poemas propios
viaje alrededor de mí mismo
como los suspicaces políticos
salen a recorrer las aldeas
hacia las vísperas de las elecciones,
me he puesto a caminar por los caminos
de mi YO
¡cómo tardo en volver
al punto de que partí!
¡oh!
¡cómo tardo!
hace muchos años que llevo
viajando por mis provincias interiores,
y cada día del corazón me llama
a detenerme en él toda la vida.
pero yo no le escucho,
y sigo
en marcha por mí, que durará
muy largos años todavía.
y es que uno
se prolonga en las cosas
si las mira con ojos de piedad,
y las cosas
se prolongan en uno,
y de tal modo
es uno grande como un universo
o es que hay un universo en cada uno.
¡cómo dura este viaje
de circunvalación!
¡oh!
¡cómo dura!
quizás he de morir
sin retornar al punto de partida…
emoción inefable
¡a mí
los hombres de ciencia!
¡a examinarme!
yo soy un caso raro
aunque quizás no único.
yo no camino sobre la tierra.
mis pies apenas rozan,
y, desde luego,
no se afianzan en ella.
yo camino
como colgado por el cielo
por un troley invisible
para mis miradas
y las miradas del mundo.
soy pues un tranvía,
UN TRANVÍA CON ALMA,
un alma grande, grande.
de cuando en cuando
el troley se desprende
del cable conductor,
y caigo
sobre la tierra de los hombres
como una piedra,
como cualquier cosa inanimada.
sufro entonces
por la ausencia del troley.
¡pero alguien
vuelve a ponerme en marcha!
y día a día,
inquieto,
siempre inquieto,
ME HAGO
ESTA SOLA PREGUNTA FORMIDABLE.
¿quién es mi motorista?
mimetismo
nada es como es.
no todos los cuadrados son cuadrados
hay cuadrados oblongos,
cuadrados de tres lados,
cuadrados de un solo lado.
el corazón no es el corazón
ni cerebro el cerebro.
a veces el cerebro es corazón
y el corazón cerebro…
me ha desolado
este descubrimiento:
mi corazón se ha casado con mi cerebro.
¡el estómago
HABRÁ HECHO OFICIAL
DE REGISTRO CÍVIL!
poemas de la vida múltiple
retrato de bolívar
cual sujeto con clavos
sobre el potro alazán,
-da lo mismo que negro
o colorado o verde, señor historiador-
le contemplo a través de una vidriera
de casi un siglo.
era quizá
distinto de cual yo veo
pero era así.
parecían sus ojos
de inmensos tornillos
que se incrustaban en el aire.
cierta vez
agujereó con su mirada al cielo
y miró lo infinito, cara a cara.
¡oh, que frío!
¡oh, que frío de horror debió sentir
el pobre dios
al ver que atravesaba las paredes
de su regio palacio
el tornillo de luz esa mirada!
la fina oreja
sabía escuchar,
en medio misma de la algarabía,
las silenciosas voces del silencio.
¡hasta las palabras
que no llegaron a ser dichas nunca
las oyó aquel oído!
el paso era recientemente firme
que allá, bajo la tierra,
los nuestros sentirían, de seguro,
sensación semejante
a la que los vivos sentimos
cuando alguien golpea el suelo
con talones de plomo
en el piso de arriba…
¿con qué hecha estaría la frente
de este varón, que en día
saltaron chispas de ella?
de tal manera incendió
de libertario republicanismo
los suramericanos bosques vírgenes?
¿la estatura?
no se ha podido precisar.
VARIABA
SEGÚN LAS EMOCIONES DEL ESPÍRITU.
unas veces dos metros,
otras quinientos, otras…
(¡toda medida hubiese sido corta
para medir el tamaño de este hombre
cuando pensaba liberar america!)
el océano pacífico
era manso y discreto.
así lo hallaron los conquistadores,
¡qué lo diga balboa!
pero una vez el héroe en sus aguas
fué a quitarse los fuegos del verano.
como se iba adentrando entre las olas,
redoblaba el latir de su corazón,
hasta que de repente
todo el océano se llenó de ruido.
desde entonces
el mar, por imitar aquella música
voluptuosa y salvaje,
ruge contra la arena de la playa.
en la vaina de algún antepasado
-exiguo molde para un gran proyecto-
fundió un rayo de sol:
así su espada
que, por el sol, sabía defenderle
de la sombra escondida entre las sombras.
¡y la marcha
desde las llanuras del norte
hasta los altiplanos del sur!
