Fenris de la Séptima
quisiera
que supieras
que esta noche fría en mi cama de cartón
cuento pulgas con ternura
pulgas
que antes eran de Fenris de la Séptima
un perro triste y escuálido
como el amanecer
nos topamos
una tarde en que
los dos andábamos
con el rabo entre las piernas
él sólo quería las migajas de la calle
y yo únicamente anhelaba
que tus palabras me alcanzaran
ni lo uno ni lo otro resultaba
le ofrecí
un pan petrificado en mi bolsillo
el perro agradecido meneó su cola
y me pidió que también lo bautizara
entonces recordé aquel lobo inmenso
a quien las deidades de la bruma nórdica
atraparon con una cadena invisible
forjada por enanos embriagados
Fenris el lobo que sólo permitía que un poeta
le diera la comida
ese nombre lo presté para mi perro
el apellido lo recibió
en honor al lugar de nuestro encuentro
juntos creamos las estrategias
de nuestras existencias
hicimos de la calle nuestro reino
conquistando a punta de colmillo
y maldiciones
Fenris de la Séptima era más alegre
no tenía recuerdos
ni fotos en la billetera
ahora he perdido la mitad del reino de asfalto
con la agonía de mi perro
bajo las llantas de un carro fantasma
heredé
sus pulgas por la fe de mi promesa
es cierto
y por el capricho de tus silencios
que me dieron la calle
y sus huecos como lugar de destierro
no maten las pulgas
sangre de nuestra sangre
dijo el cómico por la radio
y yo lo tomé en serio
y ahora las cuento con ternura
mientras
mis cabellos crecen entre lluvias
confundiendo
su color con los gases de los carros
en esta fría noche ya casi te olvido
más ahora cuando recuerdo que mi perro
Fenris de la Séptima
nunca mordió la mano de un poeta
Saur es elegido rey
no soy un perro
aunque haya mordido la mano
de la mujer que me ofreció su muslo
a pesar de mis días largos
olfateando
las calles de arriba abajo
ni siquiera cuando
les gruño a los mirones
que estiran sus lenguas de sapo
así
ahora vague
con el rabo entre las piernas
recordando
las noches en que leíamos leyendas
nórdicas
mientras tus senos
como espadas desnudas
apuntaban hacia el cielo raso
y tus palabras
llamaban a nuestro lecho el Mar del Norte
en las sábanas de azul transparente
navegaban tus cabellos negros
allá nuestros cuerpos son galeones vikingos
que asaltaron sin compasión
el puerto del delirio
ahora tengo el olfato pegado a los adoquines
ya no me causan ternura
tus mentiras de mediodía
que convencían a todos menos a la tía Lola
no tengo pecados
ni siquiera veniales
lo único que acataba era la ley de tu piel
aun así no me atrevo
a entrar al silencio de las iglesias
te recuerdo
y arranco tras los buses
como loco en fiesta callejera
la ciudad es mi habitación
tengo parques preferidos
que suplieron nuestra cama
no por ello soy un perro
ni siquiera un gozque escuálido
al que le hayan incrustado en la testa
la sabiduría de tres hombres
que haya aprendido
a ladrar dos palabras
y a pronunciar una tercera
y sido elegido por curtidos pescadores
rey del puerto noruego más importante
de los días paganos
aquella historia nórdica
que nunca alcanzamos a leer juntos
cuyo final sabrás
ahora que los celos alborotan mis nervios
y me incitan
como los súbditos del gozque lo incitaron
para que defendiera lo suyo
contra un lobo hambriento
que penetró en sus dominios
La venganza de Hallgerd
a la hora menos prevenida
aparecerás por la calle central de la ciudad
entre estertores de raudas sirenas
y los enanos
que llevan a cuestas las espadas del circo
entre escandalosos vendedores ambulantes
y sus hachas de cortar uñas
llegarás entre policías agazapados
detrás de sus bolillos convincentes
entre ladronzuelos al acecho
y sus dagas
ahogadas en la pretina del pantalón
al encontrarnos
inventaremos de nuevo la sonrisa
y le ofreceremos a nuestra cita
un abrazo en sacrificio
diremos que las sillas vacías
de la cafetería de enfrente nos esperan
pedirás té de Turquía
pero en leche de cabra
y mientras yo decido mi café amargo
te contaré
la historia de una venganza retardada
le sucedió a Gunnar
el guerrero de Lidarende
cuya cabeza fue puesta en precio
por culpa de los embustes de Hallgerd su mujer
una feral docena de perseguidores
lo atacó
cuando se hallaba escondido en su cabaña
Gunnar respondió con certeras flechas
hasta que uno de los enemigos lanzó el hacha
y le cortó la cuerda del temido arco
pronto el audaz guerrero le pidió a su mujer
que arrancara dos rizos de su larga cabellera
y con ellos hiciera de nuevo la cuerda
que mientras tuviera el arco entre las manos
nadie podría llevársele la vida
Hallgerd le mostró la mejilla derecha
y con furia chilló:
las hachas de tus enemigos son mi venganza
acuérdate de la cachetada
que me diste hace años
te gustará la historia y pensarás
que una palmada apenas si recordada
no daba para tanto
luego callarás
buscarás
en el silencio las palabras
que te ayuden a contarme
que desde hace un par de semanas
andas preocupada y sin apetito
porque aún no ha brotado
por entre tus piernas pálidas
el hilo de sangre tibia
Víctor Manuel Rojas Cárdenas, nació el 30 de agosto de 1953 en la ciudad de Bogotá, Colombia.
Es uno de los poetas, traductores y escritores latinoamericanos más celebrados en Suecia, país donde se radicó en calidad de refugiado político en el mes de mayo de 1984. Es en ese reino nórdico donde ha forjado su obra literaria después de haber aprendido el idioma sueco y trabajado en diferentes oficios.
La Universidad de Jönköping le concedió el grado de licenciado en Pedagogía Social. Dos años más tarde adquiere una maestría en literatura comparada otorgada por la Universidad de Gotemburgo. Durante un corto periodo trabajó como docente universitario, pero en el año 2002 fue nombrado Inspector de Libertad Vigilada en el Departamento de Asistencia Penitenciaria de Suecia, cargo que ejerció hasta el año 2021.
Víctor Rojas debutó como cuentista con el libro Los suicidas no van al cielo, en 1996. Al año siguiente publica su primer libro de poesía en edición bilingüe Poemas para un pájaro ciego. Un poemario donde afloran los sentimientos de la persecución política y el exilio. El poema XVI, conocido como Oración de un niño refugiado, ha sido traducido a más de quince idiomas y a menudo es leído en simposios sobre refugiados y desterrados.
Ese mismo año la ciudad de Jönköping le hace entrega del Premio Anual de la Cultura. Al año siguiente la Federación de Escritores de Suecia le otorga el premio Klas de Vylder como escritor extranjero del año.
Víctor Rojas también ha hecho carrera como traductor de autores suecos al español. Por sus traducciones y por difundir la cultura sueca en el extranjero fue premiado por la Academia sueca en el año 2004. En la actualidad Víctor Rojas ejerce como director del Festival Internacional de Poesía del departamento de Jönköping: https://poesifest.se/. Por esa labor, de más de un lustro, la asamblea departamental de Jönköping lo condecoró con el premio anual del año 2021.
Semblanza y fotografía proporcionadas por Víctor Manuel Rojas Cardenas
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