i.
Ahí están las calles abiertas de árbol en árbol reducidas a hileras que transitan y atraviesan la rota ciudad con su brillito de espectaculares que no dejan tiempo para la reminiscencia
Cerquita del suelo las grietas continuas de tantos caminares
pasos que surcan la historia de asfaltos y jardines hechos caos
Mariposas de luz cruzan avenidas con el aullido próximo en cada parpadeo de la velocidad en esa laxitud que asoma cuadro por cuadro los ojos victoriosos sobre las carnes que deambulan
Son las dueñas de la noche presurosas en su multicolora vestimenta
Ocultan las preocupaciones de hijos que apenas duermen en su cuarto después de cenar
cálidos en el abrazo tras el beso de las buenas noches y la despedida
Ellas salen escapan se atreven con el disfraz bien puesto del valemadrismo
para evitar sentirse víctimas de nadie y guardarse la moral en algún bolsillo trasero
en algún elástico de las medias
mientras los trapezoides pasan y regresan por las avenidas
con sus silbatos y bigotes y sus pitidos cardenales
Ellas nuestras ellas de tacones fingen enamorarse del vacío
permanecen sonrientes junto a la humareda de la mentada de madre que les arrojan
con los silbidos atronadores que las hieren
cual si fueran navajitas íntimas del viento que la noche precipita sobre sus escotes:
¡Ahora me ves! ¡Ahora no me ves, cariño!
¡Ahora estoy desnuda para ti y no te avientas!
¡Travesura cárnica de la desesperanza, déjame beber de ti toda la noche!
¡Déjame perderme en la impudicia de tus manos calamares!
¡A mí no me digas perra india fea!
¡Qué te has creído!
ii.
calles abajo calles arriba encrucijadas de luz y sombra por cada árbol testigo
ellas abundan en calles deshabitadas calles como mordidas que no las terminan de masticar
las bocas de sal en que se levantan levitan y languidecen bajo el marco
de las cortinas metálicas que no se aquietan en la duermevela y la nostalgia
al avanzar la noche ellas caminan hacia los bares en busca de frescura
de alguna voz amiga entre pellizcos luces sudores que saltan de piel a piel:
¡Vamos, Albertito, sírveme otra copa, que sabes que te pago
al final de la semana!
Al caer la oscuridad vacías quedan las oficinas los comercios las escuelas los templos donde hombres ocupados todo el día en largar el entrecejo se palpan la bragueta dispuestos a la cacería
mientras en las habitaciones pulcras duermen los intelectuales desvelados
y los que padecen alguna enfermedad incluida la falta de ambición sueñan
sin ganas de sorprenderse por la milagrería cotidiana y el desespero
en hastíos cotidianos orinan de aburrimiento en el para qué de la existencia
esperando que la noche se haga alta para salir de su encierro
afuera pastan ya los perros por los jardines
los policías lo atraviesan todo hasta el miedo en los espectaculares
conocen bien el parpadeo de faldas y los tacones que se apuran
en la esquina en toda esquina hacia la esquina donde pocos deciden detenerse
calles habitadas por medias levantadas blusas cortas
el maquillaje presumiendo la sonrisa:
—¡Hey diabla!
—¡Lárgate que esta calle está ocupada y estos son mis dientes
mis garras y mi brillantina!
Hoy no hay más posibilidades que la redada para qué Un pequeño rincón
la bragueta abierta y el policía se aleja tranquilo y relajado
Me ha cogido en medio de la niebla En el pavimento se trazan las distancias tacón
contra tacón las pantimedias en las manos como semilla
y la ceniza de todo cigarrillo entintando cuellos:
—¡Hola papi! ¿Quieres divertirte?
Alumbran las minifaldas los escotes husmean la carne
olisquean el peligro de cada diente que se atreve apenas
calles arriba escaleras y colchones oxidados
Los ires y venires de aquellos que siempre cortan con su intención los horarios
—¡Para qué apurarnos! ¡Déjame explorar tu cabellera!
y en los parques de cemento sonríen los desempleados
que esperan recoger migajas que los ancianos avientan a las palomas
se acurrucan cubiertos ya bajo cartones
entregados al sueño al hambre y a la nicotina
ignorando el traficar de pieles y olores y líquidos que minan el ambiente
fragancias arropadoras
y voces desdibujadas gimiendo nubarrones:
—¡Dejen ya dormir, vayan a morirse hacia otro lado!
iii.
