Los personajes de Kafka representan, en suma, al hombre consignado que sufre obedientemente su fatalidad, sin preguntarse, sin angustiarse, sin vengarse. Este hombre, que padece generalmente, se deja guiar, se acostumbra a la tortuosa y lenta consunción.
Recordemos al artista del hambre: este era un hombre que ayunaba para vivir. En un principio, cuando divertía a la gente con sus prolongados ayunos, hacía cierto trabajo, padecía un poco. Después, cuando se acostumbró a ayunar indefinidamen