Poesía de Sean Salas

ESPERANZA DE VIDA EN SIRIA

 

 

 

La esperanza de vida de una mosca

 

es de un día o menos,

 

no tienen tiempo para ser filosóficas.

 

 

 

En Siria, las moscas son muy felices.

 

Si tuvieran boca sonreirían de antena a antena.

 

Si tuvieran cerebro sabrían que son moscas.

 

 

 

Sobrevolando un campo recién bombardeado

 

ven una manita sobresaliendo de los escombros,

 

piensan que esa manita —sin vida—es una flor.

 

Según las moscas los niños son semillas sembradas en cemento.

 

 

 

En ese jardín de residuos radiactivos

 

las moscas juegan a ser mariposas

 

descansando en pétalos tiesos.

 

Durante su corta existencia

 

las moscas en Siria nunca están tristes,

 

hay suficientes flores para todas.

 

 

 

 

 

ALICIA EN LENCERÍA DE LÁTEX

 

 

 

De momento sigue a salvo

 

mi secreto mejor guardado.

 

 

 

Soy mi propia droga. Disfruto hablar solo

 

como el tímido bailando cuando nadie lo mira,

 

como Hemingway leyendo en secreto a Faulkner

 

o Faulkner leyendo en secreto a Hemingway.

 

 

 

Mi boca es un rifle con silenciador.

 

 

 

No invento amigos imaginarios,

 

invento mi doble de acción.

 

Hablo conmigo mismo,

 

me cito filósofos clásicos,

 

muy a menudo yo mismo me ofendo.

 

 

 

Yo pregunto. Yo respondo.

 

No sé cómo cerrarme la boca.

 

Hablar solo es un pequeño placer

 

que me evita grandes crímenes.

 

 

 

De mi sombrero saco conejitas.

 

 

 

Quien aprenda a leer labios

 

sabrá lo mucho que disfruto

 

en el País de las Maravillas dentro de mi cabeza,

 

yo y Alicia desnudos frente al espejo,

 

ambos derritiendo hongos con la lengua

 

para modificar nuestros cuerpos.

 

 

 

Las mentes creativas

 

pueden saborear los frutos prohibidos

 

que nunca caen del árbol de la realidad.

 

 

 

 

 

POEMA CONFESIONAL DE SYLVIA PLATH

 

 

 

Lee cuentos de hadas a sus hijos

 

para que se duerman temprano.

 

Prefiere desvelarse a solas

 

quemando esquinas de fotografías,

 

tomarse su tiempo

 

cuando modela frente al espejo

 

vestidos para funerales.

 

 

 

El insomnio lo atraviesa distraída

 

como quien bosteza ante un paisaje

 

que mira a diario,

 

no tiene nada que hablar

 

con su almohada de piedra.

 

 

 

Sus hijos fingen dormirse

 

para que ella se marche rápido,

 

sienten miedo cuando ella pregunta

 

si también pueden ver por la ventana

 

a los amantes de pícnic en la luna,

 

no entienden por qué ella sonríe

 

cuando se corta con una página.

 

 

 

Ante lo que es mejor no conocer

 

les protege la cara con la mano

 

pero los deja mirar entre dedos.

 

 

 

En la mesa donde sus hijos

 

juegan a tomar el té

 

ella invita a sentarse a la muerte.

 

 

 

 

 

FARAI UN VERS DE DREYT NIEN

 

 

 

Como Guillermo de Aquitania

 

fallé escribiendo una canción sobre nada:

 

que no trate de mí ni de nadie.

 

Así descubrí que soy un maestro del disfraz.

 

 

 

Solo el reloj astronómico de Praga

 

sabe en qué hora nací.

 

Ignoro si moriré en París con aguacero.

 

Ignoro si Dios agonizará el día de mi reencarnación.

 

 

 

Mi autorretrato es el desierto

 

con las huellas de los espejismos.

 

Envidio a quienes distinguen

 

cuándo están felices y cuándo están llorando.

 

 

 

Por primera vez en mucho tiempo

 

se abrió mi corazón con un chirrido

 

como el portón de la casa abandonada;

 

 

 

¿qué haces tú en un poema como este?

 

 

 

También eres polvo animado con la imaginación

 

pero contigo a mi lado sería más fácil

 

estar aquí en la oscuridad

 

enterrado hasta la cintura en el hielo.

 

 

 

 

 

RELOJ DE ALFRED KUBIN

 

 

 

En las antiguas guerras, luego de la batalla

 

se enviaban soldados a hundir sus espadas

 

en cadáveres enemigos,

 

asegurando así que realmente eran cadáveres.

 

 

 

El hombre siempre ha estado en guerra

 

contra el olvido,

 

contra un mundo que no deja de girar.

 

El futuro siempre se está afilando

 

en la roca del presente:

 

tarde o temprano

 

hará

 

         rodar

 

                     nuestra

 

                                   cabeza.

 

 

 

Nada tiene más filo que las agujas del reloj.

 

El tiempo es el soldado enviado por la muerte.

 

 

 

Sean Salas (Heredia, Costa Rica, 1997). Ganador del VIII Premio Internacional de Poesía Paralelo Cero, en Ecuador. Autor de Alter Mundus (El ángel editor; 2021), Ciudad Gótica (Nueva York Poetry Press; 2022) y Fantascopio (de próxima aparición con el sello editorial Cölmenart).

 

 

 

Semblanza y fotografía proporcionadas por Sean Salas.

 

 

 

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