Entrevista a Bernardo Ruiz

     Con el auspicio de la empresa privada mexicana Konesh Arte y Cultura y el respaldo del Ayuntamiento de Salamanca, bajo la dirección de la poeta Carmen Nozal, se llevará a cabo el II Encuentro de Poetas Iberoamericanos en septiembre, con sedes en Costa Rica y México, en honor a los poetas costarricenses Laureano Albán y Julieta Dobles. En la Ciudad de México, las sesiones de lectura tendrán lugar en el Centro Cultural de España en México, así como en la Casa del Poeta "Ramón López Velarde", el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, la Casa Universitaria del Libro UNAM-CASUL y la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Se agradece adicionalmente el apoyo de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y de la Presidencia de Zihuatanejo, de las publicaciones Crear en Salamanca, Tiberíades, Taller Igitur, La Mascarada, Anestesia y El Golem y la Congregación Literaria de la Ciudad de México, que albergarán entrevistas y muestras de las obras de los autores invitados.

 

     En esta entrevista Bernardo Ruiz reflexiona sobre su formación en Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM, destacando la influencia de sus tutores y la vida cotidiana en su desarrollo como escritor. Ha coordinado talleres literarios, motivado por el deseo de compartir las enseñanzas de sus mentores. Su experiencia en instituciones como el CNIPL del INBA y la UAM le ha permitido conocer la literatura mexicana y adaptar estrategias de otros países. Como traductor, aprecia la claridad y la integridad cultural. Valora la recepción internacional de su obra y los desafíos de la literatura mexicana actual. Considera cruciales eventos como el II Encuentro de Poetas Iberoamericanos para la difusión de la poesía y resalta la importancia de la colaboración entre entidades culturales y privadas. Actualmente, trabaja en nuevos proyectos literarios, incluyendo una serie de poemas y una novela.

 

I. Tiene una formación en Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM ¿Cómo influyeron estos estudios en su desarrollo como escritor?    

 

Para escribir, se necesitan lecturas, experiencias vitales o imaginación, y hacerse de tutores que pueden ser de distinto tipo: vivos o muertos, académicos, eruditos o meros curiosos en torno a la visión de los sucesos de alguna época. Ése es el privilegio que ofrece la UNAM. En el caso concreto de la FFyL, los profesores pueden allanar muchos caminos y señalar vías espléndidas de escritura. De ese modo, puede uno comenzar a escribir: «A la mitad del camino de mi vida...», o «Había una vez...», o una más acotada, que sea un resorte para hacer del supuesto lector un cómplice de lo que va a suceder o, simplemente, sucede o sucedió:

 

«Susana llegó tarde al salón de clase. Venía muy pálida, pero caminaba con decisión. Llegó hasta la pared trasera, y me saludó con su sonrisa traviesa: —Gordo, estamos embarazados... Y se puso a llorar».

 

En el caso de la poesía, puede aprenderse a ser gongorino o quevediano sin mucha dificultad. Hay espléndidos tutores o talleristas para cada género de escritura. De hecho, mi aprendizaje fue así: con la beca de Narrativa del INBAL, y con la tutela de Augusto Monterroso.

 

Lo que se aprende en las facultades, además de los cursos y las propias lecturas, es la vida cotidiana, lo que nos rodea, y lo que asimilamos de los demás; y de los actos y sucesos a nuestro alcance (tanto reales como imaginados).

 

 

 

II. Ha coordinado talleres literarios en diversas instituciones. ¿Qué lo ha motivado a compartir sus conocimientos y experiencias con nuevos escritores en lugares como la Casa del Lago y la UAEM? Como profesor de la Escuela de Escritores de SOGEM. ¿Cuáles son los consejos clave que suele dar a los jóvenes escritores que viven sus primeras experiencias en el mundo literario?

 

Tuve, para buena fortuna, excelentes tutores a lo largo de mi vida: a Augusto Monterroso, a José Emilio Pacheco, a Alí Chumacero, a Rubén Bonifaz Nuño y a Huberto Batis, por nombrar a los más relevantes. En el largo plazo, hubiera sido de un enorme egoísmo no compartir sus enseñanzas: vitales, sustanciosas y llenas de amor e interés por la vida —además de que, cada uno de ellos, ciertamente, mostraba su gusto por el conocimiento y los goces del saber. En particular, la sencillez de su trato y bonhomía me asombró… Con el tiempo, uno descubre que lo valioso es eso: vivir sencillamente y ver la vida con gusto y curiosidad. Aunque nos lleve el tren.