(años atrás todo parecía distinto)
hay que escapar
se dice la novia en el espejo
hay que escapar
acelera el ladrón de joyerías
hay que escapar
dice el hombre si el marido vuelve pronto a casa
hay que escapar de la ciudad
pero nadie ha diseñado
la inescrupulosa ruta de escape
no, yo no te invitaré una cerveza
para arrancarnos la moral y alegrarnos y dejarnos llevar por los caminos de la carne
nos quedan tan sólo estos tres dardos:
¡Apunta bien!
que llega la mañana y su neblina
fantasmal
para abrazarnos
y ser la multitud de nuevo
no yo mejor te invitaré un café
y me alegraré de escucharte latir todos los miedos
sacar los recuerdos a media luz
y disponer los dedos sobre cualquier pecho que decida levantarse
Hay que escapar de toda felicidad
que se presienta nueva y poco iluminada
por los radios y a todo volumen
escucha bien: se acabaron los taconeos
ahora todas ellas fluyen alegres hacia los drenajes
y el sol arrecia con timidez
detrás de las cortinas
iv.
por las tardes el cansancio anida en la pajarera de los párpados
se hace ovillo en el corazón de los que se quieren
acitrona la sangre de los que se han bebido el desamparo
y poco les queda para entregar sin que les duela muy por dentro
las cantinas reverberan sus olores los preparan para darse valor
y en los parques de cemento los chiquillos aplauden
sus envalentonadas energías
mientras sus padres los observan
cabizbajos sonrientes
llenos de esperanza en los arcoíris
en aquellas promesas de tesoros
al bajar la cuesta de colores imposibles
no hay indicios de las batallas cotidianas al caer la noche
en esos mismos parques
ellas esperan ansiosas y se esconden bajo los árboles
detrás de los juegos mecánicos para llenar de sudor la oscuridad
ahí se aprecia ahora el olor de la tinta verde que cambia de mano en mano
una sonrisa una nalgada como si fuéramos los grandes amigos que acaban de intercambiar amor:
—¡Sigue así y te veo la próxima quincena!
—¡Qué te aproveche, queridísimo!
v.
(ya no queremos fingir)
hemos trazado el mapa emocional de los ciudadanos
y ahora nos preocupan sus predicciones de desfiguros contactos o prolegómenos
para el silencio de la noche que se esparce por todas las colonias
la ciudad se alza en aletazos y en el silencio del reloj
se consumen los días los años la historia el universo
hay que aprender del escarabajo que agita sus élitros
para romper lo cotidiano predilecto
y los ciudadanos no se apartarán ante toda sangre
pues buscan la diversión de su epopeya
los vagamundos incendiarios
reverberan valientes la ganancia por la muerte y la depravación
la voluntad en el destruir al otro y sin embargo
quedan los fantasmas sumidos en el templo
en el cerebro
en la emotividad de aquellos que Oh dios
arrastramos las luces mercuriales por el rostro
Oh dioses de la memoria colectiva
hay que ver cómo seguimos frenéticos cada silencio que nos perturba
para indagar nuestros instintos y consumirlos con todo atrevimiento:
¡Un día eres así y al otro día… bueno...!
y el contacto social que medirá el descuido de todos aquellos amores terrosos
que dejan correr sus lágrimas por el subsuelo
con la mirada hostil que al despuntar el día corre su brillo sobre el asfalto
golpeando las paredes
y te descubre plena en la consunción de amantes
de enamorados fantásticos o fantasiosos hechos en el polvo
ese verdadero dios que un día presentimos
sería nuestra ¡Libertad!
vi.
