Navegación en Yoremito. Poemas de Abigael Bohórquez.

 

 

 

CANCIÓN DE LA ALEGRÍA QUE ME VIENE AL MEMORAR AL MI DULCE AMADO PESCANDO

 

 

 

Acuérdome agora, ramita de agua,

 

que de amorosos bienes abundante,

 

en el húmido otoño Amor pescaba

 

en el represo de su asentamiento

 

do garambullos sombran la querencia,

 

dándole buen lugar a su hermosura.

 

¿Es esto sueño

 

o ciertamente avanza

 

de aqueste apartamiento lo soñado?

 

Allí era yo que oteaba el adoquiera

 

cuidando al mi vaquero que pescaba.

 

Ni uno sólo trinar en la umbrosía

 

de mezquites bullendo el escondriño;

 

al reverbero: el ascua de los álamos;

 

la llanura transida de insolancia

 

tendía sus astillas de salitre.

 

Fue cuando alzó serpeante

 

de aquel pescado

 

del agua al aire suculento giro;

 

mostraba rostro alegre

 

y de su boca los voraces dientes

 

que de su amor sentí, que me comía.

 

Regueritos de ardor en la gustanza,

 

aún traigo las señales del anzuelo.

 

 

 

DEL ARDOR QUE ME CONTESCE DESQUES LLEGADA LA PRESENCIA DEL MI AMADO

 

 

 

      Descubre tu presencia     

 

y máteme tu vista y hermosura,     

 

mira que la dolencia     

 

es dolencia de amor que no se cura     

 

sino con la presencia y la figura.

 

 

 

San Juan de la Cruz

 

 

 

Hete aquí que te anuncias

 

transcurriendo do amor un no sé qué

 

de bálsamos henchido;

 

un ruiseñor de ráfagas trigales

 

ungüenta tus corolas;

 

un címbalo de nardos elocuentan

 

tu piel que se hace lunas con el tacto;

 

en ti cunde jardín la chuparrosa;

 

están brotando ámbares tus ojos,

 

dicen el agua,

 

 

 

NAVEGACIÓN EN YOREMITO

 

 

 

Incendio aguaesmeralda

 

el día funda

 

eucaliptos pleamares

 

en el río.

 

De la heredad campestre sale a flote

 

el forestal velamen de los sauces.

 

Fuego sembrado en la humedad almáciga,

 

el sabor de la luz y el agua ardiente

 

maduran sol de espléndidas tilapias

 

en la milpa lumbrera del estanque.

 

Andar y navegar terrestremente

 

oleajes de la hoguera represada

 

y mástiles al viento las higueras,

 

los linajes del mar fundan en tierra.

 

Todo sucede así:

 

un río cormorán y un sol tumbado,

 

cosechar el delfín, arder el higo,

 

uvas de sol y yerbas de la espuma,

 

sonidos del membrillo, olores muelles

 

al acuífero fuego y aires dulces

 

en el silvestrecer de la colmena

 

y en el rústico arpón de la oriflama.

 

Muy sol está la mar de sed continua,

 

muy agua está la luz penefarola

 

en el ir y venir de tu cadera;

 

rema pues, maristerro,

 

nave de luz que soy, rema

 

y apágame;

 

malherido me has y a pie,

 

pastorgaleote;

 

por vos es mi placer hortelamante:

 

a remar me a remar, entanamientes,

 

yo empezaré mi boca

 

solmarina.

 

 

 

 

 

DE POR QUÉ ES YERRO Y PENAR EL PECADO Y DE CÓMO HAN DE DARSE  CASTIGOS DE SALVACIÓN

 

 

 

Pene el bellaco cabrón           

 

de contino…

 

 

 

Hernán González de Eslava

 

Maldiciones al demonio

 

(Fragmento del Coloquio IV)

 

 

 

 

 

¡Dejádlo al villano pene

 

una vez entrando y otra vez saliendo

 

por secula su culorum

 

de contino que pene!

 

Pene el bellaco cabrón.

 

¡Qué pene!!!

 

 

 

 

 

CANTE DEL AMOR ANSÍ PERDIDO

 

 

 

      Arrimárame a ti, yo congoxado;     

 

non me diste solombra,     

 

y quedesme debiendo vista y lengua;     

 

vida sin ti me da tanta tristura     

 

que ya jamás seré lo que solía

 

 

 

Anónimo

 

 

 

 

 

¿Por qué mis ojos, madre,

 

hanze a llorar?

 

Ay. Ay.

 

Yoremito de cuerpo arrimoroso

 

y de clavito mortal.

 

Ay, amor. Ay, amante

 

que mi amor tiene.

 

Solecito

 

del viejo pavo real.

 

Ay. Ay.

 

Meu corazón transido,

 

cómo me duele recordar.

 

Aire de flor secreta.

 

Locura

 

de aquel beso de párvulas corolas

 

y jaguar.

 

Ay, amor. Ay, amante

 

que amor mi amor bebía

 

y ausente está.

 

¿Por qué mis ojos, madre,

 

hanze a llorar?

 

Ay. Ay.

 

En el aire camú

 

de los olivos:

 

su piel,

 

niñez de la aceituna y el jacinto,

 

su sonrisa de miel y pan.

 

Ay, ay, que no

 

su juventud de palomo ávido

 

y apto para cantar,

 

ay, ay,

 

que no lo veo más

 

mi bienquerido,

 

dulce nombre,

 

entrepierna de dátil y almidón,

 

 

 

 

 

Estos poemas forman parte del libro Navegación en Yoremito, (Premio Clemencia Isaura, 1993). 1a. edición, la tinta del alcatraz, Col. la hoja murmurante, número 105, Toluca, 1995

 

 

 

 

 

 

Abigael Bohórquez. Nació en Caborca, Sonora, el 12 de marzo de 1936; muere en Hermosillo, Sonora, el 28 de noviembre de 1995. Dramaturgo y poeta. Estudió Arte Dramático en el INBA y en el Instituto Cinematográfico de Radio y Televisión de la ANDA. Fue secretario del Departamento de Extensión Universitaria de la Universidad de Sonora; catedrático de la Academia de Arte dramático; secretario del Departamento de Difusión Cultural del INBA; jefe del Departamento de Literatura del Organismo de Promoción Internacional de Cultura de la SRE; director de la Sala de Arte Opic; colaborador en el Instituto Sonorense de Cultura; director de Parva; impulsor de programas literario-culturales en diversas instituciones, como el IMSS y NOTIMEX. Dirigió dos grupos de teatro y estrenó varias de sus obras. Colaboró en El Nacional El Sonorense (columnista de “De domingo a domingo te tengo que ver”). Primer lugar en el Concurso del Libro Sonorense 1957 con Poesía y teatro. Primer lugar en los Juegos Florales 1957 del Primer Centenario de la Invasión Filibustera Norteamericana a Caborca en 1857. Primer lugar del Primer Concurso Latinoamericano XEW de Poesía Ciudad de México. Premio del Libro Sonorense 1990. 

 

 

 

Fuente. Enciclopedia de la Literatura En México.

Fuente fotográfica: Más Literatura.

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