distingo sus crecimientos y sus saludos
que el viento mezcla sus voces
cuando las llevo al galope
en el viento que se oscurece y abre mis ojos
18
en mi casa algo grave le sucedía al silencio había hielo
en un ojo un jardín aterrado era el otro
en la oscuridad nevaba los pasos de mi padre
rápidos llegaban en un día a todas mis edades y entraba
esa luz en mi oído esa luz que quieren los árboles
para tocar el día más allá de sus ramas
más allá de sus frutos heridos por el hielo
yo quería tocar la mañana de esa ciudad
que se iba en los trenes
21
la tejedora enhebra su soledad
teje y teje durante años
le duelen los ojos
sus dedos han comenzado a deformarse
algunos puntos se escapan
y la trama se hace más liviana
la tejedora
no sabe qué tejen sus manos
sus agujas aéreas
la dejan atrás
no sabe qué hacen
entre los hilos ciegos
los puntos que se escapan
del libro El comienzo (2010)
el hachazo no se vio
entró por las hojas y los pájaros
el grito destemplado del chimango
durante años y sin darse a conocer
alguien le dejó su sangre intranquila
es mujer dijeron
sorprende que así
toreada por la muerte
se sostenga
su balido de oveja negra urgido a salir
por la boca del matarife
*
vestidos de benteveos
de cazadores en sordina de sopranos
llegados sin previo aviso
los encontré en los recovecos
y en los agujeros de mi casa
construí grandes nidos para ellos
les di alimento y atención esmerada
algunos habían muerto antes de instalarse allí
pero elevaban sus pedidos
sin que se notara su ausencia
el frío nos juntó y nos arrumbó como a uno solo
los huéspedes me crecían como una crin
yo me sujetaba a ella por no caer de mí
pero ya estaba yo caída desde antes
en el potrero de mi cabeza debajo de la luna
decapitada y sola
antes rogué al caballo ser su nervio indómito
desbocada quiero cantar le dije
con la talladura del corazón que me hizo su relincho
ahora mis huéspedes abren la boca
y veo en la peligrosidad un árbol que pudiera
ser refugio del poema
y abro la puerta de las ráfagas
veo cómo salen volando las risas y los lloros
míos y de los huéspedes
veo el poema cómo relumbra su espiga
por un instante
en la hoz que nos separa
*
y si ya no fueran sustento
estas flores por desventura
si el temblor de las hojas del tilo
ya no fuera sustento
si a partir de ahora
el aire que respiro
solo se desconsolara no se encaminara
al canto de salutación
si así resulta
si nada cuenta como abrigo
a la fragilidad de una gramática
si el rumor del bosque
da muerte a su animal
si así fuera perder pie
el pie iluso
y el otro sin nacer
pasos que desafinan el mundo
sobre una casa anegada
si así fuera vivir
un viraje en mi respiración
de allí me arrancaría
por amor a un sonido
primero y último sonido
de un alfabeto que insiste
en mover la arena de los vestidos
donde un niño ha llorado
de allí me arrancaría girando mis almas
hasta vaciarlas de toda espera
hasta el vacío que renueva
los tesoros sin habla de la noche
*
mientras leo el roce de la ferocidad
que recorre mi espalda
algunas palabras forman pequeñas canoas
las empujo al cielo que relumbra devastado
advierto que mi cabeza se inclina en la lectura
como la de mi padre
cada vez el amor llega con esa pendiente
al libro que se abre y pide
que deje afuera las armas
lo que ellas han destruido
la brisa sola
la respiración alcanza a mover las páginas
de otro mundo
del libro El cielo una sola vez (2016)
las abejas y yo cerramos filas
vamos por la cuerda floja
de una habitación a otra
revisamos las celdillas secas
hay que decidir rápido
si verter miel o veneno
si matar o agradecer
*
si el viento puede criar a un niño
desvestir un ruido y ofrecer un vals
si sabe marear de amor a las liebres
si el viento fabula sin decir una palabra
si arrebata si baila con las hojas y los papeles
si a veces derriba carteles y postes de luz
si pronto se encarniza levanta las chapas
y arranca de raíz
todo lo que crece lejos de la infancia
si el viento puede criar a un niño
si el viento sopla
roguemos
*
al monte y al trueno pregunto
dónde estamos? dónde estamos?
nunca sabremos nada responden
y por ese camino que conduce a ninguna parte
vuelvo a mi casa
*
es tarea del afinador
templar la casa
afinar sus fantasmas
su nieve ese cuchillo
dice el afinador que con el tiempo
mejora la acústica de una soledad
y comprueba
si el pavor si el prodigio
el afinador hace música cuando hace memoria
música para un niño
sentado a la mesa de todos los muertos
*
cunde un gran desconcierto entre las abejas
surcan las nuevas emboscadas
el grito de la magnolia
hay un agujero allí donde estaba la flor
caravanas de abejas y de gentes
huyen en distintas direcciones
por la noche recuestan sus cabezas heridas
sobre los panales
*
adiós decías
antes de empezar
con distintos sonidos
adiós dijiste
y las otras palabras se desvanecían
adiós adiós decías
y entraba en mí tu adiós
como un veneno y una luz
dame otra palabra para vivir te pedí
yo te hablaba rompiendo con los dientes asustados
las sílabas de tu adiós
quería hacer un idioma
con trizas de tu adiós
eso quise y no supe
dentro del adiós
moliendo sus sonidos
no supe vivir con ese nudo en la garganta
que los días desataban y volvían a atar
no fuera que todo el llanto de golpe
me impidiera soñar unas alas
que en el viento de tu adiós
me sostuvieran
*
madre caracol de tierra
vieja madre
sotobosque tu alma
perra ciega que trae
el hueso roído de la casa
y lo suelta ante mí
quedamos a la espera de algo
yo era esa muchacha que abría las ventanas
y hubo de guardar luz en su memoria
y no supo
cernida por el grito
al que fue entrando
como un secreto esa muchacha
a lo profundo de su flor susurrada
dádiva
de una eclosión
más lenta que su vida
del libro El deslumbramiento (2019)
Dolores Etchecopar nació en 1956, en Buenos Aires, Argentina. Publicó los siguientes libros de poesía: Su voz en la mía (1982), La tañedora (1984), El atavío (1985), Notas salvajes (1989), Canción del precipicio (1994), El comienzo (2010), El cielo una sola vez (2016), El deslumbramiento (2019) y una antología de su obra: Oscuro alfabeto (2012); su poesía integra numerosas antologías colectivas, como 200 años de poesía argentina (ed. Alfaguara), Antología Federal de Poesía (2020) , entre otras. Desde el año 2010 dirige hilos editora, sello de poesía, en las tapas de cuyos libros aparecen algunos de sus dibujos y pinturas.
Semblanza y fotografía enviadas por la autora.
Escribir comentario
AMADEO GRAVINO (lunes, 13 julio 2020 15:19)
ME ENCANTA LA POESÍA DE DOLORES, LA VEO DIRECTA, BELLA, LLENA DE COLORES, DE IMÁGENES DELICADAS, SURREALES.........CON PALABRAS SENCILLAS, COTIDIANAS, ALEJADA DE LO HERMÉTICO QUE ENSOMBRECE A MUCHA POESÍA ACTUAL.............APRECIO MUY ESPECIALMENTE A ESTA POETA QUE NOS OFRECE CON SENCILLEZ UNA POESÍA DE ALTO VUELO LÍRICO QUE HACE VER EL MUNDO COMO UN LUGAR MÁGICO........FELICITACIONES
Alfredo Rescia (lunes, 13 julio 2020 17:31)
Gracias por tu poesía, tan honda y genuina,