El niño se ha cansado de escarbar en la ventana
Se ha cansado de querer atrapar la lluvia
Corre hacia los dibujos de los animales pintados en su cuarto
Les clava las uñas
a dragones
a delfines
y a tigres
como si quisiera sacarlos de las paredes
El enfermo cree que no lo logrará
Pero le parece bien que un niño rasguñe las paredes de un cuarto para sacar animales
La madre teme que el niño quiera abrir paraguas dentro de la casa para jugar a la lluvia
Porque no es de buena suerte eso de querer atrapar el agua
Porque no es de buena suerte eso de abrir paraguas bajos los cielorrasos
La madre teme que el niño de tanto hundir las uñas en la casa
descubra que los animales no están dibujados en la pared
descubra que la pared es una jaula
y teme que el niño abra la jaula
y que los animales no regresen nunca.
El trazo de la tiza
Te hablo de los domingos:
A veces los domingos entran a la casa sin corazón
Otras veces lo traen en la mano y el corazón tiene el olor de la comida trasnochada que se guarda en la nevera
Quiero hablarte de las moscas que lo miran empujar las puertas
igual que los borrachos cuando traen en los ojos la náusea del bar
Te hablo de la mosca brillante
La que no atrapé nunca
A la que le dejaba comida bajo la cama para que cayera en la trampa
A los domingos no se les puede poner trampas
Nunca comen del veneno que se les deja en la puerta
Creo que tienen los ojos de un héroe ebrio que jamás encontró la guerra
Por eso siempre buscan el duelo
por eso buscan morder la sangre de algún cuerpo que estira el cansancio en la cama
A Eme le harán una cicatriz en el pecho
Te lo confieso y lloró sobre mi estómago que ahora es una piedra que te cubre
No sé por qué al pensar en la cicatriz imagino el trazo de una tiza sobre un pizarrón
A Eme le rayarán el pecho
Es posible que también me pasen la misma tiza por el vientre
Por eso prefiero hablarte de los domingos
Me parece cruel pensar que el pecho de Eme es un pizarrón
A ella le preparan el cuarto de un hospital y yo te cuelgo una cortina de osos y reptiles en este cuarto que aún no te nombra y donde sin miedo podría esperar el fin del mundo
Esterilización
El niño busca la cicatriz por donde sacaron su cabeza
Cuando la encuentra
dibuja la cicatriz con un lapicero rojo en la pared
La madre
más tarde
sin saberlo
tendrá que limpiar su propia herida.
El puente
Soy un puente
Pero dime si crees que soy una jaula y me culpas de que no abra la puerta
Debo decirte que no existe ninguna llave que abra la oscuridad
Dime si debajo del puente se ve la incertidumbre en la cabeza de los ahorcados
Si tengo la rabia de los animales que tienen espumas en los ojos
Si tengo el dolor igual que un vagabundo arropado de pies a cabeza
Dime que no has visto el pánico como perro que hurga en las bolsas de basura
que el llanto no hace una mancha de petróleo en tu carne
que cuando nazcas enceguecido no mirarás atrás
pero buscarás la lluvia en el fondo de las piedras
que cuando des el golpe hacia afuera
no acabarás con el puente
lo dejarás sobre el río
aunque el río ya no exista
No le quitarás el trueno al mediodía
No le buscarás ninguna llave a la oscuridad
Dime
que no ofrecerás como salida otro laberinto
que de tu llanto no se abrirá el blanco del papel
para escribir el precipicio.
Radiografía
El niño se ha encontrado
la radiografía del enfermo
Es como mirar el cielo boca arriba ––dice
Hay tantas formas
Veo un gato que araña una piedra
y aquí una serpiente que se traga un conejo
El niño no sabe aún
si la radiografía es el cielo
o si el enfermo tiene un cielo por dentro.
La noche que vigila a los perros
La abuela escucha el brillo de la leche cuando hierve
Ella tiende el agua en las cuerdas del patio
tiende la noche en las cuerdas del patio
La llevo de la mano hacia la tumba de su hijo
Ella me envía a buscar agua al pozo del cementerio
Agua
para las flores
Agua
para la niebla
Agua
para el hijo muerto
Aquí traigo el agua, abuela
Aquí tus zapatos
Aquí traigo tus ojos
Yo los encontré
Hay demasiado frío, abuela
Hay demasiado
infierno en los hospitales
Hay demasiadas
flores en los cementerios
Sé que buscas la luz en las manos de la gente
Sé que buscas la lluvia en las manos de la gente
Han abierto las puertas a los perros, abuela
pero nadie viene abrir la tumba de tu hijo
Nadie viene a abrir tus ojos
Hay huertos de nieve, abuela
La gente sumerge la cara en montañas de hielo
Hay gente que ve la oscuridad a través de los cristales
Vamos a encender faroles en la orilla de la casa
Veamos cómo se hace la mañana en el ojo del fuego
Yo quiero ver, abuela
Mira que ya traje las flores
Mira que ya recogí el agua
Ya imaginé que era un caballo entrando por la puerta del cementerio
Ya tengo la noche vigilando a los perros para que no salten la verja
No la saltarán
No vendrán a lamer tus pies bajo la mecedora, abuela
Se acercan las mujeres que rezan en voz alta por las calles
Se acercan las mujeres que rezan en voz alta por las calles
Traen cruces en los pechos
Oraciones del rosario en los pechos
Veo pañuelos blancos
Muchos pañuelos blancos como si nacieran de sus bocas
Podrían también ser tigres blancos, abuela
Créeme
Quizás los tigres y las mujeres no existen
Quizás los tigres tienen una procesión en otro lugar
y lo sabes
Porque hay una procesión para los ciegos, dices
Pero no estás ciega, abuela
No te miento
Créeme
Solo tienes la luz enjaulada
Y nadie vino a abrir la puerta
Y nadie vino a abrir la puerta
Solo tienes la luz enjaulada
Y la luz se te rompió en los ojos.
