Entrevista a Arístides Luis

     Con el auspicio de la empresa privada mexicana Konesh Arte y Cultura y el respaldo del Ayuntamiento de Salamanca, bajo la dirección de la poeta Carmen Nozal, se llevará a cabo el II Encuentro de Poetas Iberoamericanos en septiembre, con sedes en Costa Rica y México, en honor a los poetas costarricenses Laureano Albán y Julieta Dobles. En la Ciudad de México, las sesiones de lectura tendrán lugar en el Centro Cultural de España en México, así como en la Casa del Poeta "Ramón López Velarde", el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, la Casa Universitaria del Libro UNAM-CASUL y la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Se agradece adicionalmente el apoyo de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y de la Presidencia de Zihuatanejo, de las publicaciones Crear en Salamanca, Tiberíades, Taller Igitur, La Mascarada, Anestesia, El Golem y la Congregación Literaria de la Ciudad de México, que albergarán entrevistas y muestras de las obras de los autores invitados.

 

     En esta entrevista, Luis Arístides, destacado columnista de El Independiente, comparte cómo integra su labor periodística con su producción poética, abordando la cuestión política en ambas disciplinas de manera distinta. En sus columnas, Arístides trata temas políticos de manera explícita, mientras que en su poesía, lo político se manifiesta a través de la sensibilidad y la individualidad, sin la pretensión de ser evidente. Esta dualidad le permite reflexionar sobre la conciencia social y la neutralidad política, aspectos que considera esenciales tanto en su vida cotidiana como en su obra literaria. Arístides subraya la importancia de mantener una higiene política personal, destacando cómo esta se refleja en su visión y trabajo creativo, demostrando su compromiso con la construcción social desde la perspectiva del arte.

 

 

 

  1. Como columnista en El Independiente, ¿de qué manera se complementa su labor periodística con su producción poética?

 

 

 

Como columnista me preocupaba principalmente la cuestión política. En mi trabajo poético lo político está, pero debe leerse desde el horizonte de la sensibilidad, en la irracionalidad, como una manifestación de mi individualidad. Por supuesto, esto no es siempre evidente. Nunca he tenido la pretensión de hacerlo evidente. Sin embargo, para mí, en lo más personal, en mi vida cotidiana, está siempre esa preocupación. Uno no debe hacer a un lado la consciencia de ser parte de la construcción social. No existe tal cosa como la “neutralidad” política. Pienso que, si uno no se preocupa por la higiene política personal, se nota. Es decir, se puede ver en el ojo indiferente del poeta que mira a las aves como si fueran sólo aves. Son cosas que se notan, aunque sea difícil de explicar, si se tienen enfrente no pueden ignorarse. Otra cosa es que esta dimensión de la subjetividad socializada se ponga a la luz deliberadamente, traducida en estilo y temática dentro de la poesía. Grandes obras se han escrito siguiendo este procedimiento. Mi trabajo poético no ha ido por ahí.

 

 

 

  1. Su obra ha sido destacada en diversas publicaciones y proyectos literarios. ¿Cuál es su criterio para seleccionar los proyectos en los que decide participar?

 

 

 

Me gusta poner atención al trabajo editorial que hay detrás. Me siento más cómodo participando en lugares que se forjan con cariño y cuidado. Hay que cuidar a la literatura como a un familiar enfermo, pacientemente, con todos los pesares y dolores que conlleve, con devoción. Me alejo de los lugares que parecen tomar esto a la ligera, o que confunden la publicación con la fama o la exposición. Uno publica para ser leído, para ser puesto a prueba por el lector. El editor no le hace un favor al artista, ni el artista al editor. Más bien, hay ahí un trabajo colectivo. El trabajo editorial también es un arte, la selección, la forja de un catálogo, de un claustro de galardonados, de los invitados a un encuentro, de los libros que se presentarán en las Ferias, de los jurados en los certámenes, las becas. Todo esto es, en cierto modo, un trabajo editorial. El editor crea horizontes para leer el presente literario. Me siento más cómodo en lugares en donde les preocupa todo esto.

 

 

 

  1. Como autor joven, ¿cómo percibe su papel en la promoción de la literatura contemporánea desde Hidalgo? ¿Qué desafíos ha enfrentado como escritor en esta región?