¿cómo pudo
conducir sus ejércitos en un
tiempo en que la civilización
todavía no lo era?
bajo la omnipotencia de sus pies,
los andes,
ENCHUFÁNDOSE EN SÍ MISMOS,
de ponerse a nivel con la planicie:
por sobre ellos llevaba sus soldados
del uno al otro lado de américa.
(he ahí el retrato
de uno de los dos hombres
más grandes de la creación.
ha puesto
las líneas generales.
le faltan
un poco de retoque,
alguna sombra,
un plano de luz,
un pincelazo
donde esté débil el color.
AUTORIZO A UN PINTOR DEL AÑO
2021 A QUE LO ACABE.
¡ah!, el otro hombre se llama jesucristo).
poemas suramericanos
la quebrada
el hombre fue creado.
lo mismo ahora:
una cabeza,
un busto
y cuatro extremidades,
¡y un corazón dentro del busto!
poco
para la eternidad del universo.
el hombre holló la tierra con su planta.
y la tierra ante el mono
de una cabeza,
un busto
y cuatro extremidades
y un corazón dentro del busto,
lanzó una carcajada.
sarcasmo.
hoy los hombres
TENDEMOS PUENTES
SOBRE LAS CARCAJADAS.
paisaje uno y trino
el corazón de la noche
POR LOS CIELOS DEL BOHÍO
Andando al compás mío
IBA LA LUNA EN SU COCHE
sin hacerle ni un reproche
DE AMOR LA BESABA EL RÍO
tenía miedo del frío
EN UN INMENSO DERROCHE.
a mi la noche me amaba
YO LA QUERÍA A LA LUNA
que el amor es cosa bruna
LO PRUEBA EL QUE ME ENGAÑABA.
nota. -el título de esta composición me exime de exégesis. pero como los espíritus tardos están en mayoría, enciendo el faro de mis palabras para alumbrarles el camino.
se trata de tres POEMAS ENCHUFADOS. ocurre que al mirar un paisaje vemos varios paisajes superpuestos, cuya descripción parece imposible hacer, en un solo poema, puesto que es un solo paisaje. para dar la sensación total de la visión, nada como el método precedente, según sospecho. ¿alguién lo ha hecho antes que yo? que lo declare, para gritarle: hermano mío!
he aquí la luz: primer poema: todos los versos; segundo poema: los versos escritos con minúsculas exclusivamente; tercer poema: los versos exclusivos en mayúsculas exclusivamente.
urbe pródiga
la sed encendió la hoguera
en mi garganta,
su hoguera
inextinguible para los bomberos.
me subí a la montaña
y exprimí con la boca
hasta agotarla,
hasta agotarla.
esos
ímpetus que de improviso
me dan
de arrebatarme,
de saltar,
de hablar a gritos
y de hundir
mis manos en el vientre del espacio:
SON LOS RÍOS
QUE ME BEBÍ esa tarde de ancha sed.
los ríos
que quieren escaparse de mis venas
para inundar el universo.
La selección de estos poemas pertenecen al libro química del espíritu, publicado en Buenos Aires en 1923
Alberto Hidalgo Lobato (Arequipa, 1897-Buenos Aires, 1967) es uno de los más importantes poetas peruanos del siglo XX. Activista de la vanguardia desde primera hora, fue responsable de la primera antología de poesía vanguardista latinoamericana –publicada como Índice de la nueva poesía latinoamericana en 1926–, y firmada por Borges, Huidobro y el propio Hidalgo. A pesar de que su obra poética –iniciada con una Arenga lírica al emperador de Alemania, en el que se intuyen las campanas del futurismo– enlazó libros importantes –Simplismo, Química del espíritu, Actitud de los años, Espacio-tiempo, Patria completa– su reconocimiento como voz esencial de la poesía americana se resintió debido a su faceta como polemista. Autor de libelos y recopilaciones periodísticas en las que abundaba la virulencia contra nombres importantes, Alberto Hidalgo cosechó una muchedumbre de enemigos encantados de negarle el pan y la sal. A pesar de ello, llegó a optar al Premio Nobel de Literatura en candidatura defendida por Gabriela Mistral. Entre su obra en prosa destaca el libro dedicado a España, España no existe, en el que carga contra los ultraístas, contra el paisaje, contra el castellano, y, por encima de todos, Diario de mi sentimiento, unas particulares memorias hechas de fragmentos que ahora se reeditan por vez primera desde su aparición original en 1937 en edición privada. Dejó sin publicar el segundo tomo, Novela activa, que también aparecerá en Renacimiento.
Fuente Biográfica: Editorial Renacimiento
Fuente fotográfica Wikipedia
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