Poemas de Venus Ixchel Mejía

Materia oscura

 

 

 

Te extraño

 

como se extraña la noche

 

a pesar de su oscuro templo

 

y su letargo de materia oscura.

 

 

 

Pienso en vos,

 

abismo iluminado,

 

"principio de incertidumbre".

 

Tenés la estatura de mis miedos,

 

la primicia del insomnio,

 

el vértice de una catástrofe.

 

 

 

Salgo sin abrigo

 

a encontrarte en el frío corazón del hombre

 

y en el secreto de sus manos.

 

 

 

¿Dónde te has metido

 

que no caminás a mi lado

 

hacia el patíbulo de los días?

 

 

 

 

 

Tu mano

 

 

 

Tu mano me llama

 

desde alguna terraza de las horas,

 

claustros de tinta,

 

hambrientas trituradoras de calendarios,

 

santuarios de papel maduro.

 

 

 

He regresado a este cuarto

 

a escuchar su caricia

 

entre copos que caen

 

de grietas luminosas.

 

El moho empapela las paredes,

 

la sal corroe el librero y los resortes

 

de la cama;

 

la tormenta de nuestros ojos

 

casi destruye este hospicio del tiempo.

 

 

 

Vivo en algún sitio del miedo

 

desde que solté tu mano,

 

artesana de gemidos,

 

guardiana del pulso del instante.

 

 

 

Tu mano existe,

 

aunque en mi piel no germine

 

el escalofrío.

 

Un tráfico de suspiros

 

colapsa el alba.

 

 

 

Voy a sostener tu mano

 

desde la memoria

 

donde aún existe junto a la poesía;

 

tres divinas personas que son una,

 

evangelio apócrifo,

 

palabra desconocida

 

para el mundo.


 

 

 

 

El hijo que no tuvimos

 

 

 

                                            Los hijos que no tuvimos

 

                                        Se esconden en las cloacas

 

Luis Eduardo Aute

 

 

 

El hijo que no tuvimos

 

sigue tocando en el vientre

 

arpegios de lana

 

mientras Saint-Saëns desde el reproductor filtra

 

mi pétrea mampostería.

 

 

 

Fármacos vigilan mis pasos hacia el armario

 

donde escondo la primavera.

 

 

 

El hijo que no tuvimos

 

no pudo estudiar música, ni alquimia,

 

pero se sienta a la mesa

 

a la espera de su porción de nostalgia.

 

 

 

Abro puertas hacia la redención,

 

recorro vultúridas avenidas.

 

Pongo en mi bolso

 

territorios insalvables

 

y busco llaves de mi casa.

 

 

 

Envío correos a la noche,

 

escurro letras

 

en el ordenador que es curtiembre

 

y delirio.

 

No se acaba el día

 

si no escucho su lamento de nudo ciego.

 

 

 

El hijo que no tuvimos

 

nunca tuvo nombre,

 

ni sitio en la madrugada

 

para desangrar el silencio.

 

 

 

Hijo nuestro,

 

pirausta de lágrima iluminada,

 

melodía no cantada,

 

te bautizo con el último beso

 

de la esperanza.

 

 

 

 

 

Ritos

 

 

 

El tiempo encuentra su reposo

 

en la historia, 

 

en los jueves

 

y sus sopas al doblar la espera.

 

 

 

El camino, las terminales,

 

sus paisajes a las cinco de la tarde

 

como libros que caen

 

de los portaequipajes;

 

el café,

 

un poco de azúcar

 

y de sexo redimido en la cocina;

 

escarcha de las horas

 

bajo la lengua,

 

y la geometría verde de la cama.

 

 

 

La ducha,

 

agua sostenida en charcos de luz;

 

poemas a mitad de las películas

 

el vino a 33 revoluciones,

 

el bossa a 4.2 años luz.

 

Jueves Santo,

 

doctrina de carne;

 

mar, grito de sal

 

desde alguna ciudad abandonada;

 

la noche,

 

cómplice de las catedrales

 

como trenes interminables

 

hacia la hoguera.

 

 

 

Aprendimos a bailar

 

sobre una cifra crepuscular

 

en el calendario,

 

a sortear nuestros nombres

 

en el palimpsesto de las redes,

 

a romper el día

 

con una llamada.

