LOS POEMAS MÁS BELLOS
Los poemas más bellos
se escriben en las piedras
con las rodillas adoloridas
y la mente afilada por el misterio.
Los poemas más bellos se escriben
frente a un altar vacío,
rodeados por agentes de locura divina.
De tal manera, loco criminal cual eres
le dictas versos a la humanidad,
versos de redención y profecías bíblicas
y eres el hermano de Jonás.
Pero en la Tierra Prometida
donde germinan las manzanas de oro
y el árbol del conocimiento,
Dios nunca ha bajado ni te ha maldecido.
Pero tú, sí, maldices
hora tras hora tu canto
porque has bajado al limbo,
donde inhalas el ajenjo
de una supervivencia negada.
HE CONOCIDO MARAVILLAS EN TI
He conocido maravillas en ti
maravillas de amor tan descubiertas
que a mí me parecían conchas
donde olfateaba el mar y las desiertas
playas que corren, y allí, adentro del amor,
me perdí como en la tormenta
manteniendo firme siempre a este corazón
que (yo sabía muy bien) amaba a una quimera.
LA VIRGEN
¿No han visto las mariposas
con que ligera gracia
rozan las corolas en primavera?
Con la misma ligereza
se cierne límpida sobre todas las cosas
la mirada de la hermana virgen.
¿No han visto cuando es de noche
cómo las estrellas vergonzosas
ofrecen la luz y la retiran?…
Así, tímidamente, la palabra
cruza el umbral
de sus labios afinados por el silencio.
La túnica que lleva no tiene forma,
la luz que a través de ella se filtra
dispersa sus contornos. Su hermoso rostro
no se sabe donde empieza, su sonrisa
tiene la potencia di un abrazo inmenso.
CANTO A LA LUNA
La luna gime en el fondo del mar,
oh, Dios, cuánto miedo muerto
de estos setos terrestres,
oh, cuántas miradas atónitas
surgen de la oscuridad para tomarte de tu alma herida.
La luna pesa sobre todo tu ser
y también cuando estás cerca del final
sientes el olor de la luna
siempre encima de los arbustos torturados
por los fuelles
por las parodias del destino.
Yo he nacido gitana, no tengo lugar fijo en el mundo,
pero quizás a la luz de la luna
me quedaré en tu momento,
lo suficiente para darte
un solo beso de amor.
CUANDO LA ANGUSTIA
Cuando la angustia extiende su color
dentro del alma oscura
como una pincelada de venganza,
siento el antiguo brote del hambre
hacerse tímido y gris
y la luz del porvenir que muere.
Y contra mí las cosas inanimadas
que al principio creé
vienen a morir de nuevo en el seno
de mi inteligencia
ávidas de mi asilo y de mis frutos,
pidiéndole riqueza a un mendigo.
DESEO DE AMOR
Ella anhelaba una sonrisa
una música muda
una orilla del mar
para bañarse
su amor imposible.
Sus pies desnudos y llagados,
su pelo escaso.
Ella no sabía que los recuerdos
son hierros clavados en la puerta,
no sabía nada
de la perfección del pasado,
de la masacre de las noches solitarias
no sabía que el mayor
deseo
es una nada
que inventa cosas muy extrañas,
y vuela como una idea
hacia la enciclopedia
del Paraíso.
Sueña
sobre un altar de plomo
y fustiga a los muñecos caprichosos
que nunca traen alegría.
SOY UNA CIUDAD NEGRA
Soy una ciudad negra
y una golondrina nocturna.
Algún muchacho me sonríe
y entonces me convierto en un zorro cantor.
Un mar de peces
nada siempre a mi alrededor,
son los falsos poetas
que quieren tocar el genio
con la pluma retorcida
de una insana voracidad
pero la curiosidad es un grillo aplastado
que pretende ser un alma.