 

 

 

Hidalgo tiene una enorme producción literaria y muy contemporánea. Aún no sabemos si tenemos algo parecido a una tradición, pero, de que abunda la escritura, eso nadie lo niega. Probablemente la más grande ausente sea la crítica literaria. En el estado hubo solamente una propuesta de creación del programa de filosofía y letras en 1961, en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, pero no se llevó a cabo. Esto se traduce en más de 150 años sin una facultad que reproduzca sistemática y profesionalmente la discusión en torno a la literatura, desde un ámbito local. Existe el fenómeno de la diáspora, de la que habló Agustín Cadena. Sin embargo, esto ha provocado que la construcción colectiva de la literatura sea fragmentaria, esté rota y, además, que sea muy lenta. Quienes han destacado lo han hecho por su cuenta, es decir, sin tener realmente un Hidalgo en sus sensibilidades. Hace poco se presentaron dos compendios de escritura en torno a la ciudad de Pachuca. Se nota la diversidad de intereses literarios, la heterogeneidad de percepciones, posturas sociales (cuando las hay). Esto puede parecer una desventaja, pero no lo es. Al contrario, creo que es una oportunidad de las que hay muy pocas, de construir una región literaria sin grupos que concentren la totalidad del poder (de publicación, de promoción, de financiamientos). Sin embargo, veo que a algunos les interesa más bien esa otra forma de producir la vida, tan vieja y anacrónica. Incluso protestan, como si ese modo de producción de la literatura, como antes, fuera, para la actualidad, una forma de emancipación, me refiero a quienes piden dinero y poder por “ser poetas”, que todavía creen en la superioridad del artista, como si no tuvieran responsabilidad frente al trabajo, que su arte vale una paga y no un salario, que es más que el trabajo del empleado y el obrero. Creo que en Hidalgo hace falta más discusión, con rigor, comunidad y paciencia, y menos alegatos e intriga.

 

 

 

  1. ¿Qué influencias literarias o poéticas han marcado su estilo y su visión artística?

 

 

 

Mis mayores influencias provienen de talleres. La primera obra en la que sentí una comunión íntegra con mis intereses, fue La caída del búfalo sin nombre, de Alejandro Tarrab. Después tuve la fortuna de estudiar con él. Creo que estar en su taller ha sido un punto fundamental de mi formación, ahí aprendí a armar mi canon personal. Me interesa todo el universo que representa leer a Pessoa, gracias a las lecciones de Mario Bojórquez. También con Christian Peña leímos a Pessoa, en otro ánimo, mucho más ligado a nuestros poemas, a lo que hacemos de nosotros mismos cuando escribimos. Christian es un tallerista que te cambia la vida desde la primera sesión. Creo que más o menos así he construido mis influencias, al menos las más actuales: La caída…, Ante paraíso, Álvaro de Campos, Pequeños Tratados, Autobiografía de rojo, Me llamo Hokusai, Heracles 12 trabajos. Recientemente me he dedicado a leer a Francisco Hernández con detenimiento. Eso se me ocurre por ahora.  

 

 

 

  1. Luis, como poeta y autor joven, ¿qué significado tiene para usted participar en un evento como el II Encuentro de Poetas Iberoamericanos, especialmente en esta edición dedicada a Laureano Albán y Julieta Dobles?

 

 

 

Como decía, la literatura es un trabajo colectivo. Me emociona conocer a otras autoras y autores. Sobre todo, compartir mi obra. Albán y Dobles fueron dos figuras de gran peso en las revoluciones culturales latinoamericanas de los sesentas y setentas. Creo que la presencia de su obra en la actualidad de la literatura debe reconocerse y rememorarse. Es una buena oportunidad para traer a cuento a la charla nuevas formas de comprender el presente literario. El Encuentro de Poetas Iberoamericanos con sede en la CDMX es muy joven, pero su antecedente ya casi llega al tercer piso. Es inmensamente valioso. Aunque no se note de inmediato, el encuentro, la convivencia sola, trae consigo transformaciones en la obra de los que participan. La amistad y el vínculo hacen comunidad. Encuentros como éste son los que le dan a la literatura la oportunidad de abrir nuevos caminos y es un verdadero privilegio ser invitado a formar parte.

 

 

 

  1. ¿Cómo considera que este encuentro puede contribuir a la promoción de la poesía contemporánea, tanto en México como en Costa Rica, donde se llevará a cabo?

 

 

 

Bueno, el fruto de la experiencia transnacional de la literatura no necesita pruebas. Es importante que se establezcan puentes de comunicación cultural, sobre todo hacia el sur. Lo que se hace en Latinoamérica es único, es poderoso. Pero si no tenemos cómo compartirlo entre nosotros, tampoco sentiremos que estamos vinculados a esa historia. No sólo la poesía, sino el intercambio de índole cultural, de tradiciones, de formas de hacer política, de organizarse y actuar, todo ello, en cada nación, debería ser un bien común. ¿Cuánto hemos aprendido mutuamente, de nuestras historias, de nuestros conflictos? De eso va también la sensibilidad, la mirada contemporánea. Por eso, en el especialísimo caso de la poesía, hay que entrarle con las venas abiertas.

 

 

 

  1. El evento cuenta con el apoyo de diversas entidades culturales y académicas. ¿Cuál es su opinión sobre la importancia del respaldo institucional para iniciativas literarias como esta?

