Poemas de Francisco Navarro Ruiz

Soy un eterno peregrino de arbustos,

 

de montañas, desiertos y ríos.

 

 

 

Voy en busca de la miel de la tierra prometida.

 

 

 

No aspiro a ser

 

más que el roble o la piedra. 

 

 

 

Ceniza gris,

 

producto del fuego de mis alas.

 

 

 

Voy por la vida calcinado de soles,

 

perfumado de estrellas.   

 

 

 

En este andar

 

      -en busca de Canaán-

 

corté el higo, la flor,

 

la espuma salina del mar,

 

semillas remotas de la tierra.   

 

 

 

Soy un eterno peregrino de arbustos,

 

que estando en soledad

 

le arden primaveras en los ojos…    

 

 

 

 

 

El laberinto de mis pasos

 

siempre me lleva al vórtice de los recuerdos.

 

 

 

Tejo sueños desde la niñez.

 

 

 

Alcanzo la noche

 

en el insospechado rostro del insomnio.

 

 

 

El viento gira

 

en la metáfora de mi ventana.

 

 

 

El agua es pretexto de la nube,

 

en sus lágrimas lavo la cara;

 

ahí expió culpas y pecados.

 

 

 

En el laberinto de mis pasos,

 

reverdecen hojas en otoño.

 

 

 

El mar es nudo de palabras.

 

 

 

Mi sombra crece en el destierro

 

y envejece.

 

 

 

En el instante infinito de la niñez,

 

un gorrión

 

come el pan y bebe el vino

 

de aquel que entregó la vida, crucificado...

 

 

 

El tic-tac del reloj

 

es diáspora y polvo

 

en el muro de lo sagrado.

 

 

 

 

 

Los poetas,

 

somos un instante de ceniza

 

en el polvo eterno de la tierra.

 

 

 

En ritual necio de metáforas,

 

buscamos palabras de hierro en las auroras.

 

 

 

Palabras que germinen,

 

para que el verso perdure.

 

 

 

Somos

 

sudor, dolor, sangre en un tiempo sin memoria.

 

 

 

Ardemos en glaciares,

 

en remolinos sin brújula,

 

en secretos de ángeles o en voces infernales.

 

 

 

Somos                 -en palabras-

 

montaña, río, mitología,

 

somos todos los cielos

 

o el único infierno en donde arden

 

nuestras culpas y pesares…

 

 

 

 

 

Lejos de esta piel que es mudanza.

 

 

 

Más allá de los ojos terrenales,

 

del poniente y su hambre de fuego,

 

de la rosa y el espejo,

 

y de lo complejo de mi sombra.

 

 

 

Lejos del mensaje ensangrentado

 

en noticias televisadas

 

y su vanidad oscilante.

 

 

 

Más allá de lo dócilmente acostumbrado,

 

de la agonía y sus vigilias.

 

 

 

Voy en busca

 

de lo que nunca fui,

 

de lo que siempre quise ser.

 

 

 

Lejos de todos y de todo,

 

para ser agua mística,

 

en el cuenco cristalino del olvido…

 

 

 

 

 

… en el hueco de los siglos

 

palidecen los nombres y la historia del mundo;

 

solo somos mudanza en piel prestada…

 

 

 

 

 

Llevo en las manos pequeña braza

 

que en el aliento del viento arde.

 

 

 

Abro los brazos cada día

 

con la esperanza del niño huérfano,

 

como el pajarillo

 

ofreciendo el hueco de sus alas.

 

 

 

De ese cuenco

 

nacen ríos, primaveras y palabras.

 

 

 

Frutos dolorosos de la tierra.

 

 

 

Hay en mis manos diminuta braza

 

en la que crecen

 

y voy labrando:

 

el polvo, el ruido de las hojas

 

y el silencio de un jardín lejano.

 

 

 

Soy sauce solitario

 

extasiado

 

en la redondez de la palabra,

 

en el zumbido de las abejas

 

y en la nube

 

cortejada por el aire…

 

 

 

 

 

Somos sílabas en el aire.

 

 

 

Siempre

 

en medio del grito de la luz

 

y la vigilia de la sombra.

 

 

 

Corazón que palpita

 

a media noche, a campo abierto.