 

          En la Escuela de escritores de Sogem, más que ‘consejos clave’ trataba de que los alumnos leyeran y escribieran a partir de descubrir la utilidad de meditar y trazar el tema, el argumento y la trama de sus proyectos… Más tarde, escribí una breve retórica, De escritura, cuyas dos ediciones se agotaron pronto. No he dado ningún taller de poesía, debo aclarar; siempre me ofrecieron talleres de narrativa, y me pareció bien.

 

 

 

III. Dirigió el CNIPL del INBA y Difusión Cultural de la UAM, entre otros puestos significativos. ¿Cómo han influido estas experiencias en su visión de la cultura y la literatura en México?

 

Tanto Literatura de Bellas Artes, como la Fundación para las Letras Mexicanas, como los años acumulados en Talleres literarios —ya sea los de Difusión Cultural de la UNAM o los cursos en la Sogem— y los varios lustros en Difusión Cultural de la UAM como editor, me han permitido conocer una amplia parte del país y a un número grande de nuestros autores y sus obras. He podido comparar aciertos y dificultades en torno a la creación literaria en cada uno de los Estados, donde se avanza con esfuerzos y limitaciones atroces (desgraciadamente, con las otras artes ocurre igual, también).

 

          Conozco diversos aspectos de la labor cultural de otros países: Argentina, Canadá, Colombia, España, etc. De cada uno de ellos se puede aprender o adaptar alguna estrategia, quehacer, actividad o proyecto que nos beneficie. Creo, por ejemplo, que la relación con la provincia canadiense de Quebec a partir de los 90 del pasado siglo, mucho ha impulsado sendas visiones de nuestras literaturas, en particular la poesía (de sin la excesiva incidencia de burocracias farragosas), lo que es de un gran mérito.

 

 

 

IV. Es conocido por su labor como traductor de autores como H. P. Lovecraft y James Joyce. ¿Cómo aborda el desafío de la traducción literaria y qué le aporta este trabajo como escritor.

 

Traducir es aprender a leer y a escribir con claridad y sencillez creaciones que debemos develar partiendo de un idioma ajeno para mezclarnos con sus inteligencias y sensibilidades ejemplares. Implica, también, aprender a conservar el espíritu de un tiempo, de una época, la personalidad de una sociedad y la de sus individuos sobresalientes con la mayor integridad posible.

 

 

 

V. Parte de su obra ha sido traducida a otros idiomas. ¿Cómo percibe la recepción internacional de su trabajo literario en comparación con su recepción en México?

 

Mis libros han sido bien recibidos en México. En cuanto al exterior, no hay por qué vanagloriarse de que algunos versos hayan sido traducidos a otras lenguas. Considero esa labor como una especie de tarjetas de presentación para encuentros literarios: facilitan la relación con autores afines. Cabe apreciarlos como alicientes magníficos: termómetros que nos muestran cuál es el interés de lectores que carecían o han carecido de noticia respecto a uno.

 

          Sé así, por ejemplo, que gusta o interesa más mi trabajo a lectores francófonos que a lectores angloparlantes o lusitanos. Con los años uno comprende que una editorial prestigiosa es quien puede tener la varita mágica para que vayamos al baile y Cenicienta nos tome de la mano. 

 

 

 

VI. ¿Qué opinión tiene sobre la situación actual de la literatura mexicana en el contexto iberoamericano? ¿Cuáles son los retos y oportunidades que enfrentan los escritores mexicanos en la actualidad?

 

Pese a la poca difusión para el trabajo de autores de todas las edades, se enfrentan los mismos problemas siempre: la difusión y la promoción alcanzan para algunas o algunos —los mismos/ las mismas; y se mantiene el dilema de apoyar a un grupo selecto de autores /autoras, para darles visibilidad o —por otro lado— para promover continuamente a un grupo de calidad en tanto maduran nuevas voces. Quienes estén a cargo de estos asuntos tendrán constantes dificultades. Es imposible quedar bien con todos los autores o decidir todo por insaculación, lo cual es no ofrecer una solución. Esos serían sus retos y oportunidades.

 

 

 

VII. El II Encuentro de Poetas Iberoamericanos, dirigido por Carmen Nozal se celebrará pronto en Costa Rica y en México. ¿Cómo valora la importancia de eventos como éste para la promoción y difusión de la poesía iberoamericana en el contexto cultural contemporáneo?

