“La primera noche en el gueto es la primera noche en el sepulcro,
después uno se acostumbra”, así es como consuela mi vecino
a los verdes cuerpos entumecidos tendidos en el suelo.
¿Podrán naufragar barcos en tierra?
Yo siento que bajo mis pies naufragan barcos y sólo el velamen
se arrastra por encima, deshilachado y pisoteado,
sobre los verdes cuerpos entumecidos, tendidos por el suelo.
Llega hasta el cuello…
Sobre mi cabeza pende una larga canaleta
cosida con hilos estivales a una ruina. nadie
habita sus cuartos. solo aullantes ladrillos
arrancados, con trozos de carne, de sus muros.
En otros tiempos, una lluvia solía desgranar su música en la canaleta,
leve, blanda, bendiciendo. Madres solían colocar baldes debajo
a recoger la dulce leche de las nubes
para lavar el pelo de sus hijas y que las trenzas felizmente brillen.
Ahora las madres ya no están; las hijas tampoco, ni la lluvia,
sólo ladrillos en una ruina; ladrillos aullantes
arrancados con trozos de carne de los muros.
Es noche. Un negro veneno gotea. Soy un rescoldo
traicionado por la última chispa y abismalmente apagado.
Solo la ruina es mi hermana. Y el viento húmedo
que sin aliento cayó sobre mi boca, con suave piedad
va con mi alma, que se separa del trapo de la osamenta
como se separa la mariposa del gusano. Y la canaleta
cuelga todavía sobre mi cabeza en el espacio
y fluye por ella el negro veneno, gota a gota.
Y de pronto, cada gota se vuelve un ojo. Estoy completamente
empapado de ojos luminosos. Una red de luz recogiendo luz.
Y encima de mí, la canaleta cosida a la ruina con hilos de araña,
un telescopio. Penetro a nado por su tubo y las miradas
se unen luminosas. Allí están, como ayer,
las familiares estrellas vivientes de mi ciudad.
Y entre ellas, también aquella estrella tras—sabática
a la que labios de madre elevaban una bendición: feliz semana.
Y comienzo a sentirme mejor.
No existen quien pueda enturbiarlo, destruirlo,
y yo debo vivir, porque vive la buena estrella de mi madre.
1941/1971
Ejecución
Cavo una fosa como se debe y ordenan
y busco consuelo en la tierra entretanto.
Un golpe de azada y aparece debajo
Debatiéndose, patético, un pequeño gusano.
Mi azada lo corta y sobreviene un milagro:
El gusano partido se hace dos, se hace cuatro.
Otro corte de nuevo y ya son cinco gusanos;
¿Y todos estos seres creados por mi mano?
Vuelve el sol y entonces mi ánimo sombrío
Y la esperanza fortalece mi brazo:
Si un gusanito no se rinde a la azada,
¿Es que eres, acaso, menos que un gusano?
Guetto de Vilna, 1942
Las planchas de plomo de la imprenta de Rom
Como dedos que se estiran por entre barrotes
para atrapar el aire luminoso de la libertad,
nos deslizamos en la noche para cargar
las planchas de plomo de la imprenta de Rom.
Nosotros, los soñadores, debemos volvernos soldados
y fundir en proyectiles el espíritu de plomo.
Y abrimos de nuevo el cerrojo
de ese eterno refugio hogareño.
Blindados por las sombras, bajo el resplandor de una lámpara,
fundimos las letras línea a línea,
como los abuelos, hace siglos, en el templo
echaban aceite en los candelabros.
El plomo refulge al hacerse bala;
pensamientos fundidos letra a letra
—una línea de Babilonia, una de Varsovia—
hierven, corren a adoptar la misma forma.
oculto en las palabras, el heroísmo judío,
debe conmover con su estallido al mundo ahora.
Y quien haya visto las armas en el gueto
aferradas por heroicas manos judías,
vio debatirse Jerusalém,
caer sus muros graníticos;
entendió las palabras fundidas en los proyectiles
y en el corazón, reconoció su voz.
Guetto de Vilna, 1943
t
Descalzo
Nos descalzamos
en medio de la ardiente ciudad.
Y realmente parecíamos
recién nacidos a merced del desparpajo.
Si con idéntica rapidez fuese posible
descalzar también por un instante
a los pensamientos de sus pesadas botas,
que fácil seria salvar mil millas
de un salto descalzo
y caer en la propia infancia.
Y será al final de los días…
Y será al final de los días;
sucederá entonces: El hijo del hombre
no llevara más hasta su boca hambrienta
pan, ni carne vacuna, ni higo, ni miel;
probará apenas una palabra o dos
y quedará saciado.
Traducción de Eliahu Toker
Estos poemas fueron tomados del libro El resplandor de la palabra judía, (Antología idish del siglo XX), publicado por Ediciones Arte y Papel, 1996, Buenos Aires Argentina.
Avrom Sútzkever (Abraham Sutzkever), nacido en 1913 en Smorgón, aldea lituana cerca de Vilna. Luego de desarrollar la primer parte de su importante obra poética como integrante del grupo artístico— literario Iung—Vilne (Joven Vilna), paso la guerra en el gueto y como partisano en los bosques, para radicarse en 1947 en Tel Aviv, Israel. Allí comienza a editar, con el auspicio de la Histadrut, CGT Israelí, la principal revista literaria ídish de la actualidad, Di Goldene Keit, de renombre mundial. Su obra poética, que constituye el mas vivido testimonio lírico del ultimo medio siglo de historia judía, se expresa mediante imágenes de una belleza deslumbrante y en un ídish repleto de hallazgos. Traducida a muchos idiomas, la producción poética y en prosa se Sútzkever abarca mas de dos docenas de volúmenes y su bibliografía ocupa un gran tomo aparecido hace años en Tel Aviv, ciudad donde vive el poeta. Falleció en el 2010.
Semblanza tomada del libro libro El resplandor de la palabra judía, (Antología idish del siglo XX).
Fotografía tomada de la página The World Holocaust Remembrance Center.
Eliahu Toker nació en el seno de una familia judía del barrio del Once, en donde se hablaba ídish. En 1954 se recibe de docente hebreo en el Seminario de Maestros Hebreos y en 1962 obtiene el título de arquitecto en la Universidad de Buenos Aires, profesión que ejerce hasta 1982, cuando la abandona para dedicarse totalmente a la literatura.
Toker tradujo una gran cantidad de obras escritas en ídish al castellano de muy diversos autores, Jacob Glatstein, Jizchak Katzenelson, Halpern Leivik y Abraham Sutzkever, entre otros.
Toker es autor de recopilaciones de textos de Alberto Gerchunoff, César Tiempo y Carlos Grünberg.
Toker participó de dos documentales como entrevistado: Un pogrom en Buenos Aires (2007), en dónde se relata el pogrom que se sucedió dentro de los sucesos de la Semana Trágica de 1919, y Jevel Katz y sus paisanos (2005), donde se relata la vida y obra del comediante Jevel Katz. Autodefinido como simpatizante de izquierdas.
Semblanza tomada de Wikipedia.
Fotografía tomada de la página The international Raoul Wallemberg Foundation.
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Jaime Penela (sábado, 19 febrero 2022 02:50)
Extraordinario trabajo. Le felicito por la rigurosidad. Gracias