 

 

 

La bestia del espanto

 

siempre al acecho, espoleando.

 

 

 

Venimos de lejos,

 

vamos a ninguna parte.

 

 

 

Esta tierra

 

es la misma desde la infancia;

 

crecimos demasiado pronto,

 

siempre en el exilio,

 

en la ceremonia obligada,

 

en el orgullo supremo

 

de querer ser alguien,

 

cuando no somos nada.

 

 

 

 

 

Somos solo sílabas en el lomo del viento

 

 

 

abriendo siempre surcos y ventanas…

 

 

 

 

 

Guarda los oficios,

 

deja la rutina y sus dóciles complejidades.

 

 

 

Que hoy hable el amor,

 

que toque todas las puertas.

 

 

 

Aún a los hijos ajenos,

 

al rebelde, al cobarde que se esconde tras el muro.

 

 

 

Deja el odio,

 

el gesto terrible que te amarga

 

y crucifica cada día.

 

 

 

Que el amor

 

sea malva plateada cubriendo tu piel,

 

corriendo por tus venas.

 

 

 

Y como el viento

 

envuelve a la hoja muerta,

 

que tus manos y voz

 

sean augurio en otros cuerpos.

 

 

 

Estruendo abriendo designios ocultos.

 

 

 

Una larga espera lo confirma;

 

es tiempo de que hable el amor,

 

que deje de ser ayuno

 

y abra todas las puertas…

 

 

 

… cierro los ojos, el amor está ahí,

 

como crisálida secreta, en espera de abrir las alas…

 

 

 

Francisco Navarro Ruiz (14 de abril de 1956) Pintor, trovador, poeta y promotor cultural. Capulhuac Estado de México. 

 

Es fundador de la Escuela de Bellas Artes de Capulhuac.

 

Tiene publicados 45 títulos de poesía y 14 de narrativa; su obra aparece en más de 50 antologías en: México, Chile, Argentina, Cuba, España, Ecuador, Serbia y Perú.

 

Entre estas destacan: “Memorias de una Isla” (edición Cuba-Chile). “Con Alma de glotón” Ed. Universidad Autónoma de Guadalajara. “Poetas Allen de los Mares”, Ed. Gráficas Pijuan. Cataluña Esp. (Español–catalán).  “Poetic Voices of the world in 2020” Ed. IFCH. “Que no callen los poetas” Memorias de la Antífona. E. El Biombo Poético. México. “Poetic Voices of the World” Internatinal Forum for Creativity and Humanity 2020. “Poesis Hispanoaméricana” Ed. Río Negro, Perú; “Pesnici Sveta, Antology Servia” 2021, World Poets. Atunis Galaxy Anthology 2024; World Poetry.  Y en la Colección “La Hoja Murmurante” N° 468, Editorial “La tinta del Alcatraz” Toluca, México 2020

 

En 2008, Premio Nacional de Publicación de obra (IMC), Gobierno del Estado de México.

 

Parte de su obra ha sido traducida al inglés, catalán, serbio, francés, italiano y japonés.

 

En 2021, recibe el Premio Latinoamericano de Literatura “Humberto Ochoa Campos” por la Academia Latinoamericana de Literatura Moderna.

 

Ese mismo año, recibe el Premio Latinoamericano a la Difusión Educativa, Literaria y Cultural; por la Sociedad Académica de Historiadores y la Academia de Latinoamericana   de Literatura Moderna (ALLM).

 

Este 2019, recibe Distinción en la Habana Cuba por su trayectoria y trabajo literario, por parte de la organización “La Isla en Versos”.

 

También, en 2019, es nombrado corresponsal de la Sociedad Internacional de Escritores y Artistas de Argentina.

 

Fundador de Ediciones: “Xoneculli”, del Cartel de divulgación literaria “Sombras en el agua…” del folleto de divulgación de poesía “Agua imantada”, en el que tuvieron participación 100 poetas de diferentes países; y de los proyectos virtuales: Ave de 400 Voces, “Algo le duele al aire” y “Agua Luna, poemas desde la distancia”.

 

 

 

Semblanza y fotografía proporcionadas por Francisco Navarro Ruiz

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