Ensayo de Roberto Pavoni sobre Alberto Savinio en traducción de Zingonia Zingone

Alberto Savinio, el ecléctico

 

 

 

El arte es inagotable, como el talento que habita en algunas personas, deslizándose en las grietas estrechas de la carne, extendiéndose en sus adentros sin perdón, hasta tomar al pobre hombre que se ve obligado a entregarse. Y es ahí, en el momento de esa entrega, que ése se convierte en un artista.

 

A veces parece obvio, cuando se habla de los artistas en general, que el talento viene incluido como el subtexto de la conversación; sin embargo, creo que es necesario definir claramente qué es el talento o, mejor aún, quién es un artista. Sería pertinente investigar cuáles son los demonios que lo poseen, y por qué. Ciertamente, el arte ha prestado su flanco a las más altas formas de talento que se han manifestado en el mundo, pero sigue estando poco claro a qué, exactamente, se refiere esto; ya sea que esto se exprese como eclecticismo o habilidad, o como la excepción o la regla de una profesión, o que simplemente se considere una forma específica de locura de la que padecen los artistas.

 

Es cierto, muchas veces los artistas son portadores sanos de ello y sin siquiera darse cuenta destacan en diferentes ámbitos. Algunos, además, están dotados de un excepcional eclecticismo, pero ¿a qué se debe que esto sea reconocido? ¿Qué hace que una persona sea un artista y, por ende, digna de ser reconocida, implícitamente, como tenedora de un talento? Posiblemente, no hay una respuesta a esta pregunta, como tampoco la hay a la definición misma de la palabra arte, pero hay algo que nos puede ayudar: de hecho, muchas veces definir el talento nos permite definir al artista y, viceversa, comprender su figura nos lleva a entender su talento.

 

Después de esta extraña premisa, podemos gozar de las cualidades de aquellos hombres extraordinarios que han marcado repetidamente la compleja estructura del arte, no solo como artistas, sino también en muchos otros sectores del conocimiento humano. De hecho, disfrutamos de las habilidades de ingeniería de Leonardo, de la poesía de Miguel Ángel o de los conocimientos musicales de Giorgione. Podemos enumerar las muchas cualidades de Dante, como hombre de conocimiento universal, o las de Galileo como filosofo, aunque, al fin y al cabo, él solo anhelaba respuestas que hoy consideramos parte de la física experimental.

 

En su medida más contemporánea también podemos incluir en esta lista al protagonista de este breve ensayo: Alberto Savinio, quien fue tan hábil en diferentes campos del arte y de la cultura, como los grandes nombres que lo antecedieron.

 

Conocido artísticamente como Alberto Savinio, Andrea Francesco Alberto de Chirico es el hermano menor del célebre pintor de la metafísica italiana, Giorgio de Chirico. Savinio supo encarnar el dialogo pictórico del siglo XX, dirigiendo su análisis hacia el delicado debate entre pintura metafísica y surrealismo. Pero también fue un importante escritor y un músico refinado, así como un talentoso musicólogo. Posiblemente Savinio –cariñosamente apodado Betty– haya escogido este nombre de artista para salir de la sombra incómoda de su hermano.

 

Savinio nació en Atenas en 1891, pasó su infancia en Grecia, donde se licenció en Piano en 1903. En 1905, tras la muerte de su padre, se mudó con su madre y su hermano a Munich, y más adelante, en 1909, a Milán, donde inició su camino en las artes figurativas y el dibujo.

 

Un año fundamental para su formación artística fue 1910, cuando se trasladó a Paris y se incorporó al círculo del maestro de letras Guillaume Apollinaire. A partir de ese momento comenzaron sus primeras publicaciones literarias bajo el seudónimo de Alberto Savinio: Les chants de la mi-mort  en el número 3 (junio/agosto 1914) de la revista “Les Soirées de Paris”.

 

Durante los años de la Primera Guerra Mundial se encontró, junto con su hermano Giorgio, en la ciudad de Ferrara. Ciudad, ésta, que será de gran relevancia para la vida de ambos artistas.

 

En esos años, Savinio entra en contacto con Papini y Soffici, y colabora con numerosas revistas en las que sus textos teóricos y narrativos tienen una enorme repercusión. Lo vemos ocupado en “La Voce” de Giuseppe De Roberti, donde aparecen los primeros capítulos de Hermaphrodito. También trabajó con las revistas “Valori Plastici” y “La Ronda”. En 1924, junto con Luigi Pirandello, funda “La Compagnia del Teatro dell'Arte”.

 

En medio de todo esto, Savinio continúa su actividad de pintor, que más bien se intensifica muchísimo a partir de 1926, cuando se traslada a Paris y vuelve al círculo de Apollinaire y Jean Cocteau. En este periodo entabló intensas relaciones con el grupo de surrealistas franceses que lo ven dedicado a una pintura intensa y lúdica, que se mueve entre la metafísica irónica y meditabunda del hermano De Chirico y el espíritu onírico del Surrealismo.

 

Lo vemos aparecer en las grandes exposiciones italianas, como las Bienales de Venecia o las Cuadrienales de Roma, donde plantea temas con un poderoso impacto simbólico.

