ESCENA DE CASA
Ye qu’anque nada puea
detenese,
fui tan feliz que yá ye suficiente. Baxo’l
escurecer, equí, recuerdo
agora
la vida madurando
como un frutu brillante. Les andarines fieles
xirando hasta la cuadra y l’olor
de la yerba.
-Mio ma yera tan moza...-
Esistió too en mi. El cariñu y la infancia
como un pan abondante,
los rayos del branu entrando
hasta la siesta. El nome de los páxaros,
el so cantar. Lluciérnagues
col silenciu prendíu so les nueches tan
llargues.
Too fue tan de verdá que ye bastante.
Más p’allá, los palos de la lluz,
los maizales
y el mundu terminábase.
ESCENA DE CASA
Y es que aunque nada puede
detenerse,
he sido tan feliz que es suficiente. Bajo
la tarde, aquí, recuerdo
ahora
la vida transcurriendo
como fruta brillante. Las fieles golondrinas
girando hasta la cuadra y el olor
de la hierba.
-Mi madre era tan joven...-
Existió todo en mí. El cariño y la infancia
como un pan abundante,
los rayos del verano entrando
hasta la siesta. El nombre de los pájaros,
su canto. Las luciérnagas,
su silencio encendido sobre las noches
largas.
Ha sido tan verdad que ya es bastante.
Más allá, los postes de la luz,
los maizales,
y el mundo se acababa.
LOS PANES Y LOS PECES
Les sos manes teníen
algo de brote o pozu,
y anque faltare l’agua
moyábennos la sede.
Y anque’l sol nun saliere,
tocala, illuminaba.
Y anque hubiere mui poco
y fueren díes tan duros
y los meses perllargos
y toles nuestres boques...
a sí mesma restábase
-tuvo que ser asina-,
con tal de qu’a nosotros
illusiones y fruta, sueños y ropa nuevo
se nos multiplicaren.
LOS PANES Y LOS PECES
Algo tenían sus manos
como de brote o pozo:
y aunque faltara el agua,
nos mojaban la sed.
Y aunque el sol no saliera,
tocarla, iluminaba.
Y aunque hubiera muy poco
y los días muy duros
y los meses muy largos
y nuestras bocas todas,
se restaba a sí misma
-tuvo que ser así-,
con tal de que a nosotros –
ilusiones y fruta, sueños y ropa nueva-
se nos multiplicaran.
DEXELU
Xineru. Sos últimes
estancies. El sol
ta yá más altu.
Alguna llagartesa asoma
ente la sebe.
Broten los narcisinos
cola mesma pasión qu’un día
sentí yo nel mio cuerpu.
Respiro fondo. Rexuvenezo
un poco y siento
-qué contradicción dulce-
qu’avieyezo.
DESHIELO
Enero. Sus últimas
estancias. El sol
está más alto.
Alguna lagartija asoma
entre los setos.
Brotan ya los narcisos
con la misma pasión que un día
sentí sobre mi cuerpo.
Respiro hondo. Rejuvenezco
un poco y siento
-qué contradicción dulce-
que envejezco.
ACCIÓN DE GRACIES
Costóme los mios años
llegar a escribir
soi
siento.
Equí toi y percibo
la infinidá del día,
la so pasión azul
y la mio tresparencia.
Débo-yoslo a los nomes
que tanto me llamaron.
Débo-ylo a la neñez
y a so fosforescencia.
Débo-yoslo a los árboles
que medraron conmigo.
Y a los versos qu’un home,
un pastor d’Orihuela,
dexó sobre la vida:
llegáronme a les manes,
xiraron nos mios güeyos,
filtraron na mio voz,
y, corazón arriba,
reconocimos xuntos
la grandeza.
ACCIÓN DE GRACIAS
Me ha costado mis años
llegar a escribir
soy
siento.
Estoy aquí y percibo
la grandeza del día,
su dimensión azul,
mi transparencia.
Se lo debo a los nombres
que tanto me llamaron.
Se lo debo a la infancia
y a su fosforescencia.
Se lo debo a los árboles
que crecieron conmigo. Y a los versos que un hombre,
pastor en Orihuela,
dejó sobre la vida,
llegaron a mis manos,
giraron en mis ojos,
filtraron en mi voz.
Y, corazón arriba,
reconocimos juntos
la belleza.
REPETICIÓN D’UN DÍA
Esta mañana -xunu, sol, silenciu-
amargamente guapa, yá la viví
fai tiempu. Nun sé ónde
nin cuándo.
Los gatos a la sombra del castañu,
la calor reflexando nos caminos,
la vida inabarcable y l’ecu intermitente
d’un tractor allá lloñe.
Nun sé ónde nin cuándo. O too
yera más fondo o yo nun soi
el mesmu.
REPETICIÓN DE UN DÍA
Esta mañana -julio, sol, silencio-,
amargamente hermosa, la he vivido
hace tiempo. No sé dónde
ni cuándo.
Los gatos a la sombra del castaño,
espejismos de fuego en los caminos,
la vida inabarcable y el eco intermitente
de un tractor a lo lejos.
No sé dónde ni cuándo. O todo
era más hondo o yo no soy
el mismo.
Aurelio González Ovies (Bañugues,1964). Doctor en Filología y profesor de Filología Latina en la Universidad de Oviedo (1988). Tiene en su haber, entre otros, el Premio Internacional de Poesía ‘Ángel González’ (1990), Premio Internacional de Poesía Juan Ramón Jiménez (1992), Accésit Premio Adonais (1992), Accésit Premio Esquío (1994), Premio Nacional a los libros infantiles y juveniles mejor editados en 2013, así como el Premio de las Letras de Asturias (2018). Es autor de una cuarentena de poemarios y de otros títulos de literatura infantil.
Semblanza y fotografía proporcionadas por Aurelio González Ovies.
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