oscuridad oscuridad
no me dejes así desnuda en esta cama
que no recuerdo cómo volver a casa
oscuridad oscuridad
es el sueño o es que has llegado tan dentro de mí
que la vida es una pompa de jabón ineludible
oscuridad oscuridad
fíjate bien cómo se hace
porque en este bravío barrio no hay que andarse por las ramas
oscuridad oscuridad
ya duérmase mi niño que mañana hay escuela
oscuridad oscuridad
te pedí que compraras los condones y ahora me has borrado la sonrisa
con todos tus te amos y esperanzas
oscuridad
venenosa oscuridad que subes a las copas de los árboles
te arrastras bajo los postes de la luz mercurial esperando acechante el asalto
y te cuelgas de la falda de esas niñas que apenas escapan a los deberes de la nocturna
oscuridad querida
no te quedes viendo los cadáveres rebosantes de sonrisas
ni el asesinado sueño de las vendedoras de flores
porque el romanticismo ya se ha marchado del pueblo
y sólo nos ha dejado
el devenir de las discotecas y el teibol dans
ay mis niños pequeñitos
que se arrastran bajo las tetas de aquellas mujeres tan espirituosas
ay mis niñas y sus orgasmos primigenios
aquella felicidad las hizo tropezar temprano
la insidiosa felicidad y la oscura magia
que siempre sube como espuma de cerveza
para todas las traiciones nos quedan los canales del cable y sus telenovelas
los gritos los telefonazos y el continuo transportarse por la virtualidad
hasta los confines del vacío en los abismos del tedio:
—¡Hey Rosaura! ¡Qué pregunta por ti el señor diputado!
—¡Dile que hoy no tengo ganas!
—¡Váyase a trabajar, desobligada! ¡Cómo supones que se pagará la renta!
En la calle abierta de par en par solo quedan Ellas
con sus tacones y sus pantimedias destrozadas
y a través de sus mascarillas de amor
van alegres por las avenidas
sin detenerse ante cualquier oscuridad
vii.
—Para un final feliz ya no me bastas viejo
—¡Maldita seas bruja araña pedazo de carne inabarcable! ¡Es todo lo que tengo
apiádate de mí querida arpía
(la noche ha estado quieta y silenciosa)
— ¡Malvada escoria vómito del diablo perra de los campos enfermos
equizoide dolor de muelas! ¿Y este collar quién te lo ha dado?;
¿el ave de mal agüero de mi corazón?
—Te lo juro por la madre de todos mis cuervos
por la madre noche que todo lo penetra
por la madre de la noche que se me mete siempre
siempre hasta el huesito: ¡A ver papito enséñame otra vez la calavera!
(Y estas ganas de morder que me quedan en toda madrugada
me alejan de la calle Soy la serpiente de tus amaneceres)
—¡Es todo lo que tengo! Ésto y cada uno de los moretones que perviven
¡míralos míralos!
—¡En la cara no! ¡En la caranocarajo! Por favor acércame esas pastillas
para mi corazón que está dejando de latir por ti
viii.
hoy no voy a morir ya será otro día
me quedan repletas las agendas para otro caminar de besos
me quedan las ganas de perderme un poco en la conciencia
me queda el diablo bien adentro para poder sorberte de a poco colibrí de hielo
de a poco violeta ahogada tarde a tarde
y el día que me digas que sí
que tus fotos amplíen mi admiración por tu carne
ese día mi pequeña dinosauria
ese día sabremos bien cómo llamarle al amor:
callejón catre hotel de mala muerte
alegría piscinazo:
—¡Camila, súbete a la barra!
¡baja pero bien abajo y no te sueltes!
hay un poder especial en lograr seguir sonriendo
pero no te levantes que la noche se ha hecho larga
y ya no tengo ganas de volver a casa
ix.
no te puedes morir de soledad si la soledad se ha ido devaluando
no te puedes esconder encimada en la realidad si ya no quedan dragones
recorriéndote la espalda
para qué reconocer tu infancia ya no tiene caso
tu carne es apenas la desesperanza para cada cuello en que te has volcado
no te pierdas no te rindas no te alejes de los colmados hostales
no te puedes morir de noche nos causarás mala fama
y nadie volverá a estas calles ni se detendrá en nuestro reservado
tienes que saber resucitar
con esa milagrería nuestra de cada noche
de cada hora que termina bajo la violencia de cada cliente
no te vayas quédate un rato más
hasta que la luna nos disloque la rutina
x.
tienes fiebre cariño
y no encuentro la cartilla del seguro
estoy desempleado
tengo fiebre cariño
y no encuentro los condones
¿vas a pasar por mí?
estoy desempleado
tengo espinas en la frente
calderos en las piernas
ardor en la garganta
cortadas venas de la sobredosis
ya no nos importa movernos poco
quedarnos como tablas
esperando que la violación termine
¿en dónde has estado?