Quirófano
Creo que soy un muro al que le trazan un agujero para que salga la luz
Quién lo creería
También soy una cruz en el quirófano
Lo sé:
Este lugar es brutal
No escucho la sangre que se pega a la herida de los cuchillos
El cuerpo es un pez con los ojos congelados que aún tienen el salto del agua
Estaré en este hospital hasta que las aletas revienten el hielo
Lo sé:
Los hospitales son neveras llenas de desinfectantes que buscan la blancura que no existe
No le pongan gasas a mi temblor
Escuchen los glaciales que bajan por mis piernas
Mis piernas que ahora son dos hipocampos muertos en la orilla
Mi carne está agujerada
Me amarran como un animal rabioso
Y todo mi cuerpo convulsiona
Dicen que me calme
Y siento que un cielo de pólvora va a explotarme por dentro
Han atado mis brazos
Han partido mi vientre
Quién lo creería
En la luz de este quirófano
veo el bisturí con el que abrirán mi destino.
El mapa de las puertas
La risa de un niño imita la forma del filo
Me espanta
Le muestro el miedo en las sobras de comida que dejó el mediodía
No se asusta
Le digo que en la cocina hay cabezas de pescados colgadas de los platos
y el niño no se asusta
Sáquenme de aquí
Aún me pierdo en esta casa
Aún no memorizo el mapa de sus puertas
Ábranlas todas
Un hospital de recién nacidos está a punto de abrirse en la pared
Sépanlo
No es un invento:
El niño trae entre sus manos un relámpago para estallármelo en el pecho.
Amenaza de aborto
Esta sangre que baja por mis piernas
no pueden ser tus manos
Esta sangre que baja por mis piernas
no puede ser tu cabeza
Esta sangre que baja por mis piernas
no puede ser tu boca
Espera que abran la puerta del hospital
Agárrate fuerte
Espera que me salga algún dios de las palabras
que la luz del quirófano incendie los ojos
Dime que hay una cuerda
Dime que la ves
Dime que ya la encontraste
No es hora de salir
Muchacho
Esta sangre no es tu cuerpo
Tienes que entenderlo
Es imposible
Las manos de tu madre no lograrán sostenerte
porque es imposible arrullar la sangre
Tienes que entenderlo
Si bajas te secarás como el musgo en las piedras
y mis manos no son piedras
Tienes que saberlo
Este no eres tú
No bajes
No golpees la puerta
Detente
Dejas algo importante
Olvidas
tu propio cuerpo.
Fadir Delgado Acosta: Magister en Creación literaria. Premio Nacional de poesía de Colombia, 2023, otorgado por el Ministerio de Cultura de este país. Premio Internacional de poesía Tiflos de España 2020. Premio de Poesía Universidad Nacional de Costa Rica, 2021. Fue finalista del Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe de España, 2022, y del Juan Ramón Jiménez de Coral Gables, 2022 de EE.UU. Premio Distrital de poesía de Barranquilla, 2017. Premio Distrital de Cuento de Barranquilla, 2018. Premio en Poesía del Concurso Internacional de literatura de la Universidad de Buenaventura, Colombia, 2014. Mención del Premio Internacional de Poesía de Puerto Rico, y del Tomás Vargas Osorio de Colombia, 2020. Algunos de sus libros publicados son: El último gesto del pez, No es el agua que hierve, Escritura del precipicio (Colombia) Lo que diga está lleno de polvo (Ecuador), Amenaza de aborto (Puerto Rico), Sangre seca en el espejo (Costa Rica), y la Temperatura exacta del miedo (España), entre otros. Ganadora de la Beca de Circulación Internacional para creadores, 2018, que otorga el Ministerio de Cultura de Colombia. Ganadora de la Residencia Artística en Montreal por parte del Ministerio de Cultura de Colombia y el Consejo de Artes y Letras de Quebec, en el área de literatura. 2013. Es tallerista en creación literaria y coordinadora de proyecto de la Fundación Casa de Hierro de Barranquilla-.
Semblanza y fotografía proporcionadas por Fadir Delgado
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