 

 

 

 

 

Mensaje encriptado

 

 

 

Todas las pirámides del tiempo apuntan hacia vos,

 

imperturbable designio de la noche.

 

 

 

Estás en toda existencia,

 

sos la herencia del caos.

 

 

 

Tu voz estaba oculta

 

tras el signo.

 

Te veo ahora

 

igual al que ayer perseguía

 

por el sendero de la duda.

 

 

 

Al filo de la carne

 

te siento,

 

a punto de romper

 

los diques.

 

 

 

Mirame,

 

estoy aquí

 

con el arma de todos los miedos.

 

Levantame

 

de este precipicio de la espera.

 

 

 

 

 

Ciudad

 

 

 

El poema vive en una ciudad

 

abandonada por el tiempo.

 

 

 

El moho se ha encargado de iluminar

 

su vientre de ladrillo,

 

sus esquinas parapléjicas,

 

sus lámparas en cuarentena.

 

 

 

En la semántica de sus muros

 

peces adivinan en agua

 

en la savia de la hiedra.

 

 

 

Cornisas y sílabas

 

reciben explosiones de luz

 

de los charcos.

 

 

 

La ciudad glorifica su furia

 

con sus dientes de concreto,

 

mientras las metáforas sobreviven

 

en la sintaxis hidráulica

 

de las avenidas,

 

en la calcárea ingratitud

 

del subsuelo.

 

 

 

Insiste la luna,

 

enmudece de luz frente a las

 

ventanas.

 

El verso germina,

 

semilla que se rebela en el asfalto,

 

raíz insepulta que sueña la hoja

 

en la opacidad del vacío,

 

en la oscuridad de los edificios

 

que dejaron los residentes

 

de la esperanza.

 

 

 

 

 

Nido

 

 

 

Hice nuestro nido

 

con diligencia de ave.

 

 

 

Mi boca fue retama del hambre.

 

Con mis besos

 

formé el hueso de tu grito,

 

la casa de tu risa.

 

 

 

Te vi nacer de mi canto,

 

eclosionar el miedo,

 

rasgar el viento

 

y hacerlo espuma.

 

 

 

Polluelo, has sido

 

grito

 

risa

 

huesos

 

viento de mi sangre

 

que respira el poema.

 

 

 

 

 

Burbujas

 

 

 

Burbujas,

 

guijarros de luz

 

vuelan en el agua.

 

 

 

Todo es silencio 

 

acá abajo,

 

al menos eso.

 

 

 

No se siente el frío

 

en la inercia del fondo.

 

 

 

Vuelo

 

de espaldas

 

mientras pienso en mi madre

 

- pobrecita -

 

que no sabe que me ahogo.

 

 

 

Venus Ixchel Mejía. Tegucigalpa, Honduras, 1979. Poeta, narradora, editora y docente. Licenciada en Letras por la UNAH y Máster en Lengua y Literatura Hispánica por la UNAN-León. Cofundadora de la Editorial Ixchel en 2012 y Solsticio Ediciones 2024. Catedrática en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Ganadora del primer lugar en el certamen de narrativa breve: “Julio César Anariba” 2017. Ha escrito crítica literaria y su obra ha sido parcialmente traducida al inglés, francés, italiano, tamil, mandarín y garífuna.

 

Publicaciones: Poesía: Ad Líbitum, Editorial Ixchel, 2012; Venus [in] Victa, Editorial Ixchel, 2016; Manifiesto de la Mujer Lobo, Goblin, 2018; Asilo de pájaros, Malpaso/Ixchel, 2022; Talasofilia, BGR, España, 2023; Entelequias, Cölmenart, Costa Rica, 2023. Antologías poéticas: Women’s poems of protest and resistance, Honduras (2009-2014) Casasola, EU, 2014; Chamote, una amalgama de voces poéticas de nuestra América, Punto de encuentro, Argentina, 2015; Voces de América Latina, MediaIsla, EU, 2016, Antología Los Trabajos del Tiempo, Ladrones del Tiempo, Colombia, 2019; Palabra volcánica / Parola vulcanica, Formarti, Italia, 2022. 

 

 

 

 

 

Semblanza y fotografía proporcionadas por Venus Ixchel Mejía

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