Gracias señor
por hacerme débil
loco
infantil
Gracias por estas cárceles
que me liberan
Por el dolor que conmigo empezó
y no cesa
Gracias por toda mi fragilidad tan flexible
Como tu arco
Señor Amor
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SI SE QUIERE LLEGAR a ser una buena víctima
es necesario saber de toda la dulzura
que entrelaza al verdugo con la muerte
de la paciencia con que afila su hacha
de la soledad que ilumina su vida
y la de sus inocentes hijos
del esfuerzo que implica portar y levantar el arma
de la sangre que pringa sus pantalones
Todas esas consideraciones deben estar presentes
en el momento de recoger nuestro pelo sobre la nuca
y poner en sus manos el pescuezo
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LA MUERTE camina en tus huesos
y florece en tu piel
lo que me ofreces entonces
es una rosa
cuyos pétalos
caen
Lluvia de la eternidad
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UN FUEGO EBRIO DE LAS MONTAÑAS DEL LÍBANO
Yo sé de memoria Dama enlutada
Señora de mi noche Verdugo de mi día
En ti están las fuentes de mi melancolía
y del fervor de estos versos
En ti circula un fuego ebrio de las montañas del Líbano
En mí vapores densos de tu delirio nublan
Mi mediocre razón española
Madre yo te perdono el haberme traído al mundo
Aunque el mundo no me reconcilie contigo
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ESE QUE NO AMA
La nieve de los años
bajó de tu cabello a tus pupilas
y te quedaste ciego
y luego te quedaste casi mudo
Castigo de la vida
a quien creyó engañarla
con la buena suerte
Castigo del amor
a quien usó la mentira
y la calumnia
como arma
Castigo de la muerte
quien se sentará en tu cama
y tú no la verás
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ANTE UN ESPEJO OSCURO
Como una corriente quieta manchada de petróleo
que iridisa y apaga una imagen que no reconozco
Ante un espejo oscuro aún soy un hombre joven
Esos no son mis ojos Son demasiado bellos
para ser los míos No tengo esos fulgores
ni esas pestañas iluminadas de adolescencia
No aparece mi prematura calva Ni el abotagamiento
inicial de mis duros cuarenta años vividos
entre la soledad y la locura Mi boca
destruida en su tierna intimidad no acusa el daño
La nariz y la barbilla muestran un equilibrio
que nunca han mantenido Con cierta sombra apolínea
Ese espejo tiene algo de alcahuete de la vida
De generoso prostituto que me regala maldad
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PEQUEÑA ELEGÍA
Ya para qué seguir siendo árbol
si el verano de dos años
me arrancó las hojas y las flores
Ya para qué seguir siendo árbol
si el viento no canta en mi follaje
si mis pájaros migraron a otros lugares
Ya para qué seguir siendo árbol
sin habitantes
a no ser esos ahorcados que penden
de mis ramas
como frutas podridas en otoño
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ELOGIO DE LOS ALUCINÓGENOS
Del hongo stropharia y su herida mortal
derivó mi alma una locura alucinada
de entregarle a mis palabras de siempre
todo el sentido decisivo de la plena vida
Decir mi soledad y sus motivos sin amargura
Acercarme a esa mula vieja de mi angustia
y sacarle de la boca todo el fervor posible
toda su babaza y estrangularla lenta
con poemas anudados por la desolación
De la interminable edad adolescente
otorgada por la cannabis sativa diré
un elogio diferente Su mal es menos bello
Pero hay imágenes en mi escritura
que volvieron gracias a su embrujo enfermizo
Ciertos amores regresaron investidos de fulgor
eterno Algunos pasajes de mi niñez volcaron
su intacta lumbre en el papel Desengaños
de siempre me mostraron sus vísceras
Hay quien confía para la vida en el arte
en la frialdad inteligente de sus razonamientos
Yo voy de lágrima en lágrima prosternado
Acumulando sílabas dolorosas que no nieguen la risa
Que la reafirmen en su cierta posibilidad de descanso del alma
No de su letargo
Voy de hospital en cárcel en conocidos inhóspitos
como ellos Almas con cara de hipodérmica
y lecho de caridad Entregándole mi compañía
a cambio de un hueso infame de alimento
Toda esa gran vida a los alucinógenos debo
La delicadeza de un alma no está casi
en lo que se apropia Sino en el desprecio de ese estorbo
sangriento cual banquete de Tiestes
que la opulencia inconsciente ofrece vana y fútil
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OH WALT WHITMAN
Ustedes que no conocen
esta jaula
¿han cantado alguna vez
a la libertad?
Porque el carcelario gozó
con su delito
sin embargo
yo que no soy delincuente
estoy preso
y canto a lo libre
a lo que vuela
a lo que canta
sin ningún provecho personal
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ESTÁ TENDIDO EN LA ACERA
Su alma está ausente
Su sensibilidad presente
No consigue conciliar el sueño
La cara sobre el dorso de la mano
pretende una mínima comodidad
La gente pasa en sus raudos carros
Las estrellas brillan para el desdichado
¿Qué hacer en esta noche fatal?
Intentar dormir
Olvidar la intemperie
Sus pies tactan piedrecillas
en el descampado lecho incomodándolo
¿Vendrá esta noche el diablo
con su conversación cautivante?
¿O llegará Jesucristo a increparlo
diciéndole que es el peor hombre del universo?
Raúl Gómez Jattin. Poeta colombiano nacido en Cartagena de Indias (1945). Vivió su infancia y adolescencia en Cereté, Córdoba. Realizó estudios de derecho en la Universidad Externado de Colombia. Allí se dedicó al teatro, participó como actor en varios montajes y realizó adaptaciones de obras literarias que se publicaron en la revista literaria Puesto de Combate.
Tras ingresar en varias clínicas psiquiátricas y vivir en la calle, se dedicó a escribir poesía.
En 1989 se trasladó a Cartagena, sus últimos años los pasó entrando y saliendo de varias instituciones de psiquiatría.
El 22 de mayo de 1997 muere en Cartagena atropellado por un autobús.
Fotografías extraídas de la página periodicolapizlazuli y del blog eltriunfodearciniegas.
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