 

Nos encontramos sin duda ante un esfuerzo de excepción: se retoma el hábito de convocar a un buen número de escritores para hablar acerca de su oficio y su circunstancia. Esto se había retrasado ya un lustro. Desde 2018 no he visto, ni participado en un encuentro de proporción notable. Si bien, pequeños grupos se han reunido para algunas ferias de libro o para encuentros de convocatoria restringida —por razones de salud y supervivencia—. Asimismo, hemos perdido a muchos autores notables de distintas generaciones. En nuestro caso, me refiero a más de doscientos autores mexicanos fallecidos durante la pandemia –entre conocidos y desconocidos.  Evoco a Monterroso: «Lo demás es silencio». Creo que con esto respondo la pregunta. Es hora de continuar y alzar el vuelo.

 

 

 

VIII. En su opinión, ¿cuál es el papel de las instituciones gubernamentales y el sector privado en el apoyo a eventos culturales internacionales como el Encuentro de Poetas Iberoamericanos dirigido? ¿Cómo percibe la colaboración entre diferentes entidades culturales y privadas para la realización de eventos literarios de gran escala?

 

La respuesta es sencilla, como compleja su instrumentación. Las instituciones de gobierno y/o las privadas deben adoptar un papel de padrinazgo para  las artes. Los funcionarios deben establecer con claridad sus límites y presupuestos —así como sus intereses— en el ejercicio de las responsabilidades de sus proyectos y programas. Los personajes convocados y los artistas deben asumir con responsabilidad su labor y el cumplimiento puntual de sus proyectos y compromisos.

 

 

 

IX. Considerando su trayectoria y formación académica, ¿qué significa para usted la oportunidad de participar en actividades literarias internacionales como el II Encuentro de Poetas Iberoamericanos?

 

Para mí es motivo de gusto actualizarme con la presencia de nuevos autores y evaluar el conjunto: cómo se ha incrementado la proporción de escritoras, quiénes lo hacen mejor, cuáles son los temas preponderantes; qué nuevas voces destacan por su fuerza y tópicos, etcétera. ¿Qué se publica aquí y allá? ¿Qué tanto ha influido la Red para homologar corrientes, temas y actitudes? ¿Cómo aumentar nuestra presencia ante los lectores y ofrecer ediciones que les sean más asequibles, etc? ¿Cuáles corrientes se vislumbran para el próximo cuarto de siglo? ¿Hay proyectos capaces de armarse que involucren a un grupo sólido y comprometido de visitantes y darle continuidad y/o reciprocidad? Etcétera. 

 

 

 

X. ¿Qué proyectos literarios o artísticos tiene en mente para el futuro cercano?

 

Estoy por terminar una serie de poemas: Sexto continente (y otros archipiélagos), que tenía inconcluso. Asimismo, desarrollo una novela cuyo nombre tentativo quiere ser evocador: Volver a verte, una despedida para mi generación. Espero tener tiempo para armarlos y batería para continuar creando o revisando el panorama de nuevas obras que se suman a la literatura de nuestro tiempo, con el deseo de que logren una existencia perdurable y creciente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Maximiliano Cid del Prado

 

Julio/2024-CDMX

 

 

Bernardo Ruiz (Ciudad de México, octubre de 1953) estudió Letras Hispánicas en la UNAM y tiene la maestría en Diseño y Producción Editorial por la Universidad Autónoma Metropolitana. Fue becario de Narrativa del Instituto Nacional de Bellas Artes (1973) y miembro del Sistema Nacional de Creadores Artísticos del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (2000-2006). Ha sido editor por más de 45 años en espacios, como la UAM y Plan C editores. Entre sus poemarios destacan: Pueblos fantasmas, El tuyo, el mismo y Juego de cartas.

 

 

Semblanza y fotografía proporcionadas por Carmen Nozal

 

 

 

Maximiliano Cid del Prado (Ciudad de México, 1994). Licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas (UNAM). Ganador de los IX Premios Deza de Poesía (Toledo, España). Finalista del concurso de poesía “Castello Di Duino” (Italia). Ganador del XXI Premio Literario “Naji Naaman” (Líbano). Director editorial de Revista Literaria Taller Ígitur. Fundador y director de la Congregación Literaria de la CDMX. Miembro del PEN Club México. Title of Honorary Member of Maison Naaman pour la Culture.

 

 

 


 

 

 

Semblanza y fotografía proporcionadas por Carmen Nozal

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