LA ZANJA
Dolosa noche se anuncia en la oquedad
cubierta línea del ojo. Espesa:
«Grieta no es signo». Muerte
con muerte arroba, madre, y veranea.
«¿El brillo, las hojas?». Arroba perfume
de la tierra y tierra madre
sucinta en la oquedad. La noche arroba.
¿Y SI APARECE?
Y si aparece aun, dinos, delimitábase.
Donde se deposita.
Donde.
Delimitábanse, fechas, las descripciones, dinos
bajo qué sombras.
¿Más cercana una tibia (y dúctil) escaramuza?
Frías, frías tus manos. Tensión lo de ese algo
en qué vez si ya no esperas
lo de ese algo dúctil, en qué piel, dinos, se deposita
«EL BOTE»
¿El detritus algo importa?
¿Tampoco la luminosidad por estos páramos? Donde
se instalarían las depuraciones. Y polvo
en el camino, o fango. ¿Hurgan los moradores?
El humo desasido. Moscas. Porque se ha visto
revolotear al ave carroñera, y perros, vagar por estos días.
¿También hurgan los perros? Oye, aquí voltean
tractores y camiones —grumos. ¿Los desperdicios?
Que no llegue a la noche. Aquí se habita. De aquí…
bueno. Y sacos de botellas. Latas. ¿Viven?
El mundo es reciclable, oh Dios. ¿El mundo que creaste?
CRIATURAS
Te cubres si era rostro acerado y manos qué
buscan y rasgan ¿lo que pueden?
fuerzas que no saldrían ya de ti ni voz / ¿nadie oiría?
rostro acerado y fresca en ese instante
la mañana.
Perdida manilla de reloj y bolso en forcejeos
lo poco que no esperabas de ti misma y quizás sobre la hierba
hacías de las más disparatadas cosas
acerada tú misma en forcejeos inútiles tú mima. De mañana.
LOS BENEFICIOS
Pensando que la mente puede ser (y es) en todos diferentes.
Manera en que bendice al mundo el dueño. Es mi vecino.
Aprovechamos del instante escurridizo, un día
como sus ojos. Anhelamos del higo el fruto, el té,
si de las hojas. También si de naranjas / últimas
que he preferido. Baja la uva en la cerca.
El dueño, un médico sin muchas pretensiones. Adiós
del médico entre dientes. Y antes:
Mejor se ven en las ramas. ¿Al irse es esto que masculla?
¿Y en el suelo? ¿Aunque se pudran? Preguntaría alguien de nosotros.
No se va. ¿Se escurre? —Cuántas veces lo he dicho: es mi vecino.
LA HABITACIÒN DE AL LADO
Ven tú aquí a esta puerta habrá una hora deja ver ese punto
alguna seña / te ha servido la escalera de incendio
en otras noches ven tú aquí por los santos
deja ver que algo anima están los árboles
la pared donde pides ver mi sombra están los Piercings
«merodean muy cerca» nos iremos a los lavaderos
ruinosos yo creciendo cuando busco en tu sangre tu debajo.
ESTARÍAMOS TRATANDO DE SABER
Todo tipo de suerte frutas raras baratijas en los mimbres
y tejidos las fritangas en las hojas y si cuelgan
los racimos de ayer bien nos hartamos de tostadas y dulces
se desnuden bajo el fuego las noches esos ritmos
que nos juntan al cuerpo da mi suerte la señora de traje
da mi halago sin decirlo muy claro la señora
«no es que llamé amor,
no es que yo dije» la hemos visto de traje carta en mano.
Rito Ramón Aroche (Ciudad de La Habana, 1961). Crítico, ensayista, poeta. Ha impartido cursos de escritura creativa y participado en festivales de poesía en Suecia, Colombia, México. Entre sus libros publicados se encuentran Material entrañable (1994), Puerta siguiente (1996), Cuasi II (1998), Cuasi I (2002), El libro de los colegios reales (2005), Andamios (2005), Del río que durando se destruye (2005). Historias que confunden (2008), Las fundaciones (2011), Una vida magenta (2014), Límites de Alcanía (2016), La estación del año (2017). Libro de Imaginar I (2019), El cielo como estaño (2022). En el 2006 ganó el premio de poesía La Gaceta de Cuba.
Semblanza y fotografías proporcionadas por Rito Ramón Aroche
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