¿por qué te tardas?
¿acaso te has enamorado de otra?
nadie se agita por un pedazo de carne
apenas sustituto de la masturbación
¡ya cállate!
cállate que me duele la cabeza
y los párpados y me duelen las alas
y también los sueños
y este cadáver se va enfriando
¡al menos ya puedo quedarme quietecita
de una vez por todas!
xi.
amor
sé que esta noche debes quedarte con tus hijos
pero quiero que sepas
que estoy acá
esperando por tus besos
¿quién llama?
la providencia
¡bendita sea!
¡deja que suenen las campanas!
¡córrele chava
que de la policía es difícil escapar
son la plaga!
quédate a dormir
él no vendrá esta noche
he preparado un poco de café para poder mirarnos con largueza
abarcándonos por toda grietadura
he preparado mi carne para recibirte
mis huecos todos mis espacios todos mis besos
están listos para ti
seré la habitación de tu silencio
quédate a dormir
xii.
hace dos días que mi hijo no aparece mamá
vinieron a buscarlo unos amigos en una camioneta
hace dos días que no veo a mis hermanos
desde la muerte del padre y la repartición de las herencias
hace tres días oficial tres días que no aparece mi hija
no no no en la escuela nadie le conoció algún enamorado
podrá parecer poco pero hace tres noches
que se queda a dormir
estoy pensando en comprarle un cepillo de dientes
y dejarlo anochecer
sin nudos
sin gritos sin espacios vulnerables
solos dentro del agua nocturna
nos miramos
reflejo
de
l
u
n
a
¡regrésame con los míos por favor!
¡déjame volver con mis padres!
¡tengo que escapar!
xiii.
ahí están las calles abiertas de árbol en árbol
la expandida noche sigue intacta
para refugiarnos y escondernos de nuestro corazón
corazón
no me digas de voluntades incipientes si bien que decidiste
que el humo sea todo y el cuerpo se te ennieble
y es ahí donde se han quedado los desparecidos cotidianos
esos cadáveres que brincamos con la bicicleta
ya ni su olor termina por enloquecernos
el día es para los que no saben divertirse
lo sabes
para los que tenemos agria el alma queda la noche
y la madrugada líquida de besos
cuando madure dejaré de ser nocturno
para la noche la piel y el sudor
para la noche el grito y el adiós
oscuridad oscuridad
no te me quedes dormida que hay mucho tiempo por delante
y es que en la ira de la noche nadie tiene salvación
¡Vamos levántate!
Es hora de volver a casa
¿quieres desayunar?
Adán Echeverría. Mérida, Yucatán, (1975). Doctor en Ciencias Marinas. Investigador en CISEAN-UANE. Becario del FONCA, Jóvenes Creadores, en Novela (2005-2006) y del FORCAN, en novela (2020). Radicado en Matamoros, Tamaulipas desde 2018. Columnista en periódicos impresos y portales como Nota Tamaulipas (Ciudad Victoria, Tamps.). Premio Estatal de Literatura Infantil Elvia Rodríguez Cirerol (2011), Nacional de Literatura y Artes Plásticas El Búho 2008 en poesía, Nacional de Poesía Tintanueva (2008), Nacional de Poesía Rosario Castellanos, (2007). Ha publicado en poesía El ropero del suicida (2002), Delirios de hombre ave (2004), Xenankó (2005), La sonrisa del insecto (2008), Tremévolo (2009), La confusión creciente de la alcantarilla (2011), En espera de la noche (2015), Trapacería y fiesta (2015), Ciudad abierta (2019); los libros de cuentos Fuga de memorias (2006), Compañeros todos (2015), Mover la sangre (2019) y Tutlefem/Lerotic (2020); y las novelas Arena (2009), Seremos tumba (2011), El corredor de las ninfas (2017). En literatura infantil ha publicado Las sombras de Fabián (2014).
Fotografía y semblanza proporcionadas por Adán Echeverría.
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