 

 

 

No podría ser de otro modo. Es necesario el apoyo de grupos y organizaciones que conozcan el valor de este tipo de acontecimientos. Esa coalición es fundamental. El Estado no es capaz de subvencionarlo todo. Existen otras vías, como ésta, la alianza, la coalición. La participación de estas entidades también pone a la luz la necesidad de que la literatura siga siendo un bien público, aunque el Estado no pueda asegurarlo. Siempre es grato ver que las organizaciones aporten, porque ¿qué podrían ganar, qué plusvalía podría dejarles un encuentro de poetas? Es claro que lo hacen porque creen en el valor y lo que esto significa.

 

 

 

  1. Como poeta y escritor, ¿cómo evalúa el papel de la poesía en la construcción de puentes culturales entre Iberoamérica y el resto del mundo?

 

 

 

Ya lo decía antes. Añadiendo al tema, se debe poner en entre dicho la evolución política del vínculo entre la cultura y la construcción social. Actualmente parece que la relación es peligrosamente difusa. Antes teníamos, al menos, el ámbito de la diplomacia. Ahora la moda es enviar exgobernadores y funcionarios a las embajadas. Las relaciones culturales son fundamentales, pero parece que esto se ha ido olvidando o, más bien, ha perdido sentido. Justamente sentido es lo que este Encuentro da a las relaciones culturales entre nuestros mundos.

 

 

 

  1. ¿Cuál es su percepción sobre la colaboración entre distintas entidades culturales y privadas para la organización de eventos literarios de gran envergadura?

 

 

 

Puede ser discutible. ¿Hasta dónde debería participar el Estado y qué significa que esta coalición sustituya dicha participación? Yo no creo que esté mal que esto suceda así. La administración pública está amarrada a su base económica. El Estado, aunque quisiera, no podría subvencionar la totalidad de los ámbitos de la vida social. Existen excelentes eventos y proyectos financiados totalmente con recursos públicos. Pero no son suficientes, ni tienen por qué serlo. La participación del sector privado en la producción de la cultura, en una economía como la que mueve actualmente al mundo, es imprescindible. De hecho, es necesario que más organizaciones pongan el ejemplo. Que quede claro que es más beneficioso, incluso para el interés privado, financiar y apoyar el arte y la cultura.

 

 

 

  1. ¿Qué visión tiene sobre la importancia de la integración de logos de diversas entidades que apoyan el patrocinio de eventos culturales, y cómo cree que esto puede influir en la percepción y el apoyo a la poesía?

 

 

 

Se tiene la percepción de que al sector privado no le interesa otra cosa que no sea la acumulación. Esto, en cierta medida, es cierto. No es una condición de malicia, sino la estrategia del libre mercado. Hay quienes quisieran que la poesía se comportara así, que la mano invisible de la industria le pagara el proporcional a sus expectativas, por su “buena poesía”. Esto no sucede así, ni debería suceder así. La poesía, en su vasta mayoría, no puede ser ni un producto ni una mercancía, porque su valor no puede generalizarse. El valor del poema es su efecto, y éste no puede abstraerse con procedimientos económicos. Es muy difícil determinar cuántos poemas valen un salario mínimo. Por supuesto, la percepción suele ser negativa, pero la propia participación del sector privado arroja luz a su buena intención y continúa sentando precedentes, para que cada vez más organizaciones confíen en el valor irracional de la poesía. La poesía podrá ser pobre, pero su dignidad es soberana. Que se le apoye con todo lo que se pueda.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Maximiliano Cid del Prado

 

Agosto/2024-CDMX

 

 

Arístides Luis (Pachuca, Hidalgo) Autor de “Se hace tarde…” (DOGMA, 2023) y “Cuadro azul sobre fondo de nada”, Premio Nacional de Poesía “Rodulfo Figueroa”, 2024. Ganador del concurso núm. 52 de Punto de Partida UNAM con “Ascensos”, 2021. Becario del FONCA en poesía, 2021-2022. Antologado en “Letras de Pachuca” (IMCP/Los libros del sargento, 2024) y en el compendio del Encuentro Nacional de Poetas Jóvenes Morelia, 2023. Egresado de la Universidad del Claustro de Sor Juana en filosofía, con especialidad en ciencias de la complejidad por la UMEM y maestrante en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

 

 

 

Semblanza y fotografía proporcionadas por Carmen Nozal

 

 

 

Maximiliano Cid del Prado (Ciudad de México, 1994). Licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas (UNAM). Ganador de los IX Premios Deza de Poesía (Toledo, España). Finalista del concurso de poesía “Castello Di Duino” (Italia). Ganador del XXI Premio Literario “Naji Naaman” (Líbano). Director editorial de Revista Literaria Taller Ígitur. Fundador y director de la Congregación Literaria de la CDMX. Miembro del PEN Club México. Title of Honorary Member of Maison Naaman pour la Culture.

 

 

 


 

 

 

Semblanza y fotografía proporcionadas por Carmen Nozal

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