 

En sus pinturas se abre paso la misma matriz interpretativa de los escritos donde los datos mitológicos e históricos se leen en clave onírica-irónica.

 

Entre sus obras más conocidas encontramos a Ulisse e Polypheme (1929), Gomorrhe (1929)L'Ira di Achille (1930) y L'annunciazione (1932).

 

A diferencia de su hermano Giorgio, Alberto Savinio no cierra el diálogo con el Surrealismo, sino que emprende el camino del debate y la contaminación que le permitirá desarrollar una interpretación muy personal.

 

En el ámbito musical, produjo diversas operas siempre de carácter mitológico, entre las que se destacan Ballets como Perseo (1924), La morte di Niobe (1925) y Ballata della stagione (1925).

 

También su interpretación como pianista es innovadora. A tal propósito, tenemos un interesante testimonio de Apollinaire, quien, tras asistir a un concierto de Savinio, en mayo del 1914 dijo: “De pie frente al piano, en mangas de camisa, lo vimos retorcerse, gritar, romper la pedalera, describir torbellinos, pisar el teclado con los puños”.  Y en otra oportunidad, Apollinaire también dijo: “[…] creo que en dos años de tiempo destrozará todos los pianos que existen en París, y luego podrá irse por el mundo a destrozar los pianos del universo. Lo cual podría ser un buen alivio”.

 

Savinio se adhiere a la nueva tendencia musical en la que la disonancia y la denotación aportan un nuevo vértigo a este arte. En el ámbito de la música lo podríamos recordar como a un precursor del dadaísmo, por la ironía y la provocación audaz de su interpretación, pero además por la música atonal de la que Arnold Schönberg fue el máximo exponente.

 

Savinio, en definitiva, fue un artista ecléctico y mordaz lo cual sugiere cuán capaz es el arte de hacer virar el lenguaje en todos los campos del conocimiento y la sensibilidad humana. Su talento –el verdadero protagonista de este breve recuento– supo hacer entrega a la humanidad de una muy alta lección: que la pasión y el coraje son capaces de producir conocimiento, belleza, y obras de gran esplendor y complejidad. Estas surgen de las manos, las mentes y las almas de hombres excepcionales, superando los límites de lo posible y recordándole al mundo que sí vale la pena vivir una vida dedicada al arte.

 

 

 

 

 

Roberto Pavoni es un pintor y docente de arte. Nació en Roma, Italia en 1977. Egresado con honores de la Academia de Bellas artes de Roma, tiene la cualificación de docente especializado en la didáctica de arte antiguo. Desde 1997 expone a nivel nacional e internacional. En 2003 funda, con algunos compañeros de la Academia, el colectivo “La Scuola dei generi” (la escuela de los géneros) y participa en diversas exposiciones en el territorio nacional. Da clases de historia del arte y pintura en diferentes asociaciones y academias en Roma. Desde más de 20 años es docente de historia del arte en colegios romanos. Ha pintado escenografías en las escena teatral romana. También se desempeña como ilustrador de textos que van desde libros juveniles hasta volúmenes especiales como valiosas plaquettes para los mayores exponentes de la poesía y literatura italianas. En 2023 es co-fundador de “La Compagnia degli Uscocchi” con la que propone lecturas en forma de representaciones teatrales de la figura de Gabriele D’Annunzio con una intervención de live painting, o pintura en vivo. Ese mismo año pinta las ilustraciones para la película de Samantha Casella KATABASIS, (Producción: The Shadows Factory).

 

Semblanza proporcionada por Zingonia Zingone

 

 

 


Zingonia Zingone (Londres, 1971) es poeta, narradora y traductora. Escribe en italiano, español, inglés y francés. Sus libros han sido editados en España, México, Costa Rica, Nicaragua, Colombia, Italia, India, y Francia. Sus títulos de poesía más recientes son Los naufragios del desierto (Vaso Roto, 2013), Las tentaciones de la Luz (Anamá Ediciones, 2018), El canto de la Sulamita – Poesía Reunida, (Uniediciones, 2019), El viaje de la sangre (Huerga & Fierro Editores, 2021), y La pajarera sin redes (Domingo atrasado, 2022). Entre sus trabajos de traducción destacan los últimos dos libros de Claribel Alegría: Voci (Samuele Editore, 2015) y Amore senza fine (Fili d’Aquilone, 2018). Es fundadora de los talleres de poesía FreeFromChains y consejera editorial de la revista literaria mexicana “El Golem”.

 

 

 

 

Semblanza proporcionada por Zingonia Zingone

 


Alberto Savinio, pseudónimo de Andrea de Chirico (Atenas, 1891 – Roma, 1952), fue pintor—al igual que su hermano, Giorgio de Chirico—, escritor y músico. Entre sus obras destacan Hermaphrodita (1918), La casa inspirada (1925), La infancia de Nivasio Dolcemare (1941) y Toda la vida (1945), aunque es probablemente en el ensayo donde su fuerza se despliega con total rotundidad. Después de Nueva Enciclopedia (1977; Acantilado, 2010), Acantilado publicará próximamente Maupassant y el otro (1944).

 

 

 

 

Fuente biográfica: Editorial Acantilado

 

Fuente fotográfica: La República Milano

 

Escribir comentario

Comentarios: 0