MANIFIESTO DE LA CIGARRA
Muerta mi madre de frío antes que yo naciera
mi primer instinto en este mundo
fue sepultarme viva en el patio de la casa
Así bajo el árbol de la abuela
hice de la sombra mi martirio
Entre raíces amamantadas por la lluvia
fueron míos todos los cadáveres del mundo
Por diecisiete siglos he visto crecer en mi espalda
cuatro alas de vidrio recortado
y un adiós tan hondo en mi memoria
al que no le estorba la queja del ciempiés sin bruja
No pude no herirme con mi propio filo
No puedo ahora contenerme en llanto
ante el cachorro que entierra
el esqueleto de un gorrión sobre mi frente
Todo el silencio acaba aquí
donde la noche
se arrepiente de callarme
Este el momento augurado
Es la huida la luz que lanza sobre mi cuerpo su conjuro
y esta vez sí tengo boca para alcanzar su grave anzuelo
y esta vez sí tengo ojos
De sangre tibia he recubierto mis párpados
para que me encuentre a tiempo
esa niña que huye de fantasmas
No se preocupen
Dejen que me hunda en su grito
en la pausa que hace de la vida
la parte podrida de la fruta
Dejen que me rompa las patas
ese ángel atroz y luminoso
y llegada la hora
déjenme olvidar mi antigua piel
Veo mejor sin cara Canto mejor sin boca
Dejen que me aniquile la fuga
del hombre que encuentra en mi vientre un revolver
Veo mejor sin cara Canto mejor sin boca
En el pecho me ha nacido una nueva oscuridad
y hoy debo dejarla abierta.
CUANDO LOS RÍOS CALLEN
Cuando los ríos callen bajo los puentes
y la ciudad se rinda sin retorno
seguirás el sendero de las rapaces hasta mi cuerpo
Pondrás sobre mi frente
el átame que resguardas con orgullo
ahí donde los hombres aprenden a soñar con alacranes
Como un sorbo de leche
en la boca de un recién nacido
bajarás entonces por mis muslos
Será mi sombra
el ciervo que atraviese el bosque
para acurrucarse en tu garganta
Y nada podré ver Y nada habré olvidado
Enredarás mi lengua entre tus piernas
como la noche-jaguarundi
enreda su ojo en los estanques
y los prende y los asfixia
Para nosotros será por fin el silencio de la tierra
Y nada podrás ver Y nada olvidarás
Cuando los ríos callen
y la ciudad se rinda sin retorno
yo he de ganarme la muerte
adentro de tu cuerpo.
ÚLTIMA FE DEL COLIBRÍ
Maldita sea la bendición de este vuelo
que entrega mi cabeza a las alturas
igual que un punto de agua
bajo esta nube de fuego
Yo que he inventado alguna noche
la fe del cansancio
ya harto de andar apresurado
en busca de sustento
Hoy maldigo la garúa que bautiza
el sueño de otras aves
y a mí me da la sed
y el tornasol de los astros inútiles
mientras alardea en mi cara
la pausa del agua y sus silencios
Un instante tan solo pido antes del retorno
porque solo en el trayecto está mi hogar
lo sé
pero hoy nada me basta
y la vida sigue
como una roca sostenida a duras penas
y el día avanza rápido
y el viento y el rayo
no saben detenerse
ante este pequeño dios que me palpita
Solo en la marcha está la belleza y la caída
y esa pausa sigue estando lejos para mí
anuncian las ciudades
Es esta la condena de mi sangre
sentir el color del cielo sobre las alas encarnado
como un pulso tan constante y tan frágil
igual a una vida que cuelga de una flor marchita
y no poder mirar hacia otra parte
y andar
mientras los hombres me persiguen y me espantan
y andar
porque el aire se hace ligero
con el afán de sostener mi sombra
andar al fin
porque el sol anda también
a pesar de la tormenta
y los jardines y las fuentes
permanecen en el lugar de nunca.
VENGANZA DEL CAIMÁN
La luz del sol crujía sobre el agua
aquella hora en que juraste leer
en las entrañas de un caimán
el futuro de tu hija
La carne del reptil se tornó violeta
y el río se teñía con su sangre
Mi hija se ahogará por la mañana
Concluiste
Puedo ver su cuerpo
Es cada vez más oscura su silueta
El agua le hincha la piel
y es blanca la higuera que brota de su vientre
Puedo verla
En su muñeca aún lleva atado mi rosario
y entre sus dedos se asoma un nudo
de frutos venenosos
Puedo verla
Su miedo lo conozco de memoria
incluso mejor que mi propia cara
Lleva en su lengua incrustado
un amuleto de amatista
y entre sus párpados
dos colibríes en lugar de ojos
Puedo verla
Ahora su muerte la conozco
la miro de frente y la sostengo así
como a este animal despellejado
sobre las piedras de la orilla.
CUNA PARA FÓSILES
Verás un puma rastrear tu caminata
cuando apartes de tu rostro
esa máscara de liebre
Verás llover granizo sobre el sendero de la sed
Y no te importarán las víctimas
que vaya dejando el frío a su paso
Este es el abismo que vigila nuestro aliento
La piedra tallada bajo tu vientre
el último día del mundo
Tú sigue caminando
Aún no es tarde para hacer de tu lengua
un rincón de selva en mi costado
Ya suelta las amarras
Es tiempo de convertir la sombra
en lo que no pudo convertir el tiempo
El triunfo del vértigo sobre la carne
La llaga que se angosta y se dilata entre nosotros
levantando un muro contra los perros del olvido
Y vamos a quedarnos ciegos
y vamos a suplicar que nos maten
uno sobre otro
cuando el beso se nos haya rebelado
No trates de encontrar lugar sin ruinas
en esta cuna para fósiles
Tu piel se ha vuelto espesa
más espesa que la niebla en madrugada
y solo yo puedo verte
ahora que Dios ha extraviado
su pupila muda en el deseo
¿Qué más quisieras pedirme?
Solo yo puedo verte a oscuras
venir hacia mí de rodillas con la boca abierta
Porque he dejado caer de mi pecho
la última serpiente moribunda
y has hecho con ella tu vestido
Y nada más importa
Hoy mi tiento te aprende
y siguen lloviendo ídolos de sal en la montaña
Ya no estás bajo mi umbral
¿Acaso puedes oír
más allá de la niebla
cómo arde todavía
aquel puma enloquecido entre los árboles?
Byron Ramírez (Desamparados, Costa Rica, 1997). Filólogo, poeta y profesor universitario. Primer Lugar Certamen Nacional Brunca (2018), Primer Lugar Certamen Nacional Martin Luther King (2017), Finalista Premio Internacional Emilio Prados (2019), Primer Lugar Certamen Facultad de Letras Universidad de Costa Rica (2019), entre otros reconocimientos. Gran cantidad de sus poemas han sido publicados en diversas revistas y antologías alrededor del mundo, y traducidos al francés, uzbeko, italiano, inglés y afgano. Ha publicado Entropías (Nueva York Poetry Press, 2018), Adamar (Poiesis editores, 2020) y Terra Incognita (Editorial Arboleda, 2021). Fue coordinador y editor general de la Antología Y2K (2018) y de la Antología Nueva Poesía Costarricense (2020) publicada por el Ministerio de Cultura de Costa Rica.
Semblanza y fotografía proporcionadas por Byron Ramírez
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