NTUKU’UN IN
¿Tsa´an ntìì?
kachi,
paa, ta sa´a tutsi ana.
¿Ñantaka’i savi Íín?
ntakatu’un,
ta suku kaxi
in tutsi ña nii.
Miki so’ó chaku tu´un
yo’oku in, paa ntsa’ùn ichi
koo kákaku, saa koi tu´un,
ntuku´un in nikiku Kàkà.
Kan’cha tu´unku
ra yu´u chi’i yu’ú,
koo ní’i, koo tu´un.
MEMORIA
¿A qué huele la muerte?
decías,
mientras te hacías tristeza, padre.
¿Qué color tendrá la lluvia?
preguntabas,
mientras en tu garganta crujía
una rabia ya antigua.
Jamás en tus oídos retumbó la voz
de tu primera raíz, porque fuiste
camino no andado, pájaro sin voz,
memoria hecha cal.
Porque cortaron tu palabra
y bajo tu lengua sembraron miedo,
silencio.
NTUCHINUU
Me mayu kachi ñaa naan ntuchinuuu matzanu.
Ntakuiniyu nishikaa ntuchinui mini katzi ñaa nuni.
Keenchua ntiziniyu ña tzaakuña
sansoo tzakuña ta seei ncheei
ta zitañá ta skai café.
Nintakatuuñaa nuvaa ¿Sakunchuaku maa?
Kasha ña sicaso yuha inikó
yeenu kanara
nchaa'ka kuanu yuchaku
vichi kuñaa nicunta ini yuu
vichi sika yucha iniyu ra ntuchinuu.
OJOS
Mi madre dice que tengo los ojos de mi bisabuela.
Recuerdo sus ojos mientras limpiaba maíz.
Muchas veces la vi llorar,
llorar cuando cocinaba,
cuando cantaba,
cuando ponía café.
Es cierto, le pregunté ¿por qué lloras tanto má?
Y ella me decía, así sin dejar de llorar,
porque nosotras tenemos ríos adentro
y a veces se nos salen, tus ríos aún no crecen,
pero pronto lo harán.
ahora lo comprendo todo,
ahora tengo ríos en mí y en mis ojos.
TIRICIA
Bitzinchua zini chichi Tilia.
Quisinchuina niquetaso ntuchinui.
Ntacuiny ña zaana café tzi telimu coí takua na ntasaa tiziña kue
ya aso ña vizizinia kashi matzanu ña kuee ana ntoi.
Tatu ndoy kuee Tiricia un va a anaña.
ndoy Tiricia nuvaa kue zia soko ni ña kuakui nkuu kachina
ña niquiaña ta nzinia ña nzanina sií norti niquizana scuchinaña ita yaa sanra
scanaña un yucha takua na kuiin un chikui zaana ziaan na kuchasoi
yaa ñuu yaaza zaa ña ntuvai.
TIRICIA
La tía Otilia siempre tenía frío.
Temblaba mucho, la tristeza le pesaba en los ojos.
Recuerdo que le arrimaban café y telimón para que su estómago se calentara, pero el frío
seguía bien abrazado a ella. Decía mi abuela que estaba tiricienta porque se le había puesto
triste el corazón.
Sí, tenía tiricia porque le dolía el alma.
Tenía tiricia porque no le daba hambre y tampoco podía llorar.
Dicen que la agarró cuando se enteró que mataron a su hijo, allá en el norte, por eso
comenzaron a bañarla con flores blancas para luego aventarlas al río y así él se las llevara y
con ellas la tristeza se fuera, también la llevaban a escuchar la banda del pueblo porque con
la música…se cura la tiricia.
Nadia López García. Nació en Oaxaca, en 1992. Poeta bilingüe tu’un savi-español. Colaboró en la organización del Primer Encuentro Mundial de Poesía de los Pueblos Indígenas y ha dirigido talleres de creación poética para niños y migrantes. Dirigió el cortometraje El tono para la SC de la CDMX. Colaboró en la coordinación de la serie televisiva Tejiendo raíces. Becaria de la FLM en poesía del 2015 al 2017. Colabora en la ELEM en el proyecto de traducción Yoohuitsun. Su obra aparece en espacios como Tierra Adentro, Punto de partida, Periódico de Poesía, Tema y Variaciones de Literatura, La Jornada, Circulo de Poesía, entre otros. Recibió el Premio a la Creación Literaria en Lenguas Originarias Cenzontle 2017 por el libro Ñu´ú Vixo / Tierra mojada.
Fotografía tomada de la página de Facebook de la autora.
Semblanza tomada de la página web elem.mx
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Naomi (miércoles, 25 mayo 2022 08:35)
Si me gustaron :)