Alda Merini nace en Milán el 21 de marzo de 1931, y comienza a escribir muy pronto. Gracias al aprecio de amigos y escritores -entre los cuales se hallaban Giorgio Manganelli, David Maria Turoldo, Maria Corti, Luciano Erba-, algunos de sus poemas aparecen en Antología de la poesía italiana 1909-1949, al cuidado de Giacinto Spagnoletti, publicada en 1950. Otros poemas se incluyeron en el libro Poetisas del siglo xx (1951), a cargo de Giovanni Sheiwiller. Su primer libro publicado es La presencia de Orfeo (1953), bien acogido por los mejores exponentes de la poesía italiana, como Quasimodo, Montale, Pasolini... A este seguirán los volúmenes: Miedo de Dios y Nupcias romanas, ambos publicados en 1955. Merini contrae matrimonio con Ettore Carniti en 1953. Durante los años siguientes nacerán dos de sus hijas. En 1961 se publica Tú eres Pedro, obra que cierra el primer período de su producción poética. Seguirá un largo intervalo marcado por un debilitamiento emocional que llevará a Alda Merini, de 1965 a 1972, a someterse a largos períodos de internamiento en el Instituto Psiquiátrico Paolo Pini. Nacerán durante estos años dos hijas más. En el hospital escribe esporádicamente por recomendación de los médicos; pero a partir de 1979 inicia una nueva etapa creativa: la reflexión sobre la devastadora experiencia en el manicomio hace nacer los poemas que sólo verán la luz en 1984, cuando Scheiwiller los da a conocer bajo el título La Tierra Santa, obra maestra que en 1993 obtendrá el Premio Librex Montale. Alda Merini enviuda en 1981, y en 1983 se casa con el poeta Michele Pierri. Por ese entonces se muda con él a Tarento, en donde de nuevo tendrá que ser internada. A partir de 1986 regresa a su antigua casa de Milán, junto al Naviglio. Empieza de nuevo a publicar, sea poesía sea prosa. Data de ese mismo año La otra verdad: diario de una diversa, edición aumentada en 1992, donde seguirá hablando sobre su vida en el manicomio. Poco tiempo después aparecerán Hojas blancas (1987); Testamento (1988), una antología poética a cargo de Giovanni Raboni; Delirio amoroso (1989), con una nota de Ambrogio Borsani; El tormento de las figuras (1990); Vacío de amor (1991), al cuidado de Maria Corti; Hipotenusa de amor (1992); El pantano de Manganelli o el monarca del rey (1992); Si los ángeles son inquietos. Aforismos (1993); Titano y otros amores (1993); Delito de vida (1994); Baladas no pagadas (1995), al cuidado de Laura Alunno; La loca de la puerta de al lado (1995); La vida feliz (1996); Flor de poesía 1951-1997 (1998); Agradezco siempre a quien me da la razón (1998); Cartas para un relato. Prosas extensasy breves (1998); Giuseppe el ladrón. Relatos de los años sesenta (1999); Aforismos y magias (1999); Suprema es la noche (2000); El alma enamorada (2000); Cuerpo de amor. Un encuentro con Jesús (2001), con un texto de Gianfranco Ravasi; Loca, loca, loca de amor por ti. Poemas para jóvenes enamorados (2002), al cuidado de Daniela Gamba, con una reflexión del conocido cantautor Roberto Vecchioni; Magnificat. Un encuentro con María (2002); La carne de los ángeles (2003); Poema de la cruz (2004), con un texto de Gianfranco Ravasi; Hombres míos (2005); Cántico de los Evangelios (2006); Francisco. Canto de una criatura (2007); Cartas al doctor G y Mística de amor (2008). Alda Merini falleció en Milán el 1 de noviembre de 2009.
Fuente fotográfica: Wikipedia
Zingonia Zingone (1971) es una poeta, narradora, licenciada en Economía, y traductora italiana que escribe en español, italiano, francés e inglés. Vive entre Italia y Costa Rica. Cuenta con poemarios editados en España, México, Costa Rica, Italia, India, Francia, Nicaragua y Colombia. Sus títulos más recientes son Los naufragios del desierto (Vaso Roto, 2013), Petit Cahier du Grand Mirage (Éditions de la Margeride, 2016) y las tentaciones de la Luz (Anamá Ediciones, 2018). Entre sus trabajos de traducción destacan los más recientes poemarios de la nicaragüense Claribel Alegría: Voci (Samuele Editore, 2015), que se adjudicó el premio internacional Camaiore 2016, y Amore senza fine (Edizioni Fili d’Aquilone, 2018). Dirige la columna de poesía internacional en la revista italiana MINERVA.
Poemarios editados en español:
Máscara del delirio, Ediciones Perro azul, Costa Rica, 2006.
CosmoAgonía, Ediciones Perro azul, Costa Rica, 2007.
Tana Katana, Ediciones Perro azul, Costa Rica, 2009.
Equilibrista del olvido, Editorial Germinal, Costa Rica 2012.
Los naufragios del desierto, Vaso Roto Ediciones, España, 2013.
Las tentaciones de la Luz, Panamá, Nicaragua, 2018.
El canto de la Sulamita – Poesía Reunida, Uniediciones, Colombia, 2019.
Semblanza y fotografías proporcionadas por Zingonia Zingone.
Escribir comentario